Tres horizontes en el futuro de España tras el 23J

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijoo, en el debate de Antena 3
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijoo, en el debate de Antena 3 JUAN MEDINA | REUTERS

Los comicios del próximo domingo 23 de julio pueden dar lugar a tres posibilidades muy distintas en función de si se cumplen o no las previsiones de la mayoría de las encuestas publicadas. Estos son los principales escenarios

18 jul 2023 . Actualizado a las 10:08 h.

Las elecciones generales del próximo 23 de julio pueden dar lugar a tres escenarios muy distintos en función de si se cumplen o no las previsiones de la mayoría de las encuestas publicadas. Las variables irían desde un Gobierno en solitario de Alberto Núñez Feijoo a una reedición de la negociación a múltiples bandas de Pedro Sánchez para forjar una mayoría

Escenario 1. Feijoo alcanza una mayoría suficiente en el Congreso que le permita gobernar con o sin Vox

La mayoría de las encuestas dibujan un escenario en el que el PP y Vox alcanzan la mayoría absoluta. Ese resultado es por lo tanto el más probable. El escenario más favorable para el PP de Alberto Núñez Feijoo sería alcanzar una mayoría suficiente para gobernar en solitario. Ello pasa ineludiblemente por una mayoría absoluta que no contempla ninguna de las encuestas, o por alcanzar una cifra de diputados con la que el PP pueda plantearse gobernar en minoría gracias al apoyo o la abstención de algunos partidos en la investidura. ¿Y cuál es esa cifra con la que Feijoo se sentiría legitimado para lanzarse a gobernar en solitario? En el PP ubican esa barrera en los 168 escaños, que consideran posible alcanzar si la tendencia ascendente en la mayoría de los sondeos se consolida e incluso aumenta. No hay de momento, y ya no lo habrá porque no se pueden publicar encuestas en la última semana de la campaña, un sondeo que atribuya a los populares esa cifra de 168. Los más favorables para el PP lo sitúan ahora mismo en el entorno de los 155 escaños.

El PNV sería el partido clave

La campaña podría, sin embargo, producir movimientos de última hora que permitan al PP llegar a esos 168 escaños. Entre otras razones, podría producirse una huida hacia el PP de votantes de Vox por el efecto de apuntarse al partido que puede ganar. Una tendencia que ya se ha detectado tras el cara a cara entre Feijoo y Sánchez, en el que muchos votantes de Vox valoraron bien la actuación del líder del PP. Y también podría producirse un traspaso de votantes centristas que dudan entre el PSOE y el PP que se apunten a dar su apoyo a los populares.

Con la cifra de 168 escaños el PP podría gobernar en solitario sin necesidad de pedir a Vox el voto a favor en la investidura y ni siquiera la abstención. Sería un escenario en el que el PP tendría que tratar de negociar como primer socio posible con el PNV. Los nacionalistas vascos ya han anunciado que no tendrían ningún inconveniente en apoyar al PP si se diera el caso y se aceptaran sus exigencias a cambio de ese apoyo. Suponiendo que el PNV alcanzara la cifra de seis diputados, que es más o menos lo que predicen las encuestas, Feijoo sumaría ya 174 escaños, a solo dos de la mayoría absoluta. Esta podría completarse con el apoyo de un diputado de Teruel Existe y otro de Coalición Canaria. Con esos 176 votos asegurados, el rey Felipe VI encargaría la investidura a Feijoo, al margen de cuál sea el sentido del voto de Vox. Si los de Abascal rechazan apoyar un pacto del PP con el PNV, podrían votar en contra. El PNV ya ha advertido que en ningún caso formaría parte de un Gobierno en el que estuviera Vox y que votaría en contra de cualquier investidura que llegara avalada por los sufragios de los de Santiago Abascal.

El Gobierno en solitario del PP con apoyo externo del PNV exclusivamente para la investidura dibujaría un escenario en el que Feijoo debería negociar cada ley, cada decreto y cada iniciativa con el resto de partidos para alcanzar la mayoría absoluta o más votos a favor que en contra. El PNV sería el socio principal del Gobierno de Feijoo, con el que no tendría grandes diferencias en el terreno económico, en el que los nacionalistas vascos se mueven por parámetros muy similares a la prudencia que aplicaría Feijoo. Más complejo sería sacar adelante propuestas del PNV que fueran en el sentido de un mayor autogobierno para el País Vasco. El PP tendría que renunciar a algunas de las propuestas de su programa que el PNV no aceptaría. Si no hubiera acuerdo con el PNV, los populares se plantearían un Gobierno de coalición con Vox. Un escenario del que Feijoo quiere huir, por las exigencias de este partido. 

Escenario 2. El resultado arroja un empate entre bloques que obliga a repetir las elecciones como en el 2016 y 2019

Una recuperación del PSOE en la última semana de la campaña, unida a un impulso de Sumar, que hasta ahora no acaba de despegar, podría llevar a una situación de bloqueo parlamentario en la que ni Alberto Núñez Feijoo ni Pedro Sánchez alcanzaran una mayoría suficiente para superar la votación de investidura ni en la primera convocatoria, en la que se requiere la mayoría absoluta de la Cámara, ni en la segunda, en la que al candidato le basta con recabar más síes que noes. Un escenario semejante abocaría a larguísimas negociaciones a todas las bandas y varias rondas de consultas por parte del rey Felipe VI antes de proponer a un candidato a la investidura, que no tendría garantizado ganar la votación.

