La sociedad mexicana se rebela con la inoperancia de López Obrador ante los feminicidios

Alberto Pradilla CIUDAD DE MÉXICO / E. LA VOZ

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as mujeres exigen, sobre todo, una justicia más efectiva en casos como el de Fátima
as mujeres exigen, sobre todo, una justicia más efectiva en casos como el de Fátima Alberto Pradilla

El asesinato de la niña Fátima se convirtió en el enésimo símbolo de un país incapaz de cuidar a la mitad de su población. Solo en el 2019, 3.825 mujeres fueron asesinadas.

23 feb 2020 . Actualizado a las 09:39 h.

«El Gobierno tiene que hacer algo. Fueron muchas negligencias». Guillermo Antón Godínez ha sufrido una de las peores semanas de su vida. El hombre, de pelo cano, bigote y aspecto algo desaliñado, es el abuelo de Fátima Cecilia Aldrighetti Antón, la niña de siete años cuyo cadáver apareció el pasado domingo en Santiago Tulyehualco, un arrabal del extrarradio de la Ciudad de México. Aprovechando que su madre llegó tarde a recogerla a la escuela el martes, 11 de febrero, Giovana y Mario Alberto, una pareja de la zona, presuntamente la secuestró, torturó, violó y asesinó. El cuerpo fue hallado en bolsas de basura cinco días después.

«¿Qué le costaba a algún maestro esperar a que llegase la madre o dar aviso a la policía? ¿Por qué cuando mi hija puso la denuncia de la desaparición le dijeron que tenía que esperar 72 horas?», se lamentaba el anciano el pasado martes, cuando la niña fue enterrada tras una marcha fúnebre en la que cientos de personas exigieron justicia.

La pareja responsable del feminicidio ya está detenida. Pero el hartazgo y el horror se ha instalado en la sociedad mexicana. El asesinato de Fátima se convirtió en el enésimo símbolo de un país incapaz de cuidar a la mitad de su población. Solo en el 2019, un total de 3.825 mujeres fueron asesinadas. Pese a ello, únicamente uno de cada cinco casos se registra como feminicidio. La violencia contra las mujeres ha alcanzado el grado de pandemia. Y las organizaciones feministas se han mostrado decepcionadas con la reacción del presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Este ha sido acusado de insensibilidad hacia las víctimas, de preocuparse más de pintadas en la pared que de los asesinatos y de no poner en marcha políticas públicas para atajar la violencia de género. El último ejemplo del desencuentro: organizaciones feministas convocaron a una huelga el 9 de marzo, un día después del Día Internacional de la Mujer. López Obrador compareció para dar libertad a las mujeres que quieran sumarse, pero advertir que «la derecha» estaría utilizando el feminismo para atacarle. 

El caso de Ingrid

La muerte de Fátima Cecilia llegó apenas una semana después de otro caso que sacudió México. Fue el asesinato de Ingrid Escamillas, una mujer de 25 años a la que su pareja desolló y sacó los órganos antes de ser detenido. Los periódicos de nota roja, un formato basado en explotar el morbo de los crímenes, mostraron el cuerpo de la mujer en primera plana, lo que generó fuertes críticas. 

Las mujeres exigen, sobre todo, una justicia más efectiva. Actualmente, apenas el 3 % de los feminicidios termina en condena. Esto lo sabe bien Irinea Buendía, madre de Mariana Lima, una mujer asesinada hace nueve años por quien era su pareja. El feminicidio se vistió de suicidio y solo la lucha de la madre permitió una sentencia histórica que determinó que «todas las muertes violentas de mujeres deben ser investigadas como feminicidio, con perspectiva de género y con base en los estándares internacionales más altos».

Ella ahora es una habitual en las marchas feministas. «Solo pedimos justicia. En mi caso, reclamarla casi me cuesta la vida», dice, en conversación telefónica. Pide al Gobierno de López Obrador más medios, para evitar procesos como el del asesinato de su hija o atentados como el que sufrió Guadalupe, su otra hija y testigo clave en el juicio de su hermana.

Ante el incremento de los feminicidios se ha registrado también una reacción. Cada vez son más las manifestaciones de mujeres hartas de la violencia. El Gobierno, por ahora, se ha mostrado incapaz de frenar los asesinatos.