¿Por qué volar es más seguro que nunca?

Mila Méndez Otero
MILA MÉNDEZ REDACCIÓN / LA VOZ

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Arne Dedert | DPA

El 2017 se cerró sin grandes catástrofes aéreas y fue el mejor año de la historia de la aviación civil gracias a los sistemas de predicción de accidentes

04 ene 2018 . Actualizado a las 07:48 h.

En el mismo año en el que el transporte aéreo marcó máximos de pasajeros desplazados, los operadores han podido celebrar otro éxito, esta vez relativo a la seguridad. La agencia holandesa The Aviation Safety Network (ASN) ha lanzado el dato que todavía tienen que confirmar entidades como la OACI, la Organización de Aviación Civil Internacional, dependiente de las Naciones Unidas. En todo el 2017, en ningún rincón del mundo, hubo que lamentar víctimas mortales en los vuelos comerciales a propulsión, es decir, en las aeronaves de pasajeros de las grandes aerolíneas. «Me sorprende gratamente. Empezamos a ver los frutos de los esfuerzos realizados», confiesa Javier Martín-Chico, jefe del departamento técnico del Sepla, el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas. «Con tantos vuelos que se mueven, despegan y aterrizan a cada segundo, es un resultado muy significativo», coincide David Fernández, director de la escuela de pilotos gallega AFN.

Aunque la ASN excluye de su listado los actos de suicidio, sabotaje y secuestro, los siniestros en helicópteros y aeroplanos militares, así como los accidentes en aviones comerciales de turbohélices, donde contabilizó diez casos el pasado año con 44 pasajeros muertos y 33 personas fallecidas en tierra, el balance sigue siendo bueno.

Cambios en la seguridad

«La nueva directiva europea, la Air Ops, ha sido imprescindible para esto», apunta Javier Martín Chico, profesor además del Grado en Gestión Aeronáutica de la Autónoma de Madrid. Martín Chico, que también trabajó como instructor de vuelo para la compañía Iberia y es perito de accidentes, explica: «La normativa de la EASA cambió en el 2015 para introducir los sistemas de gestión en seguridad operativa. Ha sido un gran avance. Antes, estos procedimientos eran reactivos, se ponían en marcha después de un incidente grave. Ahora son predictivos. Se adelantan a posibles eventualidades en base a todos los datos que un avión es capaz de grabar y enviar a tierra y de los informes de todos los implicados en un vuelo. Se activan ante cualquier decisión: cambio de ruta o nuevo destino. Además, la cultura de la seguridad ha crecido y eso se nota en los reportes de los pilotos y personal involucrado».

El director de la escuela de aviación comercial con base en el aeropuerto de Alvedro, David Fernández, añade: «Todos los operadores aéreos, las compañías pero también nosotros, como escuela, tenemos que contar con este departamento. El personal se ha concienciado de que la seguridad es la prioridad. Se controla todo al milímetro. El sistema de gestión pone filtros que se anticipan a los fallos. La mejora tecnológica de las aeronaves y la mayor exigencia en la formación de las tripulaciones también ayuda».

¿Sucederá lo mismo este año 2018? «Los cero accidentes en los aviones de línea de las grandes aerolíneas son difíciles de repetir. Con todo, uno o dos siniestros no supondrían un retroceso si tenemos en cuenta la multitud de vuelos que hay», opina Martín Rico. Implementar los sistemas de seguridad operacional en toda la aviación es uno de los grandes retos. Desde los viajes privados a los trabajos en el aire.

En el 2017 se registraron cerca de 37 millones de vuelos en todo el mundo

Aunque Donald Trump se atribuya el mérito de la reducción de las víctimas aéreas en EE.UU., los avances en la disminución de la cifra de accidentes son el resultado de un «trabajo global», sentencia el consultor de seguridad operacional Javier Martín Chico. El 2005 fue el último año en el que la cifra de fallecidos superó los 1.000. Aunque la seguridad 100 % es imposible, volar sigue siendo el transporte con menor ratio de siniestralidad: una relación de un accidente por cada 7,3 millones de vuelos el pasado año.

Drones y baterías de litio, entre los nuevos retos

m. m.

pese al aumento continuo de la seguridad desde que en 1946 comenzaron los registros, los vuelos de línea lidian con nuevas preocupaciones.

Aparatos electrónicos

El informe de la ASN alerta sobre los riesgos que suponen los aparatos electrónicos que llevan en sus equipajes los viajeros. ¿El motivo? Las posibilidades de incendio o explosión de las baterías de litio. «Sí es cierto que son una amenaza y por eso se han diseñado procedimientos», reconoce Javier Martín Chico, jefe del Departamento Técnico del Sepla.

Drones y RPAS

Han irrumpido en un espacio aéreo que «al final, todos compartimos», dice Martín Chico. Por eso, añade, «tenemos que crear unos sistemas de seguridad y formación que también incluyan a los vehículos aéreos no tripulados o remotos».

Compañías transnacionales

«Ryanair, Norwegian o EasyJet operan en muchos aeropuertos y con muchas bases en diferentes países. Hay que unificar en lo posible todas las normativas para que trabajemos amparados bajo el mismo paraguas», aconseja el responsable del sindicato.

Crecimiento imparable

Será «brutal», en palabras del consultor de seguridad operacional y también según las últimas proyecciones de Airbus y Boeing. Un aumento del número de vuelos que se traducirá en una mayor demanda de aeronaves, además de pilotos y demás tripulación. «Desde las escuelas de formación a las compañías, hay que abarcar todos los escalones en los controles», considera.