Los ejemplos del 2015 y 2019

Se trataría de un escenario similar al que se produjo en España en las elecciones del año 2015, en las que ninguno de los dos grandes partidos consiguió la mayoría necesaria para que su líder fuera designado presidente del Gobierno. Rajoy obtuvo entonces 123 diputados, que con los 40 de Ciudadanos eran insuficientes para superar las votaciones de investidura. En un hecho inédito en democracia, Rajoy rechazó la propuesta del rey Felipe VI de presentarse a la investidura. Era plenamente consciente de que no iba a superarla y en esas condiciones rechazó intentarlo.

El rey encargó entonces a Pedro Sánchez la misión de presentarse a la investidura y el líder socialista aceptó. La investidura resultó fallida porque el apoyo de Ciudadanos resultó insuficiente. Pero al menos el hecho de que se produjera una primera votación hizo que empezara a contar el reloj que obliga a convocar elecciones si después de dos meses de la primera votación ningún candidato ha conseguido ser investido en sucesivas votaciones. Eso es lo que ocurrió y las elecciones se repitieron en junio del 2016. Tras ellas, solo la abstención del PSOE, conseguida tras una fractura interna que supuso la defenestración de Pedro Sánchez como secretario general de los socialistas, permitió que Mariano Rajoy superara la investidura y se convirtiera en presidente del Gobierno.

Una situación de bloqueo similar se podría dar en las próximas elecciones si el PP y Vox no alcanzan la mayoría absoluta, pero se quedan cerca de ella. Sería una situación muy negativa para España que vería como su semestre de presidencia de la Unión Europea transcurriría en medio de complejas negociaciones para la investidura y en una repetición de las elecciones que no garantizaría un resultado capaz de superar el bloqueo. En las elecciones de abril del año 2019 tampoco fue posible que algún candidato superara la votación de investidura y se convirtiera en presidente del Gobierno, lo que abocó también a una repetición de las elecciones. En esta ocasión, Pedro Sánchez rechazó una coalición con Unidas Podemos, lo que hizo imposible que superara la votación de investidura. Luego, cuando en noviembre se repitieron las elecciones, Sánchez y Pablo Iglesias llegaron a un rápido acuerdo para gobernar en coalición.

La repetición de las elecciones tras los próximos comicios sería un nuevo fracaso parlamentario que se produciría además en medio de la gestión de los fondos europeos. Las presiones para que el PSOE se abstuviera para dejar gobernar a Feijoo serían muy fuertes, pero todo indica que Pedro Sánchez jamás daría su brazo a torcer en ese escenario.

Escenario 3. Sánchez consigue reeditar una coalición y gobierna con una suma de partidos

 El tercer escenario posible tras las próximas elecciones generales es el de que Pedro Sánchez consiga armar de nuevo una mayoría que implicaría sumar prácticamente a todos los partidos del arco parlamentario excepto al PP y Vox para superar la votación de investidura. Una coalición similar a la que se ha dado en la legislatura que acaba de concluir y que implicaría un ejecutivo de coalición entre el PSOE y Sumar, con el apoyo externo de los independentistas catalanes de ERC, los secesionistas vascos de EH Bildu, los nacionalistas vascos del PNV y un conglomerado de pequeños partidos.

Se trataría de un Gobierno sumamente inestable, toda vez que tanto ERC como EH Bildu, que han sido socios preferentes de Pedro Sánchez en esta legislatura, ya han advertido que el precio de su apoyo en el Congreso se va a encarecer respecto al que habían impuesto en esta legislatura. Sería además la primera ocasión en la reciente etapa democrática en la que un partido que no gana las elecciones gobierna el país, con la excepción del período en el que Pedro Sánchez gobernó tras la moción de censura contra Mariano Rajoy. Entonces, el PSOE contaba solo con 85 diputados, pero la suma de varios partidos, y en especial del PNV, que solo una semana antes había apoyado los Presupuestos de Mariano Rajoy, hizo posible el cambio.

La reedición de un Gobierno Frankenstein, esta vez con más piezas, dado que en Sumar conviven hasta 16 fuerzas políticas diferentes, haría que el Gobierno de coalición de Sánchez fuera muy inestable si no logra un pacto de legislatura con ERC y EH Bildu. Algo a lo que los independentistas catalanes y vascos son reacios porque prefieren negociar una a una cada votación en la que sus votos sean imprescindibles.

Yolanda, mejor que Iglesias

Aunque la convivencia política de Sánchez y Yolanda Díaz sería mucho más llevadera de la que el líder del PSOE mantuvo con Pablo Iglesias cuando el exsecretario general de Podemos fue vicepresidente segundo del Gobierno, los problemas que complicaron la coalición entre el PSOE y Unidas Podemos podrían repetirse, ampliados por la constelación de partidos que conforman Sumar y que no están de acuerdo entre ellos mismos en muchas cuestiones. Podemos exigiría además contar con su propia cuota de ministros. Sumar reclamaría de nuevo a Pedro Sánchez que Yolanda Díaz fuera la vicepresidenta del Gobierno y sus encontronazos con la actual vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, serían constantes.

Casi todos los analistas coinciden en que en el 2024 se cerrará el grifo europeo que ha promovido el gasto desde que empezó la pandemia y la crisis posterior por la guerra de Ucrania. En ese caso, las recetas económicas de Calviño y Díaz serían opuestas. La dependencia de ERC y EH Bildu no haría más que complicar esa situación porque la tendencia natural sería la de situarse de parte de Sumar, lo que haría más difícil al Gobierno de Sánchez sacar adelante sus propuestas.

La guerra de Ucrania podría ser otro factor de desestabilización interna en caso de que el conflicto se alargara. Aunque Díaz ha asumido la ayuda militar a Ucrania, en Podemos siguen mostrándose en contra de la solución militar.