El hijo pródigo regresa a Disney

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Robert Iger, el que fuera máximo ejecutivo de la multinacional del entretenimiento durante 15 años, vuelve a los mandos de la compañía en medio de una tormenta económica que augura fuertes recortes

27 nov 2022 . Actualizado a las 09:56 h.

El hijo pródigo está de vuelta. Regresa a casa para asir el timón del barco y enderezar el rumbo. Y lo hace apenas dos años después de haberlo abandonado. Se fue con el mar en calma. Vuelve en medio de una fuerte tormenta. Hablamos hoy de uno de los ejecutivos más influyentes de Hollywood. También,de los más veteranos. No en vano, estuvo al frente de Disney durante 15 años. Un tiempo ese en el que el estudio de animación que dio vida al incombustible Mickey Mouse dejó de ser solo eso para convertirse en un imperio mundial del entretenimiento a quien nadie se atrevía a toser. Y eso, después de superar una gravísima sequía de creatividad.

Pero, desde su marcha, ese esplendor ha perdido lustre. Los números del último trimestre hablan alto y claro: 1.500 millones de dólares de pérdidas. Se impone, pues, un recorte de gastos. Y eso incluye, todo parece indicarlo, una reducción de personal.

Así que a Robert (Bob) Iger (Nueva York, 1951) le toca ahora remangarse y reconducir la situación. Está encantado con su regreso. Y eso que cuando se fue dijo que jamás emprendería el camino de vuelta: «Es ridículo [...] no puedes volver a casa otra vez. Ya me he ido», aseguró en una entrevista en The New York Times. Se ve que no era tan ridículo. Ni tan imposible. Quince años dan para mucho, y más si el que lleva la batuta es un ejecutivo de este calibre. Porque fue durante la era Iger cuando Disney rubricó las adquisiciones de Pixar, Marvel y Lucasfilm; y la absorción de 21st Century Fox, uno de los míticos estudios de Hollywood. Una operación esta última valorada en más de 70.000 millones de dólares. Y fue él también quien alumbró el negocio de distribución directa al consumidor: el servicio de streaming Disney+. De momento, un lastre para los números de la firma, que cuenta, eso sí, con que la apuesta le salga rentable a partir del 2024.

Fue precisamente una compra, en este caso la de ABC por parte de Disney, la que llevó a Iger hasta el mundo de Mickey. Corrían los noventa. Él era quien presidía la cadena de televisión. La misma en la que había iniciado su carrera en los medios allá por los primeros setenta. Desembarcó en la compañía de entretenimiento como jefe de operaciones en el 2000. Cinco años después, ya era el consejero delegado. No fue fácil la escalada, ardua pelea sucesoria incluida.

Tampoco será ahora coser y cantar eso de enderezar el rumbo de la compañía. Porque, todo hay que decirlo, también tiene Bob su parte de culpa en la escora del barco. Tuvo suerte al elegir la fecha de su marcha. Cuando dimitió en el 2020 la pandemia todavía no había mostrado su cara más feroz, golpeando de lleno el negocio de los parques temáticos. Disney+ todavía destilaba la euforia de los estrenos. Pero luego llegaría la competencia con las rebajas y hubo de poner los pies en el suelo. Y lo de la compra de 21st Century Fox colgó al cuello de Disney una deuda de casi 50.000 millones. Tiene dos años para hacerlo. Esta vez su estancia tiene fecha de caducidad. O no. Ya se verá.