Rebajan la pena por dilaciones indebidas a un pederasta que distribuía vídeos de violaciones anales a bebés

La Voz AGENCIAS

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El hombre fue condenado inicialmente a seis años y ahora se le rebaja la condena a cinco porque el procedimiento estuvo parado cuatro años por retrasos en la realización del informe pericial

13 ene 2023 . Actualizado a las 13:16 h.

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha acordado rebajar de seis años a cinco años y un día de cárcel la pena a un pedófilo, J.G.R, condenado en julio del pasado año por la Audiencia de Valladolid por poseer y distribuir vídeos de violaciones anales de bebés.

En su fallo, la Sala de lo Civil y Penal del TSJCyL, con sede en Burgos, estima parcialmente el recurso del pedófilo, que había pedido una rebaja por dilaciones indebidas, y reduce en casi un año la pena privativa de libertad, según la información del Gabinete de Prensa del Alto Tribunal castellanoleonés recogida por Europa Press.

«Nos encontramos con un lapso de tiempo considerable -el invertido en la realización del informe pericial-, habiendo estado el procedimiento paralizado por tiempo de más de cuatro años, y dado que en la sentencia no se aporta ningún razonamiento expreso a la hora de justificar la pena privativa de libertad en tiempo de seis años, lo que procede es reducirla al mínimo legalmente establecido, esto es cinco años y un día», indica el TSJCyL en su resolución.

Con respecto al resto de la condena de la Sección Cuarta de lo Penal, la misma se mantiene en todos su términos en cuanto a la inhabilitación especial para trabajar con menores de edad o discapacitados durante diez años, libertad vigilada durante el mismo tiempo, prohibición de realizar actividades lucrativas u onerosas con menores y le impone la realización de un curso de educación sexual.

El individuo fue detenido en noviembre del 2016 tras un registro en su domicilio en el que se le incautaron más de 33.000 archivos de pornografía infantil, algunos de extrema crudeza, ya que recogían la violación anal de bebés de entre dos y tres años.

La Fiscalía de Valladolid había pedido seis años de cárcel. La acusación pública, a tenor de las pruebas, entendió plenamente probado que J.G.R. era consciente de que cuando se bajaba el material de contenido pedófilo, de extrema crudeza, no lo hacía por equivocación, dado que usaba búsquedas muy específicas, y que lo estaba compartiendo con otros usuarios de la red, con lo que de este modo lograba una mayor velocidad en las descargas.

La defensa, por contra, mantuvo su petición a la sala de un fallo absolutorio y, subsidiariamente, en caso de condena, que se aplicara a su patrocinado la eximente completa de alteración psíquica, solicitud esta última apoyada en un informe realizado por un experto en Psicología y Sexología que atribuía las descargas pedófilas a un «trastorno de acumulación», una especie de síndrome de Diógenes informático', y a un trastorno obsesivo-compulsivo y otro trastorno por estrés postraumático.

En este sentido, aunque otra pericial forense descartó que J.G.R. tenga afectadas las bases neurológicas de la imputación, el perito de la defensa mantuvo que el acusado tiende a acumular material en sus ordenadores «y tiene miedo a perderlo». «Esa acumulación de material pornográfico puede deberse al intento de identificarse con vivencias que tuvo en su infancia, con una finalidad diferente a la mera estimulación erótica», señaló.

El psicólogo fue todavía más allá y ha desvelado que quizá se trate de un intento de superar un trauma de infancia, como aquel sufrido por J.G.R. cuando unos compañeros de clase le bajaron un día los pantalones y sus genitales quedaron expuestos ante el resto de alumnos.

«Fue algo que le marcó», declaró durante la vista el perito, quien también mostró sus dudas de que el acusado presente un perfil de pederasta debido a que él mismo, ante el recelo que tiene sobre todo lo que tenga que ver con la infancia, ha rechazado la posibilidad de mantener relación íntima con un niño.

Extrema crudeza

La dureza de las imágenes la puso de manifiesto durante el juicio un guardia civil, ingeniero y experto informático que en su día recibió el encargo de peritar los archivos pedófilos incautados al acusado, «de muy alto contenido degradante».

«¡Ha sido muy duro, a lo largo de mi carrera profesional nunca había visto algo así»!, llegó a señalar el perito quien explicó que recibió más de 21.000 gigas de contenido, entre películas comerciales y los duros archivos sexuales con menores, en una «labor infinita» realizada en la que se encontró «con mucho desorden, salvo en lo relativo al material pedófilo, que estaba muy bien clasificado» y que había sido descargado por el acusado mediante los programas Emule y Ares entre los meses de enero y agosto del 2016.

El guardia civil sostuvo que el pedófilo, J.G.R, sabía perfectamente lo que hacía ya que al inspeccionar el material halló tutoriales sobre cómo configurar ambos programas y cómo acelerar descargas.