Análisis: «Los puntos fuertes y débiles para que el Sporting gane al Tenerife»

Francisco Rodríguez

SPORTING 1905

Abelardo
Abelardo LaLiga

Texto de opinión

30 sep 2022 . Actualizado a las 09:01 h.

A un pasito se quedó el CD Tenerife de ascender la pasada temporada a la Primera División. Para mantenerse en ese privilegiado grupo de aspirantes que sueñan en oro, el club canario ha apostado por dar continuidad a la columna vertebral del último curso, siendo a su vez conscientes de que a la misma hay que añadirle nuevos retoques ya que los rivales ahora les esperan más preparados. Luis Miguel Ramis afronta su tercera campaña consecutiva en el banquillo del Heliodoro Rodríguez López con la misión de sostener ese reconocible carácter competitivo y fuerza colectiva a partir de la solidez defensiva y la efectividad ofensiva. De momento, los chicharreros están en proceso de reencuentro ya que suman 8 puntos de 21 posibles, de los cuales 7 fueron cosechados en su feudo, y solo han dejado la portería a cero en una ocasión.

De forma inteligente, el CD Tenerife es un equipo que dentro de un mismo partido alterna la fisionomía de sus ataques entre el juego corto y el largo. Ya no solo porque es una buena manera de poder sorprender al rival, sino debido a que Ramis cuenta con unos futbolistas cuyas capacidades permiten sacar réditos de ambos estilos. Eso sí, ante la destacada ausencia de Álex Corredera por sanción y lesión, es previsible que este viernes los blanquiazules equilibren un poquito más la balanza hacia la simple pero efectiva conexión directa con la descarga en campo contrario de Enric Gallego. El tipo de presión que pueda ejercer el Sporting y la confianza de los propios jugadores insulares serán otros factores a tener en cuenta para intuir como los locales iniciarán el juego en cada momento.

Primero nos centramos en lo que podría llegar a hacer el Tenerife saliendo en corto. Desde un 1-3-1-4-2, los laterales cogen mucha altura y son los encargados de aportar la amplitud con los extremos partiendo en posiciones más interiorizadas, mientras que los dos pivotes se alternan a la hora de incrustarse entre centrales o lateralizar (casi siempre por el perfil izquierdo). La ausencia de Corredera hará que pierdan cierta calidad en los primeros pases, pero seguramente ganarán en seguridad con unos pivotes que encuentran pases fáciles para darle al balón una movilidad constante en esa primera circulación. En ese sentido, salvo que el rival se muestre lo suficientemente pasivo en la presión, los de Ramis no suelen progresar con la primera opción, sino que prefieren ir moviendo al adversario con paciencia.

Con los centrales bastante abiertos en la salida de balón, el Tenerife habitualmente busca avanzar con el central derecho con el objetivo de que éste, tras las previas circulaciones, pueda recibir un poco en carrera y con espacio libre por delante para progresar en conducción. A partir de ahí se abren distintas opciones de pase para poder instalarse en campo rival. La solución más sencilla es la de jugar por fuera con el lateral cercano que, si tiene espacio y tiempo, acelerará el ritmo de la jugada. El lateral podrá conducir o conectar con las dos posibilidades que se le ofrecerá por delante. El extremo de dicha banda puede mantenerse en el pasillo interior o realizar un movimiento dentro-fuera, mientras que el punta cercano ocupará el espacio libre generado por el desmarque o no desmarque del extremo. ¿Y si el lateral recibe de espaldas? Vuelve a jugar fácil con el central o mediocentro cercano, se juntan y lanzan un cambio de orientación al lateral de la zona débil del juego.

Volvamos a la situación del central derecho conduciendo hacia adelante. Lo hará escorándose hacia su banda cercana para hacer bascular al rival y, de repente, realizar un cambio de orientación con el lateral más alejado. Cabe destacar que los centrales y mediocentros poseen un notable pase tocado y tenso que supera por alto a varios compañeros, y los laterales, ubicados lejos del balón y la jugada, saben dar una rápida continuidad al juego para aprovechar esa ventaja que se haya podido producir. En esta disposición ocurre lo mismo. Extremo y punta cercano se intercambian en los movimientos verticales y diagonales. Ahí van a intentar llegar a zona de centro en pocos pases, siendo ambos laterales precisos en los centros desde cualquier altura y sobre todo llegando más que estando.

