«Las 4 claves de la derrota del Sporting»

Dani Souto

SPORTING 1905

Abelardo
Abelardo LaLiga

Texto de análisis

04 dic 2022 . Actualizado a las 14:26 h.

Fría y lluviosa tarde la que se vivió ayer en El Molinón - Enrique Castro 'Quini'. Una baja temperatura que reflejaron también los futbolistas del Real Sporting de Gijón en su juego, desconectados e imprecisos desde un primer momento ante un duro rival como la UD Las Palmas. Los de Abelardo Fernández no solo no cortaron su mala racha de resultados, sino que la acentuó con una derrota, esta vez sí, merecida en base a las malas sensaciones del equipo. Analizamos en 4 claves este mal resultado de los rojiblancos:

Presión alta ineficaz

Un rival tan particular en la categoría en su juego como la UD Las Palmas hacía que el guion de partido ya fuera esperado desde un inicio. Ante sus peculiaridades, Abelardo decidió plantear una presión alta en un 4-4-2 como ya viene siendo habitual en el conjunto rojiblanco. Esto, sin embargo, no terminó de funcionar. Los dos puntas, Zarfino y Cristo, tenían la orden de presionar a los centrales amarillos, siendo el charrúa el encargado de tapar a su vez la línea de pase con el pivote canario, Fabio, al que se pretendía desactivar de esa forma en lugar de un marcaje individual. Los dos interiores de Pimienta, Loiodice y Moleiro, quedaban emparejados con el doble pivote asturiano, Rivera y Pedro.

La solución para los canarios pasó por la pizarra. Tanto Loiodice como Moleiro se abrían de manera muy marcada no con el objetivo de abrir una línea de pase y entrar en juego mientras el balón circulaba entre sus centrales, sino para arrastrar con ellos a Pedro y Rivera alejándolos de la zona de influencia de Fabio. Así, el pivote amarillo gozó de mucho más espacio y tiempo de lo habitual a la espalda de Zarfino, su zona de influencia. Esto no lo llegó a interpretar y corregir el Sporting, y las opciones de Las Palmas para salir y avanzar con el balón controlado, tal y como quería, crecieron debido a la ineficaz presión rojiblanca. 

Imprecisiones por doquier

Cuando entrenas a futbolistas en edad formativa siempre tratas de trasladar el mensaje de que "fallar es lo normal", con el ejemplo de que también los profesionales fallan. Dentro de un listón aceptable de errores, lo del Sporting ayer sobrepasó cualquier límite. Errores en la entrega, en los controles y especialmente en la toma de decisión, complicándose a sí mismos el pase con opciones más complicadas, buscando conducciones cuando no tocaba o desentendiéndose entre compañeros en acciones básicas del juego. Prácticamente ninguno de los hombres ataviados con la rojiblanca tuvo una noche lúcida, el equipo salió frío en el plano individual y así se mantuvo durante todo el partido. Así, con tal parsimonia, resulta imposible competir. Algo nada habitual en este equipo, dicho sea de paso.

Sin contundencia en acciones clave

Más allá de la defensa del gol visitante, se sucedieron muchas situaciones en el juego en las que los jugadores canarios pudieron avanzar sin gran oposición con conducciones verticales para superar las líneas del Sporting en defensa. En especial se vio con los centrocampistas, muy separados -como se explicó en la primera clave- y exigidos que en muchas ocasiones no llegaban a tiempo para las coberturas por dentro. Pero también ocurrió con defensas y extremos en situaciones de uno para uno. El Sporting no estuvo sólido desde el plano individual y, aunque no le penalizó tanto en el área, sí lo hizo unos metros por detrás.

Faltos de alternativas en ataque

No hubo un rumbo marcado, o al menos destacado en la construcción de los ataques del Sporting. Apenas hubo intervenciones del doble pivote que generaran pases verticales para avanzar, con los dos delanteros muy desconectados del juego durante los 90 minutos. Tampoco hubo excesivas situaciones de uno para uno de los extremos, fiando todo una vez más a los centros laterales en un contexto de partido que ya invitaba a ello, con el marcador adverso y un rival que buscaba asegurar su renta. Así llegó la única ocasión del Sporting en todo el partido, que acabó con un remate muy desviado, más allá de una acción a balón parado en el descuento. Pobre balance de los asturianos en ataque esta vez y que dejó en evidencia la falta de alternativas si el plan inicial no funciona o el juego no fluye hacia los puntas.

Los cambios

Campuzano y Jony por Aitor y Cristo. El delantero apenas pudo participar, rompiéndose en una carrera y trayendo de nuevo los fantasmas de lesiones pasadas. Al extremo se le pudo ver más y fue suficiente para notarse su falta de chispa y de ritmo competitivo. Intentó varias jugadas por sí mismo, pero no marcó diferencias. No se fue a más con estos cambios.

Gragera por Pedro. Pudo participar más en el juego dado el contexto de partido, sin luces ni sombras, pero sí gozó de la mejor ocasión rojiblanca con un buen cabezazo a saque de esquina que cerca estuvo de suponer el empate.

Jordan y Milo por Otero y Campuzano. Un cuarto de hora no parece haber sido suficiente siquiera para verlos intervenir. Totalmente desapercibidos.

Nota a Abelardo y al resto del cuerpo técnico

Insuficiente. No fue una buena noche del Sporting ni en el plano individual ni en el colectivo. Los jugadores salieron desconectados al verde, y tampoco tras el paso por vestuarios lograron activarse. En lo colectivo, la presión alta, clave en este encuentro si decidías ejecutarla, no funcionó, más bien dio facilidades a un rival que lo agradeció. Si bien no se sufrió en área propia, con lo suficiente el Sporting se vio superado en todas las facetas. Resultado aparte, este sí ha sido un importante paso atrás en el juego del equipo. Toca levantarse ya sin demasiado margen.