(Des) ilusión

Josu Alonso
Josu Alonso GIJÓN

SPORTING 1905

Fernández Sporting
Fernández Sporting

Artículo de opinión

12 dic 2017 . Actualizado a las 22:01 h.

Lo han vuelto a conseguir. Era difícil hacerlo, casi imposible pero lo han logrado. Cinco meses después de arrancar la competición Javier Fernández y su séquito han conseguido que a la gente se le quite la ilusión por este Sporting. Un equipo que ahora mismo es fiel reflejo de lo que son sus dirigentes. Un conjunto ramplón, en tierra de nadie cuyas posibilidades de ascenso son nulas a tenor de lo visto.

El caso Herrera pasará a los manuales de estilo de la comunicación para explicar cómo no se debe gestionar nunca una destitución. El secretario del Consejo y su portavoz descartaban que en principio el lunes se tomaran decisiones. Por la tarde sucedía lo contrario. Tan solo unas horas de diferencia para acabar desmontando la mentira. ¿La razón? A este consejo y a este dueño no les gustan los medios de comunicación y eso se nota cada vez que se les escucha hablar. Exactamente igual que la facilidad que existe para mentir o, dicho de otra manera, no contar la verdad. El papelón del portavoz Fernando Losada continuaba por la noche cuando tampoco daba por confirmada la salida de Herrera. Eran las nueve. Otro de los problemas de este Consejo: nadie es capaz de comunicar nada porque nadie está preparado para ello. Las primeras informaciones, todavía sin hacerlo oficial, llegaban a la una y media de la tarde. Todo se basaba en que querían cerrar la salida de Herrera y es que el catalán quería cobrar lo firmado. Algo lógico y normal pese a que alguien se pueda sorprender. La oficialización de la destitución de Herrera se producía casi 24 horas después de que todo el mundo lo supiera.

La pregunta del millón es ¿dónde han estado Miguel Torrecilla y Javier Fernández? Al director deportivo se le volvió a ver en la presentación de Rubén Baraja. Su fracaso con la apuesta de Herrera supone su propia derrota por lo que debería haber cogido el mismo camino que el catalán. Por cierto, este club vuelve a tropezar con la misma piedra. A Baraja se le ha firmado esta temporada y la siguiente. ¿No han aprendido de la experiencia con Herrera que había acordado dos años? Torrecilla mucho deberá mejorar para llegar al aprobado. Decir que tener al vallisoletano en el Sporting es un «honor» es para analizar. Debería ser al revés. Este míster, cuya suerte será la de todos, se pone al frente de un gran club en la que es su oportunidad para reivindicarse como entrenador.

De Fernández poco se puede esperar. Desaparecido en combate desde hace algunos días, él y su padre han pulido 29 entrenadores en 25 años. Solo en este 2017 van cuatro. Brillante gestión. El cambio de Herrera a Baraja es simplemente un bandazo más. ¿Cómo explicar que se pasa del técnico que más partidos ha dirigido a un entrenador con algo más de 50 encuentros? El mismo camino que las confecciones de las plantillas. 26 futbolistas en las dos últimas temporadas (sin contar lo que llegará este mercado invernal) para estar en la décima posición y sin ser capaz de ganar a nadie de los teóricos rivales de tu liga. Javier Fernández fue cuestionado tras la derrota ante el Cádiz por el futuro del ya ex técnico. Ni tan siquiera se paró a responder a los medios, lo hizo casi a la carrera. Hay unas responsabilidades que uno debe asumir y, a día de hoy, el dueño sigue sin entender que en el salario que cobra también se incluye atender a prensa, radio y TV. 2018 está al caer. No sería mal regalo de Reyes la venta del club.

El Sporting ha ido a buscar un técnico fuera en lugar de mirar qué había en la casa o un asturiano. Ha preferido volver a salir porque es más cómodo. Es la asturianización y el crecimiento sin retorno que propone el dueño. Otra de las conclusiones es que esta entidad nunca va a poder compararse con Villarreal, Athletic, Real Sociedad o Celta porque no tiene ni una idea ni modelo de club. Funciona a base de ocurrencias. Hemos pasado de «el consejo no mete goles» a «la responsabilidad es de Torrecilla». Nadie asume ninguna función, todo el mundo se pasa la pelota y así es imposible. Un cuarto de siglo después, lo que queda del Sporting es una ruina deportiva y ya veremos de lo económico con una Junta de Accionistas donde la propiedad sacará pecho de su gestión. A ver si con el tiempo no hay sustos. «Que acertemos», que diría el ex presidente Vega-Arango.