Aprender a discutir con criterio

Iván Rotella REDACCIÓN

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Una pareja discutiendo
Una pareja discutiendo

La pareja que no discute nunca debería revisar sus formatos de comunicación

14 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Una vez acabadas las navidades me ha vuelto a quedar claro que necesitamos revisar con mucho cuidado unas pautas para poder discutir con criterio, algo que se echa de menos en todos los ámbitos de la vida e imprescindible si hablamos de vida de pareja. el Diccionario de la Real Academia de la Lengua que DISCUTIR es: «1.tr. Dicho de dos o más personas: Examinar atenta y particularmente una materia. 2.tr. Contender y alegar razones contra el parecer de alguien». Expresado así, discutir parece una forma de lo más civilizada para comunicarnos y contrastar opiniones pero más de quince años de trabajo con parejas en una consulta sexológica te lleva a tener claro que cuando pensamos en discutir pensamos en muchas cosas que se parecen poco a «Contender y alegar razones contra el parecer de alguien»... En este caso ese «alguien» es nuestra pareja. Pero, ¿Sabemos discutir? y lo que es más importante, ¿sabemos discutir en pareja?

Discutir forma parte inherente de la vida de pareja. Es una de las formas de comunicación más habitual y es importante que exista. Así mismo, discutir es un claro inhibidor deldeseo en muchas personas, por eso es importante saber discutir y que algo tan frágil y que tenemos que cuidar tanto como el deseo no se vea afectado y podamos discutir de forma provechosa sin efectos secundarios desagradables. 

No es mejor la pareja que no discute, igual que tampoco la que solo sabe comunicarse discutiendo. La pareja que no discute nunca debería revisar sus formatos de comunicación, si hablan, si solo callan, si ceden constantemente, si simplemente cada uno o cada una obvia la opinión de su pareja. En el lado contrario, tenemos a las parejas que constantemente discuten. Estas suelen ser fiel reflejo de una equivocada forma de comunicarse o simplemente muestra un evidente hastío en la relación. Pero entonces, ¿cómo discutir? Vamos con ello.

Discutir debe tener una utilidad clara y debe servir siempre para aportar. Las discusiones tienen que tener el objetivo claro de confrontar dos opiniones para llegar a un acuerdo lo más cerrado posible y elegir una de las dos o construir una tercera que satisfaga lo más posible a ambos miembros de la pareja. Para discutir con criterio la pareja debe partir del hecho de que se respeta (esto no es negociable ni matizable) y, por supuesto, se quiere e incluso se desea. Sin estas bases, la pareja está condenada a desaparecer y las discusiones son simplemente ponerle la puntilla, mostrar un malestar que solo pretende finalizar de una vez la relación. Pero si no es nuestra situación y queremos discutir con criterio pero no sabemos pues podemos tratar de aplicar estas pautas. Aquí van algunas de las más importantes:

Pautas Genéricas: Gritar o insultar o menospreciar nos quita la razón en cualquier discusión, aunque la tengamos. Eso no es discutir. Es descalificar, agredir, maltratar a la otra persona. Es una clara falta de respeto y deja claro que la persona no nos interesa en absoluto, nos molesta y da pistas sobre una posible relación ya en vías de finalizar o una forma de comportamiento violento del que es mejor alejarse o tomar las necesarias medidas legales

Así mismo, las discusiones tienen que ser concretas. Es recomendable discutir solo una cosa cada vez. Hay personas que acumulan, acumulan, acumulan y , en un momento dado, explotan por una tontería y se ponen a discutir todo lo acumulado a la vez y a desahogarse. Con ese formato no conseguimos cerrar ninguna discusión, no avanzamos, desconcertamos y enfadamos a la otra persona y no tiene utilidad ninguna por que la otra persona no sabe realmente que estamos discutiendo y no entiende por qué hablamos de otros temas diferentes al que se supone que provocó en ESTE momento la discusión.. Hay que discutir cada tema por separado y la discusión tiene que tener siempre un afán solucionador y plantearse en positivo, para aportar algo a ambos miembros de la pareja.

