De Pegasus a Koldo, los otros problemas

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira REDACCIÓN / LA VOZ

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Begoña Gómez, junto a Pedro Sánchez, en junio del 2015 en el Teatro Circo Price Madrid, en la proclamación del segundo como candidato del PSOE a las elecciones del 2015.
Begoña Gómez, junto a Pedro Sánchez, en junio del 2015 en el Teatro Circo Price Madrid, en la proclamación del segundo como candidato del PSOE a las elecciones del 2015. BENITO ORDÓÑEZ

Las investigaciones judiciales, las dudas sobre sus socios o un futuro en Europa, claves

28 abr 2024 . Actualizado a las 10:46 h.

La pregunta que rueda por los cenáculos políticos de toda España desde el pasado miércoles a las 19.06 horas es la mourinhista —de José Mourinho— «¿por qué?». El vilipendiado entrenador madridista era incapaz de entender como su ristra de logros languidecía ante el fluido verbo y ágil fútbol de Guardiola y su Barcelona estelar. A Pedro Sánchez también le ha llegado el momento de cuestionarse casi todo. Y no entiende que se le critique con la economía creciendo por encima de la media europea, el paro descendiendo a niveles récord y una agenda autodenominada progresista que ha llenado de ayudas lo peor de la crisis del covid. Un volcán, una pandemia y una guerra en apenas seis años han puesto al protagonista de Manual de resistencia al límite de sus fuerzas. Y la pregunta es por qué ahora. La respuesta no es única y nadie conoce la verdad que ha provocado la reacción de Sánchez.

HIPÓTESIS PRINCIPAL

El sufrimiento familiar. El líder socialista desató la mayor crisis de su mandato el pasado miércoles con un tuit con cuatro folios que, aseguran, escribió solo. Horas antes había conocido la apertura de diligencias por parte de un veterano juez de Madrid, Juan Carlos Peinado (69 años) sobre las presuntas irregularidades que habría cometido Begoña Gómez en sus cometidos profesionales al avalar a un licitador de un contrato público y a aceptar patrocinios de empresas luego beneficiarias de ayudas del Gobierno que preside su marido.

«Pese a días como hoy, aún sigo creyendo en la Justicia», soltó a modo de latigazo en un Congreso que no podía intuir lo que pasaría horas después. El nombre de su mujer lo puso sobre la mesa uno de sus aliados, Gabriel Rufián. Su némesis, Alberto Núñez Feijoo, ni lo citó en su pregunta. Santiago Abascal, de Vox, tampoco.

La relación de Sánchez con su mujer es muy estrecha, como ambos han confesado en sus apariciones antes de llegar a la Moncloa. Ella fue clave en la reconquista de Ferraz, cuando el ahora presidente meditaba dejar la política tras ser defenestrado por sus propios compañeros.

El equipo más cercano a Pedro Sánchez siempre señaló la presencia de Begoña Gómez en muchas de las decisiones estratégicas del líder socialista. Pero algunas fuentes se cuestionan que sea el único factor debido al limitado alcance judicial que se le presupone a las denuncias de Manos Limpias y Hazte Oír.

En los últimos días también ha irrumpido otra línea de sospechas sobre su familia, con el traslado de su hermano, David Azagra, a Portugal, tras fijar su residencia fiscal en Elvas, a quince kilómetros de la frontera, pese a trabajar en la Diputación de Badajoz.

maría pedreda

EL CASO KOLDO

La sombra de la corrupción. Algunas fuentes consultadas revelan que el caso Koldo es otro de los lastres en la mochila emocional de Pedro Sánchez. Al líder del PSOE no le tembló la mano a la hora de prescindir de sus más fieles aliados. Adriana Lastra, Carmen Calvo, Iván Redondo, Juanma Serrano o Maritcha Ruiz Mateos, su núcleo duro en los duros años de la oposición, salieron de su círculo de confianza sin muchas explicaciones. A José Luis Ábalos —la otra pata del grupo, su hombre fuerte, el número 2 en el PSOE, el portavoz en la moción de censura— lo defenestró del Ministerio de Transportes, pero lo mantuvo como diputado y pensaba en él como candidato para los puestos de salida en las elecciones europeas del 9J. Hasta que estalló el caso Koldo y las dudas sobre la gestión de los contratos de emergencia en la pandemia se multiplicó.

La corrupción era una línea roja en el PSOE. Fue el argumento que sostuvo la primera moción de censura de la democracia y Sánchez tuvo que elegir entre sacrificar a uno de los guardianes de sus secretos o intentar mantener sin mácula su Gobierno. Ábalos fue expulsado del PSOE, pero sigue en el Congreso. Y en las múltiples derivadas del caso Koldo aparece Begoña Gómez por sus relaciones personales con Víctor de Aldama, uno de los cerebros de la trama, el principal conseguidor de la misma.

