Reino Unido, fuera del GPS europeo

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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Londres puede perder su control en el sistema Galileo y depender de EE.UU.

27 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los británicos están en pie de guerra. El detonante no ha sido la abultada factura del brexit o la vigilancia del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE), sino la posible exclusión del Reino Unido del programa de satélites Galileo, un proyecto que nació en el 2003 para conseguir dotar a los europeos de su propio sistema de geolocalización, similar al GPS estadounidense.

 La desconexión británica de la UE no será solo política y económica, también espacial. La Comisión Europea ha dado órdenes a la Agencia Espacial Europea de «empezar a actuar como si Reino Unido ya no fuera parte del programa», según reveló ayer el diario Financial Times. Una actitud que ha encrespado los ánimos al otro lado del Canal de La Mancha.

 La primera ministra británica, Theresa May, está buscando el modo de presionar a sus socios para que no arrinconen a su país, que ya desembolsó un 12 % del coste total de fabricación y puesta en órbita de 18 de los 30 satélites que conforman la constelación. El cinturón estará completo en el 2020. Para entonces, Reino Unido ya será un país tercero. Lo será desde el 29 de marzo del 2019 y la UE no quiere que extraños tengan acceso a información tecnológica sensible. «Si la Comisión compartiera esta información estaría comprometiendo irremediablemente la integridad de ciertos elementos de estos sistemas», trató de explicar la institución. «Reino Unido se convertirá en un país tercero con todas sus consecuencias», insistieron ayer los portavoces europeos antes de señalar que cualquier demanda británica tendrá que ser estudiada en el marco de las negociaciones de la futura relación que mantendrá el Reino Unido con la UE. Por ahora, solo los miembros del club europeo pueden acceder al servicio público regulado (PRS), el sistema de navegación cifrado que se asemeja al GPS, aunque hay países negociando su participación.

Otro de los efectos que puede aparejar la potencial expulsión de Galileo son las pérdidas multimillonarias que podrían afrontar las empresas británicas. Además de trasladar el centro de control auxiliar satelital desde Swanwick a Madrid, a las compañías británicas se les impedirá participar en las contrataciones públicas previstas para el próximo mes de junio. En su lugar acudirán las francesas o alemanas.

Empresas españolas

En París y Berlín ya se frotan las manos. Aunque no son las únicas que han participado en el desarrollo de Galileo. Las españolas también se han llevado una parte del pastel. Hasta 13 firmas se involucraron en este macroproyecto espacial de 10.000 millones de euros (Thales Alenia Space, Indra, Mier, GMV, DEIMOS Space o Iberespacio entre otras).

No terminan ahí las desdichas para los británicos. El divorcio con la UE empujará al Reino Unido a caminar solo y a depender desde el punto de vista militar y civil de la tecnología de Estados Unidos. La navegación de trenes, aviones, coches y barcos seguirá bajo el control del Pentágono, donde se alumbró el GPS. Los terminales móviles de sus ciudadanos seguirán emitiendo coordenadas a través del sistema norteamericano. El resto de europeos lo haremos con Galileo, descolgándonos del control de Washington y ganando hasta 10 veces más precisión en el servicio.