Surfear bajo la nieve más allá del círculo polar ártico

AFP

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Varios amantes del surf desafían a las bajas temperaturas, dentro y fuera del agua, en las islas Lofoten, al norte de Noruega

13 mar 2018 . Actualizado a las 18:01 h.

El agua está a 4 grados y el aire a -15 grados. En principio no es el plan ideal para cabalgar las olas con una tabla de sur, salvo en Lofoten, unas islas al norte de Noruega donde se surfea en pleno invierno. Christina Kolbu y su amiga Solmoy Austbo, ambas estudiantes, viajaron durante tres días desde Stavanger en una minifurgoneta que también les sirve de hotel y que han estacioando en la playa de Unstad. En el interior de esta camioneta con reminiscencias hippies se atavían con una combinación íntegra, capucha, calcetines y guantes incluidos.

OLIVIER MORIN | AFP

Al salir del agua, caen unos grandes copos de nieve y es entonces, según la opinión general, cuando hace frío, mucho frío. «Prefiero surfear en agua fría, por eso vine aquí», explica Unn Holgersen, veterinaria de 32 años instalada desde hace un año en Svolvaer. «Me encanta esa sensación de salir del océano y morir de frío y tener que meter los pies en un cubo de agua caliente y cambiarse rápidamente», enumera deleitándose. «Además tenemos unos días límpidos, no hay mucha gente y el escenario es hermoso, es el paquete completo».

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El lugar es especialmente espectacular: un amplio horizonte abierto y una sucesión de cimas nevadas que se hunden en el agua a cada lado de la playa. Está situado un poco al norte del círculo polar ártico, en la misma latitud que el norte de Siberia y de Alaska. Pero uno se puede bañar en sus aguas durante todo el año gracias a la influencia de la corriente del Golfo, ese flujo oceánico caliente que atraviesa el Atlántico desde el Caribe y acaricia el litoral noruego. «Las olas son mejores en invierno, son olas de calidad, normalmente son más grandes y consistentes», explica Lisa Blom, de 38 años y gerente de un hotel a una hora de carretera. La ventaja en verano es la luz permanente, se puede surfear a cualquier hora. 

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«En 24 horas se pueden vivir todo tipo de experiencias extraordinarias: hacer snowboard por la mañana, surfear por la tarde y admirar las auroras boreales por la noche», explica Tommy Olsen, jefe del club de surf de Unstad.