La «minicumbre» de Oviedo escenifica hoy en el Campoamor el rechazo al independentismo catalán

Juan M. Arribas REDACCIÓN

ASTURIAS

Felipe VI en el teatro Campoamor
Felipe VI en el teatro Campoamor Ballesteros

Máxima expectación ante los discursos de la entrega de los Premios Princesa de Asturias del Rey y de la cúpula de la UE

20 oct 2017 . Actualizado a las 11:38 h.

Nunca antes la ceremonia de los Premios Princesa había tenido tanto peso político y tanta expectación mediática, tanto nacional como internacional. La deriva secesionista de Cataluña, que ha traspasado las fronteras españolas, tendrá mañana un espacio fundamental en Oviedo. Las palabras del Rey, Juncker, Tusk y Tajani han levantado una vibrante expectación porque pueden marcar un nuevo capítulo en el conflicto catalán. El espaldarazo al discurso tanto de Felipe VI como a las políticas del Gobierno puede ser la línea dominante, con la escenificación en el Campoamor de las más altas autoridades europeas desautorizando al unísono al independentismo catalán. A buen seguro, Puigdemont, el destinatario de los mensajes, escuchará los discursos de la minicumbre de Oviedo desde su despacho del Palau de la Generalitat.

Las palabras de don Felipe en el Campoamor fueron durante años sus mensajes más personales en su etapa como príncipe de Asturias. Desde el escenario abordó la coyuntura política del momento: el terrorismo etarra, los efectos de la gran recesión o el soberanismo catalán. En esta ocasión, la grave crisis catalana, con la aplicación del artículo 155 pendiendo de un hilo, aporta más relevancia a la declaración de Rey. Y la presencia de los presidentes de la Comisión, el Consejo y el Parlamento europeos (Jean Claude Juncker, Donald Tusk y Antonio Tajani, respectivamente), que recibirán el premio a la Concordia otorgado a la Unión Europea, puede ser crucial en un conflicto en el que el reconocimiento internacional es clave.

Apenas han pasado dos semanas desde el mensaje extraordinario del Rey.  El día 3 de octubre, solo dos días después del 1-O, Felipe VI acusó de «deslealtad inadmisible» a la Generalitat y llamó a asegurar el orden constitucional, un hilo argumental que previsiblemente reproducirá en el Campoamor. Habrá que estar muy atentos además a los altos dirigentes europeos, que ya han ido apuntando su posición ante el independentismo catalán. Juncker ya afirmó recientemente: «No quiero una Cataluña independiente; otros harían lo mismo. No quiero una UE de 96 estados». Tajani también fue ayer taxativo: nadie en Europa aceptará a una Cataluña independiente, dijo. Donald Tusk, por su parte, ya pidió a Puigdemont que diese un paso atrás para propiciar el diálogo. La contundencia de los discursos puede ser un punto de inflexión en la crisis catalana. El independentismo necesita el reconocimiento internacional para poder subsistir.

Los tres dirigentes llegarán por la tarde a Oviedo desde Bruselas, donde asisten a la cumbre europea. Junto a ellos acudirá también Mariano Rajoy, el primer presidente que acude a una ceremonia de entrega desde 1981. Ese año, la primera edición de los galardones, fue Leopoldo Calvo Sotelo el que acudió al acto. Es muy previsible que también asista Albert Rivera, el líder de Ciudadanos y se desconoce si Pedro Sánchez también estará presente. Los tres políticos negocian la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Tras su paso por Asturias, Rajoy presidirá el sábado la reunión del Consejo de Ministros en la que está previsto aprobar las medidas antiindependentistas.

En la calle, mientras tanto, a las puertas del teatro Campoamor, dos concentraciones coincidirán a la misma hora y a escasos 20 metros de distancia. Por una parte las Marchas de la Dignidad que un año más se concentrará en la plaza de la Escandalera. En esta ocasión rechazarán el premio de la UE y recordarán las políticas respecto a la crisis de los refugiados. A escasos 20 metros, en el paseo de los Álamos, ha sido convocada a través de las redes sociales una manifestación en defensa de la unidad de España. Las medidas de seguridad se han extremado en los últimos días en la capital del Principado.