Internet de las cosas y las puertas abiertas de nuestras casas conectadas

César Rodríguez Pérez
CÉSAR RODRÍGUEZ BARCELONA / ENVIADO ESPECIAL

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Álex López-Benito

La seguridad, uno de los principales retos a resolver en el mundo ciberfísico de máquinas y hogares conectados

28 feb 2018 . Actualizado a las 12:12 h.

«Inteligente no significa seguro». El eslogan es rotundo. Y cierto. Lo usó ayer en el Mobile World Congress de Barcelona la empresa rusa Kaspersky para llamar la atención sobre uno de los principales problemas que amenazan el desarrollo de la Internet de las cosas, esa revolución (ya en marcha desde hace varios años) en la que la mayoría de los objetos cotidianos y todo tipo de máquinas se comunicarán e intercambiarán datos sin intervención del ser humano.

El mundo está cambiando. Se vuelve ciberfísico. Se multiplican las conexiones, las ventajas, la vida se hace más fácil. Pero también las amenazas. Ya no solo podemos perder datos o dinero. Un ataque, una vulnerabilidad o un error pueden afectar a la vida cotidiana o ala salud. Pongamos un ejemplo real. Un fabricante de cerraduras inteligentes hizo una actualización defectuosa y provocó que se bloquearan las puertas de cientos de casas. Muchos propietarios no pudieron entrar o salir. La anécdota, y otros casos relatados por los expertos de Kaspersky, ilustran a la perfección que las reglas del juego han cambiado.

Las casas conectadas ya son una realidad. En el mercado hay cámaras que monitorizan lo que pasa en el hogar; bombillas que se encienden de forma remota y/o programada, enchufes, lavadoras, microondas... Casi todos los dispositivos domésticos pueden llevar pegada la etiqueta smart. Es decir, son capaces de transmitir y recibir información, pero para realizar su función necesitan dos máquinas esenciales: la primera, un router que proporcione red y sirva de entrada y salida a Internet; la segunda, un hub (centro de control) que gobierne, supervise al resto de aparatos y se comunique con el usuario. Las dos son decisivas para la seguridad del sistema. Podría decirse que son las puertas de una casa conectada. Y si no se vigila de forma adecuada, pueden quedar abiertas. De par en par.

Un modelo concreto de hub existente en el mercado tenía una vulnerabilidad que la exponía a ataques remotos de cibercriminales y dejaba al descubierto los datos de los usuarios. La descubrieron los técnicos de la empresa rusa, que avisaron a la compañía (no han revelado el nombre) y han aprovechado el caso para hacer varias recomendaciones de seguridad y reivindicar su aplicación para la Internet de las cosas.

No fueron los únicos. Otras empresas de referencia en el sector, como Avast o Eset, hicieron hincapié en el Mobile en la necesidad de blindar los hogares conectados y aumentar la seguridad con sistemas capaces de evolucionar con el paso del tiempo.

También el domingo, en el prólogo de la feria barcelonesa, Vodafone y Samsung anunciaron una alianza para la favorecer la aparición de casas inteligentes en España. En la presentación hicieron especial hincapié en que el sistema tenía una capa extra de seguridad, Knox, proporcionada por la compañía coreana. Y en otro acto la taiwanesa D-Link desveló un router con protección en tiempo real. Mi casa, conectada o no, debe ser un castillo.