Steve, un nuevo tipo de aurora boreal

Xavier Fonseca Blanco
XAVIER FONSECA REDACCIÓN / LA VOZ

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Xavier Fonseca

Este espectacular evento luminoso se produce en una región subaureal, más al sur de los polos, donde suelen generarse las auroras debido al diseño del campo magnético

08 feb 2019 . Actualizado a las 19:28 h.

La aurora boreal es uno de los eventos más bellos que ofrece la naturaleza. Un fenómeno, que se observa desde la Tierra pero cuyo origen se encuentra a 150 millones de kilómetros, en el Sol. «Se produce debido al choque de las partículas del viento solar y las moléculas de la atmósfera», explica Pedro Pablo Campo, investigador del Observatorio de la Universidad de Santiago. Esa colisión genera un luz que adquiere una estructura alargada y que se encuentra suspendida a unos 90 kilómetros de altura. Puede ser de varios colores; verde, azul o rojo. «El rojo se produce en las capas altas por el oxígeno. El verde en latitudes intermedias e implica al nitrógeno molecular y al oxígeno atómico. El azul se emite en capas más bajas por el nitrógeno molecular», apunta.

Pero el cielo esconde todavía muchos secretos. Un grupo de astrónomos aficionados de Canadá acaba de encontrarse con uno. Han entregado a la comunidad científica pruebas fotográficas de auroras de color púrpura, un color nunca visto hasta ahora. El fenómeno recibe el nombre de Steve, como lo bautizaron sus descubridores y es un gran ejemplo de ciencia colaborativa. «No es un tipo de aurora sino un fenómeno atmosférico relacionado con las auroras. Se cree que se produce por una corriente de partículas a alta temperatura», comenta Campo. «Hai que ter en conta a incandescencia. A unha temperatura moi elevada a emisión entra no espectro visible», añade el físico Jorge Mira.

Este espectacular evento luminoso se produce en una región subaureal, más al sur de los polos, donde suelen generarse las auroras debido al diseño del campo magnético. Eso sí, no parece algo probable que Steve pueda asomarse por el cielo gallego. «En condiciones normales no. Pueden verse entre 10º y 20º más al sur de la aurora boreal. Para verse en Galicia tendría que producirse una tormenta geomagnética que extendiese el área», termina.

Observar una aurora desde la comunidad es difícil pero no imposible. Hay antecedentes. El 25 de enero de 1938 el cielo se tiñó de un rojo eléctrico. En Lalín, muchos gallegos asustados corrieron a preguntar al matemático Ramón María Aller, uno de los padres de la astronomía gallega. Aller les explicó que estaban viendo una aurora. Medio siglo después, el 13 de marzo de 1989, el actual director del observatorio de la USC, José Ángel Docobo, presenció el fenómeno en Santiago. «O ceo estaba de cor vermello. O principio daba a sensación de que era un incendio forestal. Enseguida nos dimos conta de que o sol estaba en máxima actividade e que en realidad era unha aurora», relata Docobo.