La decadencia de las cercanías ferroviarias se extiende por el noroeste

L.O. / S.D.M. REDACCIÓN

ASTURIAS

El tren de FEVE Pravia-Gijón, a su llegada a la estación, con la comitiva de SOS Tren Asturias
El tren de FEVE Pravia-Gijón, a su llegada a la estación, con la comitiva de SOS Tren Asturias

La ristra de cancelaciones, averías y falta de personal enerva a los usuarios de Asturias, Galicia, Cantabria y León, que se organizan en plataformas. Los Gobiernos regionales buscan fórmulas de apoyo

23 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

No todo en el debate ferroviario son las líneas de alta velocidad. Si en la primera visita del nuevo ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, la Variante de Pajares y el AVE acapararon buena parte de los titulares, también se abordó (aunque quedó pendiente para una reunión futura) la situación de la red de cercanías, que padece un declive constante desde hace años pero que de forma más reciente ha comenzado a hacerse más que patente para los pasajeros. No se trata de un problema que afecte solo a Asturias. Todo el noroeste padece una decadencia ferroviaria que ha empezado a disparar las alarmas. Las insistentes denuncias de los usuarios del Principado las comparten ahora los viajeros de Galicia, Cantabria y León. Se han llegado a producir situaciones tan peregrinas como los traslados en taxi en la línea Ferrol-Ribadeo. Cada comunidad busca, por el momento, soluciones por separado y clama en solitario ante el todopoderoso Renfe Viajeros, paraguas bajo el que ahora sobrevive la antigua Feve.

Un foro profesional de la red tiene incluso abierto un hilo con un nombre muy significativo: «Feve huele a muerto». Los usuarios recopilan noticias y también circulares internas que apuntalan esta idea, desde traslados de maquinistas al rechazo a aceptar nuevos transportes de mercancías que insuflarían oxígeno a la red. Cuelgan además documentos internos en los que se notifican razones de cancelaciones tan variadas como la falta de personal para conducir convoyes o «falta de material diesel». En estos casos se han puntualizado que no es que no tengan combustible almacenado. Lo que no disponen es de profesionales que llenen los depósitos de los tenes.

Por comunidades 

El pasado martes, el consejero de Fomento y Medio Ambiente de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, anunció la puesta en marcha de «un plan de refuerzo» del tren de Feve León-Bilbao que ha perdido miles de pasajeros en parte, según reconoció el propio consejero por las carencias de plantilla y la limitación de las frecuencias. Esta línea comunica, además, a alrededor de un centenar de pequeñas poblaciones de la zona montañesa de León. Suárez-Quiñones señaló en todo caso que «Renfe no tiene previsto el cierre de ninguna línea ni de cercanías, ni de media distancia, ni de ancho métrico» pero Feve precisará más maquinistas, operadores e inversión para el mantenimiento de la flota.

Esa necesidad parece, en realidad, acuciante. La falta de maquinistas ha obligado a sustituir el tren por el autobús en un tercio de los trayectos de Feve en León durante algunas épocas del año. En 2016, los sindicatos ferroviarios calculaban que de media tres de las ocho frecuencias diarias con la capital necesitaban del apoyo de servicios por carretera. Los usuarios, al igual que sucede con los asturianos, hablan incluso de «un cierre encubierto». Lo cierto es que, en ocasiones, han llegado a viajar totalmente gratis, ya que cuentan con estaciones sin tornos y la escasez de plantilla hace que muchos servicios no disponen con revisores para cobrar.

Algo muy similar ocurre en Cantabria, donde los pasajeros comienzan a organizarse en plataformas y a convocar movilizaciones. La última, por el momento, el 1 de marzo. La voz cantante la están llevando las Mesas de Movilidad del Arcos de la Bahía y de Besaya, con el respaldo de la plataforma Cantabria por lo Público y Sin Recortes. Estos colectivos ciudadanos relatan la misma historia que el resto de comunidades, una retahíla de retrasos, anulaciones, tornos dañados y trenes en un estado lamentable en las líneas que conectan Santander con Cabezón, Liérganes y Reinosa. Han trasladado por escrito a la compañía las quejas, aunque con pocas esperanzas de que sean efectivas.

Los usuarios, además de analizar la situación y de elevar las denuncias a las administraciones, también plantean opciones. Las mesas de movilidad reclaman la constitución de un Consorcio de Transportes, como el que ya funciona en el Principado. Consideran que ese sería el primer paso para ordenar el transporte público y para comprobar las necesidades reales de toda la comunidad.    

Asturias y Galicia

Son numerosas las estaciones en todo el Principado que dan muestras de abandono. Las reclamaciones de los trabajadores y los colectivos de viajeros por falta de inversión son constantes. Un único datos es suficiente para ilustrar la magnitud de esta debacle. En febrero de 2016, utilizaron las líneas de cercanías un total de 161.268 usuarios asturianos. En febrero de 2017 fueron 152.293. En solo un año, han perdido 9.000 pasajeros al mes. Así queda reflejado en la última estadística publicada esta misma semana por la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei).  

Se trata de un problema de inversión y también de escasez en el reparto. El pasado mes de diciembre, el portavoz del Gobierno asturiano, Guillermo Martínez, calificaba de «claramente insuficiente», el anuncio de la adjudicación, por parte del Ministerio de Fomento, del mantenimiento de la red de ancho métrico (las correspondientes a la antigua Feve) por apenas 2,3 millones de euros. Si la cifra ya parecía pequeña, el estupor se ampliaba al conocer que además ese monto debía repartirse en Asturias y Galicia.  

Precisamente, en Galicia se ha dado de forma reciente algunos de los episodios más singulares que ponen de relieve ese declive. Hace unos días se suspendieron los servicios de la línea Ferrol-Ribadeo, y la dirección de la compañía solucionó el abandono de los pasajeros con servicios de taxis y autobuses.Al mismo tiempo, la Plataforma pola Defensa do Ferrocarril Ferrol-Ribadeo, denunció que de las nueve máquinas que había en la estación de Ferrol, solo una se encontraba operativa, algo que en su opinión pone de manifiesto el deterioro de los trenes.

En Asturias, el comité de empresa de Feve lleva años advirtiendo de que la falta de inversiones acercaba a la compañía al descarrilamiento. Esa labor de denuncia continúa todavía hoy en día, pese a que ha caído sistemáticamente en saco roto. A principios de este año, el comité abrió un nuevo frente con la imposibilidad de pagar billetes, tal y como sucede en León, porque no había ni revisores en los trenes para controlar los billetes ni se habían instalado tornos en todas las estaciones. Luis Blanco Junquera, el presidente, explicó entonces que la dirección de la compañía decidió colocar tornos en los apeaderos para controlar el acceso y salida de los viajeros, aunque no en todas las estaciones. Por otro, apostaron por bajar de los trenes a la inmensa mayoría de los interventores -que realizaban las tareas de revisión de los billetes- y los destinaron a otras tareas, como la revisión de cámaras. Estas dos medidas, unidas a la escasez de personal, provocaron que sea imposible para los trabajadores controlar quién ha pagado el billete y quién no.

También en el Principado la movilización ciudadana es creciente. Asturias al Tren lleva años alzando la voz, con Carlos García Alcalde al frente. Ahora, con la incorporación de otros colectivos vecinales, políticos, sindicales y ambientales, se ha constituido la plataforma Sos Tren.