¿Por qué no me felicita mi jefe si es gratis y sano?

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Mabel Rodríguez

«En el país de la envidia eso de reconocer el buen trabajo del otro no está en el ADN de nuestra cultura», asegura un experto en liderazgo

29 jul 2018 . Actualizado a las 09:33 h.

Francisco Muro, presidente de Otto Walter Internacional y experto en comportamientos de liderazgo, es muy claro cuando advierte que España es mala felicitando, «en el país de la envidia eso de reconocer el buen trabajo del otro no está en el ADN de nuestra cultura y, hasta cuando lo hacemos, pocas veces se hace bien». Y eso pese a que dar la enhorabuena -de forma más o menos efusiva- es gratis y, seguramente, sano, además de ser una excelente herramienta para incrementar el nivel de motivación y compromiso.

Es muy común dentro de las organizaciones utilizar un comentario similar a «esto está bastante bien, pero hay que acabarlo mejor». Los jefes pretenden incidir en la motivación de los colaboradores, pero de esa manera no lo conseguirán porque una felicitación efectiva ha de ser sincera, específica, inmediata y sin peros.

Desde la consultora ofrecen siete ideas para felicitar de la manera correcta.

Primera. «Esto va bien» o ¡Qué bueno eres!», por ser fórmulas generalistas, se quedan a medias y no son una verdadera felicitación. Esta siempre debe referirse a un comportamiento concreto, a una acción específica y perfectamente identificada que se haya distinguido por su excelencia: «Muy bien por tu perseverancia» o «Enhorabuena por tu rapidez de respuesta».

Segunda. Si no se quiere felicitar, es mejor no hacerlo a intentar cumplir el expediente o quedar bien con un comentario elogioso falso. No sirve para nada. Sin embargo, «¡Hasta con palabrotas suena a gloria si es de verdad!», recalcan en Otto Walter Internacional.

Tercera. Dar las gracias no es felicitar, «es un comentario cordial, que no aplaude el trabajo ajeno». «Es más -se explica desde la consultora-, el colaborador se puede preguntar ¿gracias por qué? Si me dan las gracias por hacer mi trabajo es porque deben haber ganado algo con ello, luego me deben algo. Uno da las gracias cuando le han hecho un favor, cuando le han ayudado o cuando le dan algo».

Cuarta. La felicitación ha de hacerse en caliente, justo al contrario de la corrección que es mejor hacerla siempre en frío, templados. Solo se debe esperar, como mucho, una semana para reconocer el buen trabajo del empleado.

Quinta. Muro explica que «muchos jefes utilizan la felicitación como suavizante del garrotazo» y están equivocados porque la otra persona no habrá escuchado el elogio que habrá sido borrado y sepultado por el reproche.

Sexta. Por ir a la luna, claro que te pueden felicitar, pero lo deseable sería hacerlo por esos pequeños logros frecuentes. «El buen comportamiento y el cumplimiento de compromisos -explica el consultor- es algo demasiado valioso como para dejarlo pasar sin una apreciación». «Cada viernes -añade- todo directivo debería preguntarse a quién debe felicitar de su equipo, y si la respuesta es a nadie, tiene que pensar que no estuvo atento a la actuación de su gente».

Séptima. Unas manos aplaudiendo en un wasap son un gesto suficiente. Vale también un email con copia a varios colaboradores felicitando a alguien por un logro o esfuerzo, una llamada de teléfono, etcétera, etcétera. Lo de «he estado dos semanas de viaje y no he podido felicitar a nadie» ya no vale. Solo demuestra el nivel de envidia.