Pautas Concretas:

1) Argumentación: La argumentación en una discusión debe ser siempre clara. Ambas personas tienen que saber QUÉ están discutiendo y por qué. Es imprescindible dejar acabar cada argumentación antes de dar la propia y viceversa. Las argumentaciones tienen que ser concretas, no puedes estar argumentando horas ya que es muy fácil que acabes diciendo lo  mismo una y otra vez. Hay que dejar hablar y no argumentar muchas cosas a la vez. Primero una, hasta agotarla o solucionarla, y luego otra. Debemos aportar hasta que veamos que discutimos varias veces lo mismo. En ese momento hay que cortar la discusión y reconsiderarla o cambiar los argumentos. Si no llegamos a acuerdos no pasa nada, siempre que respetemos el punto de vista del otro y construyamos algo lo más parecido un punto medio común que nos permita zanjarlo todo de la mejor manera posible. Estamos demasiado habituados a escuchar para contestar y la clave debería ser escuchar para COMPRENDER.

2)Reproches: los reproches son algo muy poco útil en cualquier relación de pareja. Los reproches solo buscar hacerle daño al otro o a la otra. Nunca construyen, solo destruyen. Podemos criticar algo que la pareja ha hecho o dicho si le decimos por qué nos ha molestado lo que ha hecho y como hubiese sido la mejor forma, desde nuestro punto de vista, de actuar o que debería haber dicho. Si sustituimos los reproches por crítica constructiva, nuestra relación lo agradecerá siempre. Si nos equivocamos y nunca nos explican como hubiésemos hecho las cosas de mejor forma y sin hacer daño ninguno, no aprenderemos y seguiremos haciéndolo. El reproche perpetúa situaciones, momentos y comentarios desagradables y son un claro erosionador de los cimientos de la pareja.

3) Pasado. Discutamos cosas actuales, para solucionar problemas actuales. Si queremos discutir algo antiguo advirtámoslo y expliquemos por qué, siempre y cuando sea un tema que no se cerró nunca. Si no se llega a un acuerdo, hay temas que es mejor guardar en un cajón. No olvidar, pero si quitarlo de la vista y guardarlo. Una evidente equivocación es echar constantemente en cara cuestiones ya pasadas, que no sirven ni aportan nada. Hay que cerrar los temas definitivamente y evitar las discusiones eternas. Si no somos capaces de evitar sacar constantemente temas pasados, es preferible revisar si nos compensa seguir con la relación o no.

4) Vencedores y/o Vencidos. En una discusión no se busca vencer, imponer, ganar, pisar, humillar, avergonzar, etc. Se busca contrastar y hacer más sólida la relación. No es una competición. No pensemos que nuestra pareja busca hacernos daño de forma gratuita e intencionada. Si discutimos para humillar y quedar por encima de nuestra pareja o para "defendernos" de ella y para ello hacemos daño conscientemente, ¿realmente es una «relación de pareja»?

5) Momentos: Las discusiones no pueden realizarse en cualquier momento y en cualquier lugar. Es importante que sea un momento lo más propicio para ambos, si puede ser de tranquilidad pues mejor. Nunca hay que discutir en la cama. La cama es un sitio de descanso, ya sea dormir, tener relaciones, siestas o lo que sea. Discutir justo antes de dormir estropea la relación, las relaciones y el descanso. Hay que evitar discutir delante de otras personas, da igual que sean familia o amistades. La discusión incumbe solo a la pareja y es la pareja la primera que debe poner soluciones. Si no es posible entonces puede ser el momento de pedir consejo familiar o amistoso o acudir a un profesional de la Sexología.

6) Reconciliaciones: En términos generales, se supone que habitualmente hombres y mujeres nos sentimos de forma diferente después de discutir. Esa misma generalidad social nos muestra que los hombres solemos recuperar de forma más rápida el humor, incluso el deseo. Las mujeres suelen necesitar otro ritmo. Respetemos el ritmo de cada persona, sea hombre o mujer, y cuando ambos ya estemos bien, podemos tener una reconciliación cariñosa, mimosa, erótica, comprensiva o como nos apetezca. Esa reconciliación da por zanjado ese tema. La siguiente discusión, sobre otro.

Poner en práctica todas estas pautas lleva tiempo y necesita  mucho diálogo, pero sin tiempo compartido para construir y sin diálogo no hay pareja. ¿Merece la pena? Si la respuesta es evidentemente SI, no perdamos de vista estas pautas, que pueden ser muy útiles.