Una última variante ofensiva a comentar en ataque estático es la que se puede producir si el rival tiene la línea defensiva algo adelantada. Extremo del perfil por donde avanza la jugada se posiciona entre central y lateral contrario, amaga con ir al apoyo para acabar atacando la ruptura y recibir el balón a la espalda de los defensas. Esta acción la puede intuir y leer con anticipación el Sporting al ver como los dos puntas del Tenerife se juntan más de los habitual en la zona alejada a la pelota. Cabe señalar que los dos delanteros realizan diagonales en el área para escapar de sus marcas y generar un espacio en la zona desde la que partían (del primer palo al segundo y viceversa).

Por último, en fase ofensiva hay que destacar el juego en largo. Tiene los jugadores para explotar esta vía. El portero Soriano posee un óptimo desplazamiento largo y Enric Gallego es un delantero capaz de ganar más de la mitad de los balones aéreos que le envíen. Formando una especie de rombo, Gallego baja escorandose al perfil izquierdo del campo, el otro punta fija al último defensor rival y los extremos flanquean a la espalda del duelo aéreo para cazar la prolongación. El empleo de esta situación del juego es detectable cuando en la salida de balón los laterales hunden mucho su posición y no hay o existe poca intención de progresar desde atrás. Posteriormente, entre los cuatro de arriba, más el apoyo de algún compañero que se sume desde segunda línea, manejan automatismos para acelerar el ritmo de la jugada con fluidez.

En fase defensiva y con un 1-4-4-2, el Tenerife pasa el mayor tiempo de los partidos instalado en un bloque medio. Salvo que los centrales rivales realicen un mal pase o uno de ellos quede de cara a su portero, los canarios no suelen pasar con regularidad a un bloque alto (1-4-1-3-2). Permiten pases entre la primera línea adversaria y se van preparando para actuar con agresividad cuando el balón ya esté a la altura del centro del campo. Los dos puntas cierran líneas de pase interiores y acosan al poseedor del balón cuando éste avance por fuera con la intención de molestar su decisión con la pelota y facilitar la recuperación en la siguiente línea, cuyos componentes se compactan sin descuidar a los adversarios que están por fuera. En este inicio de temporada están teniendo ciertos problemas a la hora de encontrar un equilibrio entre la cantidad y la calidad de los esfuerzos sin balón por parte de unos mediocentros que se desgastan en las basculaciones, y al momento de controlar las llegadas desde segunda línea de los rivales.

Tras recuperación, el poseedor del balón suele buscar un envío hacia la progresión en carrera del lateral más alejado. A partir de ahí, los cuatro jugadores de arriba manejan buenos funcionamientos en los cambios de trayectoria sin balón y en la ocupación de espacios, y en las conducciones y pases progresivos. Eso sí, a futbolistas como al extremo Waldo les cuesta leer el juego y decidir si lo mejor es lanzar el contraataque o apostar por un ataque organizado. Mientras que tras perder la pelota mayoritariamente realizan una presión intensa sobre el esférico de cara a conseguir que el rival juegue hacia atrás o sus primeros pases tras robo sean defectuosos.

En el balón parado ofensivo, el Tenerife busca situaciones de 2vs1 o 3vs2 en las cercanías al banderín de córner. Waldo y Mellot suelen ser los encargados de ir al apoyo. El extremo tiene una potente arrancada desde estático y arma rápido el disparo desde el pico del área, y el lateral dispone de un correcto centro desde carriles intermedios y exteriores. Próximos a la línea divisoria del área grande e inclinados desde el punto de penalti hacia el palo largo, los canarios meten cinco hombres en el área, más Aitor Sanz en la frontal, siendo habitualmente los dos puntas quienes en distintas alturas atacan el primer palo. Por su parte, en las jugadas de estrategia defensiva realizan un marcaje colectivo combinado, con uno o dos jugadores ocupándose de la zona del primer palo y otro responsabilizado de la frontal del área pequeña. Los insulares van alternando entre introducir a todos sus integrantes a defender dentro del área o dejar a un solo futbolista lejos de dicho perímetro.

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