Arde la histórica Bolsa de Copenhague: «É un dano irreversible, unha traxedia»

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

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La aguja de la antigua Bolsa de Copenhague cae, presa de las llamas.
La aguja de la antigua Bolsa de Copenhague cae, presa de las llamas. Ida Marie Odgaard | EFE

Ainara Lago, de Corcubión, visitó el edificio un día antes del incendio

16 abr 2024 . Actualizado a las 22:40 h.

Un emblema envuelto en llamas. Esa fue la imagen que despertó el martes a Copenhague, cuando un gran incendio empezó a devorar el edificio de la antigua Bolsa de la ciudad. El fuego fue declarado a las siete y media de la mañana, y a la una de la tarde la mitad de la estructura ya había sido consumida. Solo quedaba el esqueleto.

«Pasases por onde pasases, había fume por todas partes», cuenta Ainara Lago, directora de la oficina de Abanca en Corcubión. Amaneció pegada a las noticias en un hotel céntrico, muy cerca del lugar del incendio. Ha viajado a la ciudad danesa para ver a The Blaze, un grupo de indie francés, y el día anterior había pasado justo por delante del edificio en un free tour (visita guiada).

La antigua Bolsa de Copenhague, cuenta Ainara, está en el centro, donde empieza una de las calles más comerciales de la ciudad —Stroget— y al lado del palacio en el que fue coronado hace unos meses el nuevo rey del país, Federico X. «Contáronnos que aquí moitos edificios históricos teñen figuras de dragóns como símbolo de protección, porque Copenhague foi devastada varias veces séculos atrás». Y la antigua Bolsa no era una excepción. Sobre su techo, cuatro colas de dragón se entrelazaban, formando una aguja de 54 metros que, hasta ahora, había mantenido el edificio a salvo durante 400 años. De hecho, la estructura llegó a evitar en varios momentos ser alcanzada por las llamas de edificios vecinos, como el actual Parlamento.

Pero el martes se rompió el hechizo y la icónica aguja cayó, junto a parte de la techumbre. «Desplegouse un dispositivo de policías e militares, cortáronse rúas e a ponte principal... E moita xente se achegou ao lugar, sobre todo autóctonos, para ver un feito histórico. Na cultura danesa destaca o gusto polo urbanismo e a arquitectura, e isto é un dano irreversible para o patrimonio de Copenhague. Para moitos é moi doloroso, unha traxedia».

Origen desconocido

Las autoridades no dieron por controlado el fuego hasta las cinco y media de la tarde. Todavía no se conoce cuál fue el origen, pero tampoco se ha encontrado ninguna víctima. Los diez restauradores que estaban trabajando en el interior de la construcción en el momento del incendio pudieron salir por su propio pie.

Precisamente los andamios que rodeaban la histórica estructura, cuyas fachada y techumbre llevaban dos años siendo restauradas, dificultaron en gran medida los trabajos de extinción. Una extinción en la que participaron alrededor de 135 bomberos, decenas de policías y 90 agentes de la Guardia Real.

La tarea más complicada fue rescatar la amplia colección pictórica que albergaba el edificio. Cientos de obras fueron salvadas a contrarreloj y trasladadas a los almacenes del Museo Nacional, que en los próximos días hará un inventario para estimar los daños. De todas formas, la mayoría de piezas importantes han evitado las llamas, incluida Desde la Bolsa de Copenhague, del impresionista P. S. Kroyer, uno de los pintores daneses más reputados.

Es la segunda vez en menos de un año que Ainara vive un episodio catastrófico durante un viaje. Hace unos meses, la pilló la DANA en Grecia. «Foi unha casualidade, en octubre. Vivín de primeira man as inundacións, estiven na estación central de Atenas coa auga ata os xeonllos e si, foi outra historia». Pero ella se lo toma con naturalidad. «Tamén é normal, porque adoito viaxar bastante. Que pasen cousas forma parte da experiencia».