El muro que quiere frenar un desierto

Xavier Fonseca Blanco
XAVIER FONSECA REDACCIÓN / LA VOZ

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Xavier Fonseca

El Sáhara tenía en el pasado tanta vegetación como Galicia, pero sufrió un cambio climático brusco

18 feb 2019 . Actualizado a las 13:52 h.

El Sáhara no siempre fue un desierto. En el pasado tenía tanta vegetación como Galicia. Un período de su historia conocido como El Sáhara Verde. Pero el clima es algo que experimenta cambios de forma cíclica, provocados, por ejemplo, por variaciones en la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Estas alteraciones aumentan y disminuyen la cantidad de radiación solar que llega a la superficie. Hace unos 5.000 años, el Sáhara sufrió uno de esos cambios climáticos bruscos. La energía solar se redujo y alteró el régimen de monzones, que hasta ese momento generaban abundantes precipitaciones. Desde entonces es la región cálida más grande del planeta. Las poblaciones que residían allí tuvieron que emigrar. Muchas huyeron a la zona de agua segura que tenían más cerca, el Nilo. Los pueblos que se asentaron frente al río, evolucionaron y acabaron creando una de las civilizaciones más importantes de la historia, la egipcia.

Hoy el Sáhara vuele a ser escenario de un cambio climático. Esta vez el origen no responde a causas naturales sino a la actividad humana. El desierto está ampliando sus dominios debido al calentamiento global, que favorece, entre otras cosas, la desertización del terreno. Una investigación reciente realizada por la Universidad de Maryland asegura que se ha expandido un diez por ciento solo desde 1920. Los autores del estudio añaden que este efecto podría aplicarse también al resto de las zonas áridas del mundo.

Sin embargo, el pueblo africano está llevando a cabo uno los proyectos medioambientales más ambiciosos de la historia, que podría devolverles un poco del verde que perdieron antaño. Cuando se complete será una de las nuevas maravillas de la Tierra. Lo han bautizado como la gran muralla verde y se trata de un extenso cinturón de árboles que recorre el continente de oeste a este a lo largo de más de siete mil kilómetros pasando por una decena de países.

El muro natural podría estar terminado en dos décadas y su objetivo fundamental pasa por frenar el avance del desierto que amenaza la seguridad alimentaria de unos 500 millones de personas. Falta saber si el muro cumplirá con su cometido pero recientemente los países que forman parte del proyecto han logrado captar un poderoso aliado: China. Desde hace medio siglo, el gigante asiático está levantando un muro natural para frenar al desierto del Gobi, cuyas dimensiones también están aumentando. El proyecto tratará de reforestar algo menos de 5.000 kilómetros hasta el 2070. China apoyará a las regiones africanas con la tecnología que está usando para que ellos también puedan construir su gran muralla natural.