Katherine Johnson, la mujer que ayudó a llevar el hombre a la Luna, cumple 100 años

c.r. MADRID / EFE

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PAUL BUCK | EFE

Fue su maravillosa capacidad para el cálculo lo que ayudó a poner en órbita el Apolo XI

26 ago 2018 . Actualizado a las 18:13 h.

A Katherine Johnson, que hoy cumple cien años, le encantaba contar. De hecho lo contaba todo, hasta los platos que lavaba, y fue su maravillosa capacidad para el cálculo lo que ayudó a poner en órbita el Apolo XI, que llevó por primera vez al hombre a la Luna.

Las grandes misiones científicas son fruto del esfuerzo combinado de grandes equipos en los que todas las aportaciones cuentan, como la de Johnson y otras mujeres afroamericanas, cuya labor en la NASA fue durante años desconocida para el gran público, hasta la llegada de la película del 2016 Figuras ocultas.

Ella fue una de las mujeres negras que formaban un equipo en el Centro de Investigación Langley para calcular la trayectoria de los primeros lanzamientos espaciales, unas operaciones que hoy hacen los ordenadores, pero en los años sesenta los «ordenadores llevaban falda», según sus palabras recogidas en los numerosos documentos que la NASA le dedica en su web.

Primer viaje al espacio

Fueron sus cálculos los que ayudaron a que la misión Apolo XI llegara a buen puerto y a que Neil Armstrong pisara la Luna en 1969, pero también fijaron la trayectoria del primer viaje al espacio de un estadounidense, Alan Shepard, en 1961. Cuando la NASA empezó a usar ordenadores para la misión en que John Gleen orbitó la Tierra por primera vez (1962), le pidieron verificar los cálculos de la máquina. «Si ella dice que son buenos, estoy listo para ir», dijo el astronauta, según recuerda Johnson. De hecho, la NASA reconoce en su web que «no habría podido hacer esas cosas sin Katherine Johnson y su amor por las matemáticas».

Johnson fue una niña curiosa y brillante nacida el 26 de agosto de 1918 en White Sulphur Springs (Virginia, EE. UU.). A los 10 años ya cursaba secundaria. Entró en la Universidad Estatal de West Virginia, donde se graduó en Matemáticas y francés con los máximos honores, en 1937. Fue maestra, pero pronto entró en la NASA. Es defensora del trabajo duro, pero sobre todo de disfrutar de él. «Yo fui a trabajar contenta cada día durante 33 años. Nunca me levanté un día y dije: no quiero ir a trabajar».