Análisis: Los puntos fuertes y débiles para que el Sporting gane al Ibiza

Francisco Rodríguez

SPORTING 1905

Abelardo
Abelardo LaLiga

Texto de opinión

23 sep 2022 . Actualizado a las 17:53 h.

Son ya 7 años de crecimiento en los que la Unión Deportiva Ibiza ha pasado de la Regional Preferente al fútbol profesional, donde se está enfrentando a su segunda temporada consecutiva en LaLiga Smartbank. En la pasada campaña los celestes lograron la permanencia sin demasiados sobresaltos, y en la actual buscan dar un paso más intentando consolidarse en la categoría de plata. Para ello, la directiva balear le ha dado la batuta en el banquillo al debutante Javier Baraja, hermano del ex entrenador del Real Sporting de Gijón y uno de los técnicos que más estaba llamando la atención en la antigua Segunda División B. El inicio del curso en Can Misses no ha sido sencillo, pero en las últimas dos jornadas sus intenciones de juego han ganado credibilidad gracias a las victorias por la mayor de las mínimas cosechadas en casa ante el Tenerife y en el campo del Real Oviedo.

Después de varias probaturas y variaciones, parece que Javier Baraja ha concluido que parcialmente el 1-4-3-3 es el sistema que más cobijo le da a un modelo que busca la continuidad en el juego y el que más rédito saca a las características de sus futbolistas. Aunque en el propio partido le gusta ir cambiando de perfiles de jugador en función del contexto que se vaya encontrando, lo normal es que el técnico pucelano salga de inicio con dos extremos que dan la amplitud partiendo a banda natural, dos volantes con capacidad para el ida y vuelta y que con balón ofrecen soluciones a espaldas de los mediocentros rivales, y un punta más referenciador u otro tipo de 9 más incontrolable en sus movimientos como Ekain.

En salida de balón, si el rival no presiona con la intención de robar arriba, el Ibiza buscará solucionar con sus dos centrales ese primer 2vs2 (1-2-3-2-3). En esta situación, los centrales, y un portero que no es muy pulcro con la pelota, intentan conectar con un Morante que se mueve por dentro a espaldas de los puntas rivales, o con unos laterales que también se mantienen bastante hundidos. De todas las maneras ejercidas, los de Baraja pretenden estirar al oponente lo máximo posible. Suponiendo que el progreso con los dos centrales se complica, uno de los dos laterales baja aún más para formar una primera línea de tres o es el pivote quien se incrusta entre centrales. El avance en una prudente conducción y la atracción se producirá por el carril más centralizado con la premisa de juntar a los dos delanteros contrarios para liberar los costados de ese hombre.

A partir de que reciba el central o el lateral abierto, a los ibicencos se les ofrece diferentes opciones para seguir progresando. La más deseada, y a su vez la más compleja porque lo normal es que los rivales se esmeren en cerrar los pasillos interiores, es la de encontrar a unos volantes situados entre líneas y entre zonas con capacidad para recepcionar y encarar la última línea enemiga. La solución más segura, por cercanía y continua disponibilidad, es la de avanzar por fuera con el lateral. Una vez reciba la pelota el lateral o el jugador de banda, con la basculación del rival explorará nuevamente la localización de los volantes por dentro, pero sobre todo el empleo de un automatismo que tienen afianzado. El extremo cercano a la pelota, que se mantiene pegado a la línea de cal, viene de frente en apoyo hacia el balón y es el volante quien realiza un movimiento de ruptura desde adentro hacia afuera. Mientras tanto, el punta ya se ha encargado de fijar al central contrario del lado fuerte. ¿Quién sale de línea para ocuparse de ese desmarque? Los centrales, laterales y mediocentros del Sporting van a tener que estar compenetrados en las compensaciones porque los extremos y volantes del Ibiza intercambian mucho de posición y rol a lo largo de los partidos.

