Sunak supera otra revuelta «tory» y saca adelante la ley que blinda la deportación de migrantes a Ruanda

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

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Sunak, durante el debate en el Parlamento.
Sunak, durante el debate en el Parlamento. UK Parliament | REUTERS

La enmienda que autoriza a Londres a ignorar a la corte de Estrasburgo fue aprobada por 536 legisladores

18 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Mucho ruido y pocas nueces. En eso quedó la última revuelta que se cocinaba dentro del Partido Conservador en contra de la ley presentada por el primer ministro Rishi Sunak y que declara a Ruanda como un «país seguro» para deportar a inmigrantes ilegales. El texto se encaminaba anoche a ser aprobado por la Cámara de los Comunes.

El nuevo triunfo del premier se produjo apenas 24 horas después de que dos altos cargos de la formación, Lee Anderson y Brendan Clarke-Smith, renunciaran a sus puestos por considerar que la ley es «demasiado blanda» y que no servirá para combatir la llegada de simpapeles. Las dimisiones vinieron acompañadas con la amenaza de hasta 60 diputados tories votarían en contra de la ley, sin embargo horas después se estimaba que apenas un puñado de no más de media docena lo harían.

Mientras los legisladores se enfrentaban en un candente de debate en el Parlamento, el Ministerio del Interior admitía ante el Comité de Asuntos Interiores que ha perdido el rastro de 5.600 solicitantes de asilo que se encuentran en territorio británico y cuyas peticiones han sido interrumpidas. Sin embargo, desde el despacho gubernamental aseguraron que están tomando todas las medidas necesarias para hallar a esas personas.

Sunak y sus aliados volvieron a movilizarse para neutralizar la amenaza que implicaba la posibilidad de que un puñado de conservadores terminaran sumándose a la oposición e impidieran que la iniciativa estrella contra la inmigración ilegal no saliera adelante. Desde Downing Street acusaron a los díscolos de «no presentar» propuestas que no violaran el acuerdo con Ruanda, en particular porque insistían con su idea de incluir disposiciones que permitieran al Gobierno y a los jueces ignorar eventuales fallos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

La enmienda que el exsecretario de Inmigración Robert Jenrick presentó para autorizar a Londres ignorar a la corte de Estrasburgo fue aprobada por 536 legisladores.

Precisamente este fue el tema que centró buena parte del debate. «Un tribunal extranjero ha anulado la voluntad del pueblo británico de controlar nuestras fronteras y ese es el problema que estamos tratando de solucionar», declaró la exministra de Interior Suella Braverman, quien le espetó a Sunak: «¿Quién gobierna el Reino Unido?».

Su sucesor en Interior, James Cleverly, aseguró que el texto era «fundamental para disuadir» los cruces en el canal de La Mancha y que el mismo se ajustaba a la legislación internacional. «El Reino Unido se toma la ley internacional muy en serio», zanjó.

Promete un reembolso

Mientras el Parlamento debatía el asunto, en Davos (Suiza) el presidente ruandés, Paul Kagame, se abría a la posibilidad de reembolsarle al Gobierno británico los 240 millones de libras (280 millones de euros) abonados por recibir simpapeles. Esto, a pesar de que no ha acogido todavía a ningún inmigrante ilegal.