Córcega aumenta su autonomía, pero sin amnistía ni sistema fiscal propio

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

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El presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron, en una visita oficial al presidente de Lituania, Gitanas Nauseda.
El presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron, en una visita oficial al presidente de Lituania, Gitanas Nauseda. CHRISTOPHE PETIT TESSON | EFE

Macron necesita una mayoría de tres quintos para aprobar la iniciativa

12 mar 2024 . Actualizado a las 20:42 h.

El Gobierno francés y las autoridades de Córcega alcanzaron un acuerdo para modificar la Constitución y reconocer el estatuto de autonomía de la isla. Así comienza a tomar forma la promesa que hizo hace seis meses Emmanuel Macron cuando anunció que estaba dispuesto a reconocer la singularidad de Córcega, y que esta «sea reconocida en la Constitución en el seno de un artículo propio», aseguró el presidente de la República, al mismo tiempo que advertía que «no será una autonomía contra el Estado, ni una autonomía sin el Estado».

El ministro del Interior, Gérald Darmanin, llevaba casi dos años negociando con los cargos electos de Córcega sobre la reforma constitucional que estos reclamaban para obtener este nuevo estatus, aunque las divergencias entre los propios interesados había ido retardando la iniciativa.

Los nacionalistas corsos, autonomistas e independentistas, pedían un «estatuto de autonomía de pleno derecho y pleno ejercicio», con cuatro prioridades: el poder legislativo y fiscal, la cooficialidad de la lengua corsa, la compra de bienes inmuebles reservada a los residentes y la amnistía de los que consideran «prisioneros políticos». Con ello hacen referencia a los procedimientos judiciales incoados tras los actos de violencia registrados en Córcega en marzo del 2022 como consecuencia del atentando contra el independentista Yvan Colonna que perdió la vida en prisión cuando cumplía condena por su participación en el asesinato del prefecto de Córcega Claude Erignac en 1998.

Mayoría de tres quintos

Finalmente, el documento «prevé el reconocimiento de un estatuto de autonomía para Córcega en el seno de la república que tiene en cuenta sus intereses propios ligados a su insularidad mediterránea, a su comunidad histórica, lingüística, cultural que hayan desarrollado un lazo singular con su tierra». Y al mismo tiempo, el acuerdo «respeta las líneas rojas fijadas por el presidente de la República y por mí mismo», se felicitó Darmanin. Es decir, no reconoce un pueblo corso, ni la cooficialidad de la lengua corsa ni el estatus de residente.

Para el presidente de Córcega, Gilles Simeoni (miembro del partido autonomista Feu a Corsica), se trata de un «paso decisivo» aunque el proceso de revisión de la Constitución que se requiere para reconocer el estatus de autonomía no será un camino fácil. En primer lugar, se debatirá en la Asamblea Territorial corsa, donde sin duda será adoptado. Pero luego, el texto debe pasar por la Asamblea Nacional y el Senado, y más adelante ser votado por los tres quintos del Congreso (diputados y senadores reunidos).

La derecha ha mostrado ya su oposición: el presidente de Los Republicanos en el Senado, Bruno Retailleau, estima que el acuerdo alcanzado este martes es «un paso peligroso» porque, «al contrario de lo que se dice oficialmente, este proyecto reconoce efectivamente la noción de pueblo corso» y es la puerta abierta a que otras regiones reclamen el mismo trato.

El Partido Socialista, por su parte, dice que es «favorable a una forma de autonomía», pero también teme que esto cree «precedentes», como indicó su primer secretario, Olivier Faure.