Ignacio Álvarez-Ossorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos: «El riesgo de la dinámica acción-reacción es que desencadene una guerra abierta»

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Ignacio Álvarez-Ossorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Complutense de Madrid.
Ignacio Álvarez-Ossorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Complutense de Madrid. Aitana Castejón

Estima que la contenida respuesta israelí indica que opta por cerrar la crisis

20 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Ignacio Álvarez-Ossorio es catedrático de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Complutense de Madrid, especialista en Oriente Medio, autor, entre otros libros, de Gaza. Crónica de una Nakba anunciada, que está a punto de publicarse. En su opinión, si la respuesta de Israel al ataque de Irán a su territorio se reduce a la intervención de este jueves, esto indicaría que ambas partes dan por cerrada la crisis y optan por la desescalada. Aunque habrá que esperar a ver si el Gobierno de Benjamin Netanyahu para aquí y si hay otra represalia del régimen islámico iraní.

—¿Cómo evalúa el ataque israelí contra Irán?

—Considero que era previsible que Israel atacase el territorio iraní con el objeto de restaurar su capacidad de disuasión. Entre las diversas opciones barajadas, Israel ha optado por la menos arriesgada, ya que tan solo ha golpeado una base aérea en Isfahán causando daños menores. Si la respuesta israelí se reduce a este ataque, todo parece indicar que los dos actores intentan dar por cerrada la crisis y optan por la desescalada. El principal riesgo de esta dinámica de acción-reacción es que haya un error de cálculo por una de las partes que haga estallar la situación y provoque un choque frontal, lo que podría desencadenar una guerra abierta.

—Es una respuesta al ataque de Irán sobre Israel. ¿Qué supuso esta intervención?

—Es un hecho sin precedentes, que demuestra un cambio de patrón en las dinámicas geopolíticas de Oriente Medio. Hasta el momento, el régimen iraní había optado por movilizar a sus aliados regionales para responder a los ataques israelíes y había evitado una colisión directa que podría provocar un escalada regional sin vuelta atrás. Al atacar directamente el territorio israelí pretende recuperar su capacidad de disuasión y recordar que el ataque contra su delegación diplomática en Damasco es una línea roja que no puede quedar sin respuesta.

—¿Cuál era el objetivo del régimen de Irán?

—El ataque iraní tenía diversos objetivos. Por una parte, ejercer el derecho a la legítima defensa. Por otra parte, recuperar la iniciativa frente a los recurrentes ataques israelíes contra objetivos militares iraníes en Siria. También lanza un mensaje claro a la comunidad internacional, a la que advierte que es necesario poner fin a la ofensiva militar israelí contra la Franja de Gaza que ha provocado ya más de 125.000 víctimas entre muertos y heridos e imponer un alto el fuego de manera inmediata. En caso de que mantenga su apoyo incondicional a Israel, Estados Unidos se arriesga a verse envuelto en las arenas movedizas de Oriente Medio, ya que no podría mantenerse al margen de una guerra Israel-Irán.

—¿Cuál es la estrategia de Benjamin Netanyahu?

—Está clara desde el principio de la ofensiva contra la Franja de Gaza. Por una parte, pretende prolongar de manera indefinida la campaña militar para reducir a cenizas Gaza y convertirla en un lugar inhabitable. Ya ha destruido prácticamente todas sus infraestructuras civiles, hospitales, universidades, escuelas y mezquitas. Está utilizando también el hambre como arma de guerra para forzar a la población a abandonar su tierra. Por otra parte, Benjamin Netanyahu intenta extender el conflicto regional para tratar de perpetuarse en el poder. Aunque la mayor parte de la sociedad israelí exige la celebración de nuevas elecciones, el primer ministro intenta prolongar indefinidamente la guerra y extenderla a los países vecinos para no someterse al escrutinio de las urnas.

«Biden está en un callejón sin salida porque su reelección depende de la desescalada y Gaza»

El conflicto iranoisraelí afecta a los palestinos. «Lo más probable es que se convierta en una cortina de humo que oculte los crímenes de guerra y de lesa humanidad perpetrados por el Ejército israelí contra la población de Gaza», señala Álvarez-Ossorio. Ahora mismo, «la atención de la comunidad internacional está centrada en el eje iranoisraelí y lo que ocurre en Gaza ha quedado en segundo plano, a pesar de que todas las agencias internacionales han advertido de la situación crítica de la población y el riesgo de que la hambruna provoque miles de víctimas», explica.

—¿Cuál es el papel de EE.UU.?

—Biden se encuentra en un callejón sin salida, porque sus posibilidades de reelección dependen de la desescalada regional y de un alto el fuego en Gaza. No obstante, su respaldo incondicional a Netanyahu y su complicidad con el genocidio palestino hacen que su destino esté, al menos parcialmente, condicionado por las decisiones que adopte el primer ministro israelí. Una escalada militar en la región con un choque frontal entre Israel e Irán podría favorecer a Donald Trump, que siempre se ha caracterizado por su sintonía con Netanyahu.