El proceso judicial se encuentra aletargado. La regla no escrita de no interferir en los procesos judiciales ha ralentizado el volcado de los móviles y dispositivos digitales de los principales investigados. Ello no es óbice para que la férrea cadena de mando establecida por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, sobre la Guardia Civil y de Álvaro García Ortiz sobre los fiscales ofrezca con antelación mucha información a la cúpula del PSOE. De hecho, algunos medios dan por hecho que en la Moncloa se conocían las pesquisas sobre Koldo García desde el verano del 2022.

El contenido de esas escuchas y mensajes, así como los posibles documentos que relacionen al entorno más directo del presidente con la trama presuntamente corrupta han despertado también numerosas suspicacias.

EL TELÉFONO ESPIADO

Rencillas con Israel. Casi al mismo tiempo que llegaba a la Moncloa el auto del juez Peinado abriendo diligencias a Begoña Gómez, resucitaba otro viejo problema dormido. Hace casi dos años, en mayo del 2022, en plena polémica con los independentistas catalanes por el supuesto espionaje a los líderes del procés, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, intentaba rebajar la presión de sus aliados reconociendo que también habían sido pinchados los móviles del presidente del Gobierno, de la ministra de Defensa, Margarita Robles, del de Agricultura, Luis Planas, y del de Interior, Grande-Marlaska. La diferencia es que el espionaje a los separatistas se hizo bajo supervisión judicial, mientras que a Sánchez y sus ministros se supo más tarde que lo había hecho presuntamente Marruecos, como en otros países como Francia.

Aquellas escuchas se hicieron con un programa israelí, Pegasus, que almacena todos los datos en una empresa de Tel Aviv. Las primeras consecuencias afectaron a la política exterior de España, con un histórico giro promarroquí en detrimento del Frente Polisario. La firma propietaria del software, NSO, reporta todos sus datos al Gobierno israelí. Y, en plena ofensiva internacional de Pedro Sánchez para abanderar el reconocimiento internacional del Estado palestino, Tel Aviv decidió remitir parte de la información, aún no revelada, a un juzgado francés que, a su vez, las trasladó al juez español José Luis Calama. Este magistrado ha reabierto un caso plagado de incertidumbres que el Ejecutivo español nunca quiso aclarar ni en el Congreso ni en otras instancias. Las dudas sobre el contenido hackeado del móvil de Sánchez han dado lugar a toda clase de teorías. El caso está bajo secreto judicial.

UN RETIRO INTERNACIONAL

Ambiciones en Europa. Entre las especulaciones sobre las motivaciones de Sánchez ocupa un puesto destacado su afán por prorrogar su carrera política más allá de los Pirineos. La agenda internacional siempre fue una de sus principales preocupaciones. Ocupa desde el año pasado el cargo de presidente de la Internacional Socialista y se esfuerza por aparecer en todas las grandes cumbres mundiales, de la de la OTAN, que llegó a organizar en Madrid, al G20, donde dejó alguna de sus fotografías más icónicas junto a los grandes líderes mundiales. Las elecciones europeas del 9J no pintan bien en los sondeos para los socialdemócratas, que podrían perder parte de su protagonismo en la dirección de los Veintisiete. El puesto más accesible sería el de presidente del Consejo Europeo, que se prevé deje vacante el liberal belga Charles Michel, aunque su furibundo ataque al alemán Manfred Weber, previsible líder de la mayoría parlamentaria, y la competencia de otros ilustres caídos, como el portugués Antonio Costa, complican esa opción. Otros cargos, como el de secretario general de la OTAN, se antojan complicados por algunas de las decisiones de política internacional de Sánchez. Y en la ONU todos apuntan a la posibilidad de que sea una mujer la que releve al portugués Guterres. De momento, el PSOE ha pospuesto hasta el martes la ratificación de la lista que, en principio, encabezará la vicepresidenta Teresa Ribera.

Las malas perspectivas

Sondeos en contra. Aunque los socialistas han festejado su tercer puesto en el País Vasco (12 diputados de 75) como una gran victoria que anticipa la recuperación del PSOE, y que Salvador Illa lidera con ventaja los sondeos en Cataluña, las encuestas, todas menos el CIS de Tezanos, no paran de reflejar el incremento de la ventaja del PP. Pero los más cercanos a Sánchez restan valor a la demoscopia en la situación del líder socialista. «También iba a perder el 23J. Y ahí está», afirma un veterano socialista que insiste en que «si Sánchez hubiera hecho caso a las encuestas, se habría ido hace mucho».

«Si Sánchez hubiera hecho caso a las encuestas, se habría ido hace mucho», defienden los más cercanos al líder socialista