El Ibiza también trata de acumular muchos pases en zonas exteriores para juntar al rival lo máximo posible y, sobre todo con el mediocentro Morante, girar rápidamente el juego hacia un extremo del lado contrario que se mantiene muy abierto y preparado para encarar a pierna natural. Otra opción es la de aprovechar los apoyos de un punta que busca abrir líneas de pase y generar superioridades numéricas en el centro del campo. Los de Javier Baraja también emplean el juego directo desde el portero con un envío largo hacia un espacio intermedio y, habitualmente, al perfil izquierdo para que el punta vaya a la disputa. Tres compañeros, escalonados y ordenados en el ‘timming’ del movimiento sin pelota, suelen ir a la prolongación y otros tres se mantienen muy cerca del duelo.

En fase defensiva, el Ibiza se va alternando entre un bloque alto y medio-alto. En un 1-4-3-1-2, es uno de los volantes quien se posiciona a la altura del punta, mientras que el otro volante se encarga de escoltarlos muy cerca. Estos tres hombres son muy intensos, regulares y ordenados en los esfuerzos en la presión, consiguiendo muchas veces que el rival juegue unos metros más atrás de lo que desearían. Los extremos se mantienen en una línea más atrasada aportando trabajo y equilibrio en ambas bandas y obligando al adversario a jugar en largo, conscientes de que sus centrales Álvaro García y Martín Pascual, sobre todo este último, son ganadores y solventes en los duelos aéreos con delanteros de referencia.

A tenor del último aspecto comentado, si el envío hacia los puntas rivales se produce desde un saque de puerta del portero, habitualmente es el mediocentro Morante el encargado de ir a la disputa, mientras que los centrales mantienen la línea. Además de sufrir en la defensa del área con un bloque bajo que se estructura en un 1-4-1-4-1, cuando por ejemplo el rival avanza por el perfil derecho, al lado derecho de Morante se genera un espacio bastante considerable. Al pivote, técnica y tácticamente notable, todavía le cuesta abarcar campo y ejecutar más rápido los recorridos. Otra posible grieta visitante es la de que los laterales realizan un férreo marcaje individualizado sobre el extremo, saliendo muchos metros de su zona cuando el extremo va al apoyo y dejando atrás con generalidad situaciones de 3vs3. Otra debilidad a tener en cuenta, y relacionada con esos problemas cerca de propia portería, es la de que sufren desajustes cuando el rival acumula mucha gente en el área, pero sobre todo presentan déficits en la permisividad de los centros.

El importante desgaste físico realizado en distintas fases del juego hace que en las transiciones ofensivas el Ibiza llegue con mucha fatiga a los últimos metros de campo y no interpreten ese último pase y movimiento de la mejor manera posible. Eso sí, en la construcción del contraataque van tomando buenas decisiones, especialmente, con caídas a banda del último hombre o estirando con desmarques de ruptura, dejando metros centrales para las potentes conducciones de Appin y llegando desde atrás de forma escalonada. Tras pérdida de balón, el más cercano al poseedor suele achicar espacios y los demás compañeros se reordenan en bloque para, una vez conseguido esto, adelantar las líneas hacia la pelota. Los de Baraja, con margen de mejora en esta parte del juego, van progresando a la hora de estar equilibrados cuando se están exponiendo con el balón en posesión.

Con respecto al balón parado, en el apartado ofensivo el Ibiza mete a 6 hombres en el área rival y deja a 2 integrantes en la frontal. Tres jugadores se escalonan de manera perpendicular entre la línea de gol y la del área pequeña, y otros tres se sitúan a la altura del punto de penalti de forma horizontal. Habitualmente, uno de cada ‘grupo’ ataca el primer palo, mientras que los que están en el área pequeña intentan fijar a los defensores rivales para que los compañeros de la segunda línea puedan atacar frontalmente la pelota. Cabe destacar que uno de los que inicialmente se posicionan en la frontal del área con generalidad acaba sumándose a zona de remate.

Mientras que en la estrategia defensiva realizan un marcaje combinado, dejando responsabilizado a Ekain del primer palo y a Grima del espacio entre el punto de penalti y el portero. Por último, Javier Baraja cuenta en el banquillo con la capacidad de remate y trabajo de Sergio Castel, el control y la pausa que le pueda dar al juego Nolito, la energía y el dinamismo en carriles interiores de Azeez, el desequilibrio de Cámara en cualquiera de las bandas y el poso defensivo de la experiencia de Álex Gálvez.

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