El desastre económico en Venezuela favorece el auge de la tuberculosis

pedro garcía otero VENEZUELA / CORRESPONSAL

ACTUALIDAD

Juan Carlos Hernandez

La colonia gallega dice estar a salvo, pero le preocupa la escasez de medicamentos

24 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Todavía no ha llegado a la categoría de epidemia, pero los casos de tuberculosis aumentan en Venezuela. Pese a este contexto la colonia gallega está tranquila. «No constituye una preocupación en este momento» ningún tema sanitario, y «no hay un protocolo establecido» en relación con la tuberculosis, declaró un funcionario de la Embajada de España a La Voz. Lo hizo solo unas jornadas antes de la celebración, hoy, del Día Mundial de la Lucha contra la Tuberculosis, una enfermedad que en el 2016 acabó con la vida de 10,4 millones de personas en todo el planeta.

Las últimas cifras oficiales que maneja el Gobierno venezolano sobre la enfermedad son del 2015 (7.208 casos, con tendencia ascendente). Según oenegés como el Observatorio Venezolano de la Salud, esa tendencia se ha acelerado. «Uno siente que el problema está creciendo y creciendo. Es incontrolable», señaló uno de los miembros de ese colectivo, Jorge Díaz Polanco, en un comunicado en el que se atribuye al desastre económico que vive el país el incremento de una de las llamadas «enfermedades de la pobreza».

En este sentido, la expresidenta de la Red de Sociedades Científicas Médicas Venezolanas, María Yanes, apunta que cada semana llegan unas 20 personas al hospital de El Algodonal (sur de Caracas), con síntomas de tuberculosis. Eso no es nada extraño en un país en el que la pobreza extrema llegó a 61 % en el 2017, según la Encuesta de Condiciones de Vida que realizan universidades del país. La facultativa añade que «el tratamiento para atajar la enfermedad escasea -al igual que el resto de medicamentos- y que el Programa Nacional de Tuberculosis con el que la enfermedad llegó a ser erradicada hace 25 años no está funcionando como debería».

Mientras, parece que tanto la colonia gallega como el resto de españoles que viven en el país están a salvo de ello, al menos por el momento. Álvaro Gómez, también médico y director de la Fundación España Salud, dice que la institución -encargada de atender a los españoles residentes en Venezuela- no ha registrado ningún caso de un español que se haya presentado con síntomas de tuberculosis. Tampoco ha tenido que gestionar ningún tratamiento para la enfermedad. Lo mismo dice de la Hermandad Gallega de Venezuela, donde pertenece a la junta directiva.

A su juicio, el bienestar relativo del que aún disfruta la comunidad española en Venezuela, en su inmensa mayoría de clase media, la pone relativamente a salvo de la enfermedad. En cambio, añade, puede haber más alerta con enfermedades como la malaria o el sarampión, del que también hay un brote en el país. De todas formas, en el caso de la primera, al no haber en la Península el mosquito anófeles «la preocupación es cero».

Ante esto, desde la Embajada de España apuntan que, en caso de que en algún momento se valorara que hay un alerta en relación con la enfermedad, «actuarían como mera correa de transmisión de lo que decidieran las autoridades sanitarias españolas». En ese caso serían la Agencia de Medicamentos, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y el Instituto de Salud Carlos III los encargados de decidir las políticas.

La escasez de medicinas constituye una preocupación para la representación diplomática, pero «no tenemos margen de actuación», en tanto el Estado venezolano no se deje ayudar en lo que es una «dificultad real para conseguir medicamentos», indicó el portavoz de la Embajada.

Es justamente esa dificultad la que hace que la tuberculosis, la malaria y la difteria, tres enfermedades infecciosas superadas en el siglo XX, hayan reaparecido en Venezuela, indica Yanes. «En materia de salud pública, Venezuela ha retrocedido hasta la década de 1930. Hemos perdido 90 años» afirma la experta.