Cataluña afronta la recta final de la campaña en un escenario endiablado

Xavier Gual BARCELONA / E. LA VOZ

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El candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, empezó el domingo corriendo con periodistas antes del mitin con José Luis Rodríguez Zapatero
El candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, empezó el domingo corriendo con periodistas antes del mitin con José Luis Rodríguez Zapatero David Borrat | EFE

Los sondeos dan como ganador al PSC, que tendrá difícil armar un gobierno

06 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A cinco días del cierre de la campaña electoral en Cataluña, los candidatos a la Generalitat exprimen sus argumentos para captar el voto, con la atención cada vez más polarizada entre los dos principales aspirantes a ocupar el Palacio de la Generalitat, el socialista Salvador Illa y el expresidente catalán y líder del procés, Carles Puigdemont. En Esquerra han tocado a rebato. Los republicanos no son capaces de darle la vuelta a los sondeos, que en algunos casos les auguran una pérdida de hasta ocho diputados. De poco han servido los tres años al frente del Gobierno de la Generalitat, marcados por los aumentos de inversión en educación y sanidad, el histórico traspaso de Cercanías o el del ingreso mínimo vital. Tampoco otros acuerdos arrancados en Madrid, más en clave nacionalista, gracias a sus pactos con el PSOE de Pedro Sánchez, como los indultos, de los que se benefició el propio Oriol Junqueras, o la reforma del código penal que eliminó el delito de sedición. El problema de Pere Aragonès es que tiene el electorado prácticamente dividido por la mitad, entre los defensores de la independencia, que no quieren ni ver a Salvador Illa, y los partidarios de reeditar el tripartito de izquierdas, a los que se les eriza la piel cuando oyen hablar de Puigdemont.

En una campaña en la que se habla más de pactos poselectorales que de programas y propuestas, cuando el votante se mueve más por la estrategia que por la fidelidad a las siglas, la tentación de decantarse por uno de los dos candidatos que mejor representan la esencia de estas dos fórmulas, Illa o Puigdemont, es muy fuerte. Tal como están las cosas, la presidencia de la Generalitat es cosa de dos, pero no es descartable una repetición electoral. Hay muy poco margen para la sorpresa. En los días que quedan de aquí al sábado de reflexión, los partidos pondrán especial atención en el voto de quienes aún a estas horas no lo tienen claro y que, según el último sondeo del CEO, se trata de una cifra muy elevada, más del 30 %.

En el último domingo de campaña, el candidato de Junts apeló a la movilización, especialmente de los indecisos. «Nos toca retomar las cosas donde las hemos dejado de la manera más digna en sentido político e histórico. Espero que nos podáis acompañar en este viaje de retorno y de reanudación, porque de esto se trata», aseguró Puigdemont desde su púlpito en Argelers.

Sin Sánchez pero con Zapatero

No muy lejos de allí, en Gerona, el candidato del PSC recordó la trascendencia de estas elecciones catalanas, una de las más decisivas de la historia de la democracia, porque «marcan una inflexión y pueden significar un cambio de rasante en Cataluña y en España». Junto al expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, Illa se dirigió también al líder del PP, Alberto Núñez Feijoo, volcado estos días en Cataluña, para poner en cuestión su manera de hacer oposición: «Si viene a Cataluña a practicar o aconsejar a los suyos que practiquen la misma oposición que hace él en Madrid, va muy mal». En Salou, Feijoo arremetió contra el primer secretario de los socialistas catalanes, para señalar que «ya no hay diferencias entre el independentismo y el actual PSC, que se ha borrado de ser un partido de Estado; ya solo el Partido Popular es el partido de Estado», dijo.

La irrupción de la ultraderechista Alianza Catalana

Ander azpiroz  

Nadie esperaba como invitado para estas elecciones del 12 de mayo a Alianza Catalana, una formación populista que combina su apoyo al independentismo extremo con sus ideas ultraderechistas. Su germen se encuentra en la localidad gerundense de Ripoll, la misma en la que el imán Abdelbaki Es Satty captó y radicalizó a los jóvenes que ejecutaron los atentados del 17 de agosto del 2017 en Barcelona y Cambrils.

Bajo la consternación del ataque yihadista, que causó la muerte a 16 personas más la de los ocho terroristas, se fundó en el 2020 Alianza Catalana. En su ideario figuran la hispanofobia, frenar cualquier tipo de inmigración, imponer el catalán como única lengua en Cataluña, declarar la independencia de forma inmediata y unilateral o la defensa de una economía libre de mercado. Por otro lado, defiende los derechos LGTBI. Todo un galimatías difícil de encajar en el puzle que conforman las fuerzas políticas catalanas.

Tras las elecciones del 2023 su candidata Silvia Orriols se convirtió en alcaldesa de Ripoll gracias a la permisividad de Junts, que rechazó el cordón sanitario que plantearon PSC, ERC y la CUP. Ahora Orriols se postula a la residencia de la Generalitat y su presencia en el Parlament podría condicionar el futuro Ejecutivo ante la falta de mayorías claras que auguran todas las encuestas, las mismas que pronostican la posibilidad de que Alianza Catalana obtenga hasta dos escaños. La formación ultraderechista se podría ver favorecida por el sistema electoral catalán que sobrerrepresenta a Gerona, Lérida y Tarragona en detrimento de Barcelona, la provincia más poblada. Orriols, de hecho lidera la lista de su partido por Gerona por lo que un puñado de votos podría abrirle las puertas del Parlamento catalán.

La aparición en escena de Alianza Catalana ha obligado a modificar el discurso de Junts y de Vox, por muy contradictorio que parezca. Los de Carles Puigdemont exigieron a cambio de su apoyo a tres reales decretos en el Congreso que la Generalitat disponga de toda las competencias sobre inmigración, incluidas las repatriaciones inmediatas, algo que no pidió el presidente catalán ERC y que de hecho no se ha llegado a hacer efectivo aún. Vox, por su parte, ha endurecido su discurso con tintes xenófobos para no perder terreno frente a Orriols y los suyos. «Solo nos une el diagnóstico sobre el incremento de la inseguridad y el hecho de que la inmigración ilegal está desbordada», opone Ignacio Garriga, candidato de la formación de Santiago Abascal. En paralelo, tanto Esquerra como la CUP aseguran que no apoyarán ningún Gobierno independentista que dependa de la alcaldesa de Ripoll.