El Principado se ha convertido en los últimos años en uno de los lugares más atractivos para organizar festivales de música debido al clima, los precios y la facilidad de alojamiento
09 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Corría el año 2000 cuando Asturias se convirtió, casi por sorpresa, en sede de uno de los festivales de música más prestigiosos de entonces: el Doctor Music Festival. El evento se había celebrado durante tres años seguidos en la provincia de Lleida y, por distintas razones, acabó trasladándose a La Morgal, en el concejo de Llanera. Aunque asistieron artistas punteros como Lou Reed, Beck, Pet Shop Boys o Rinôçérôse, entre otros muchos, el festival no tuvo el tirón que se esperaba de él, y hubo quien lo atribuyó a su ubicación. Llegaron a decir que Asturias no era un buen sitio para organizar festivales. El tiempo acabó por quitarles la razón a quienes pensaban así.
Ha llovido mucho desde entonces, y las cosas han cambiado bastante. Quizá la expresión no es, de hecho, la más afortunada. Porque ahora en Asturias llueve menos, y eso hace que las actividades al aire libre puedan darse mejor. Hoy Asturias es territorio festivalero. Los amantes de la música pueden encontrarse numerosas citas que atraen multitudes, y esta tendencia no ocurre por casualidad.
El festival gijonés Metrópoli avisó ya a mediados de la década pasada de que las cosas estaban cambiando en Asturias. En su primera edición contó con más de 100.000 asistentes. También es cierto que es un evento no solo musical sino también de ocio, entretenimiento y actividad cultural muy diversa. Con todo, el modelo que cuajó, de entradas a precios asequibles y una oferta nutrida e interesante, anunciaba la dirección que podía tomar la oferta festivalera asturiana.
Desde hacía unos cuantos años, el Aquasella llevaba reuniendo a miles de personas en el oriente de Asturias en una de las citas más potentes de la música electrónica del Norte. El festival ya ha superado el cuarto de siglo. Pero esta era una propuesta genérica. Faltaba por llegar algún acontecimiento que incluyera un abanico más amplio de artistas y de público. Y llegó. Fue en 2019, se celebró en la misma zona y y se llamó Riverland. El festival fue todo un éxito y después de él llegaron otras muchas propuestas.
El promotor y productor asturiano Jorge Rodríguez Menéndez tiene claro por qué Asturias se está convirtiendo en un lugar muy interesante para organizar eventos, y por qué triunfan los festivales en la región. En primer lugar, por el tipo de público. «Los festivales asturianos tienen mucho público de Madrid. Todos los que tienen segunda residencia entre Cantabria y Asturias suelen acudir a este tipo de eventos porque se les hace muy cómodo», sostiene.
Otra razón poderosa es el clima. Hasta hace unos años, Asturias era sinónimo de lluvia incesante, y ahora las cosas han cambiado bastante. Sin obviar que la lluvia puede llegar, es más difícil que llueva. Y lo más importante es que el clima es muchísimo más suave que en otras partes de España. Los veranos son más templados, más benévolos, y la estancia se hace muy agradable
La tercera razón, que está entre las más importantes, es la económica. «Los festivales que se están haciendo son económicos, con entradas accesibles a todo el mundo, y aun así la apuesta del cartel es buenísima», asegura Jorge Rodríguez. Y después está el abaratamiento tanto del transporte como del alojamiento. El transporte en tren, por ejemplo, está al 50 por ciento para los menores de 30 años, un precio que facilita la movilidad.
En cuanto al alojamiento, la influencia del clima es también aquí crucial. Un evento que se celebre en una ciudad como Madrid, además de tener una entrada con un precio habitualmente superior al de Asturias, implica también conseguir alojamiento en hoteles o apartamentos, lo que acaba por encarecer la estancia. En Asturias, por contra, además del acceso desde las segundas residencias que mencionaba el promotor, está también la habilitación de amplios espacios de acampada para decenas de miles de personas. La acampada se hace muy cuesta arriba en otras partes de España debido a las altas temperaturas. En Asturias, en cambio, el clima la hace mucho más llevadera.
Estos precios tan competitivos hacen que muchos jóvenes decidan desplazarse a Asturias para disfrutar de los festivales, que también mueven espectadores de la propia región. Este año, además del Riverland, que cosechó un enorme éxito, triunfaron también otros festivales como el Reggaeton Beach Festival, celebrado en Avilés, y el Boombastic, en Llanera.
Jorge Rodríguez vaticina que la oferta seguirá creciendo, especialmente cuando se mejore el transporte ferroviario. Y sus visitantes seguirán nutriendo las poblaciones cercanas a los festivales. Otra de las ventajas de Asturias es que las distancias suelen ser muy cortas y ese punto de comodidad resulta muy atractivo.
No hay que pasar por alto, tampoco, el hecho de que Asturias, con festivales o sin ellos, se ha convertido de un tiempo a esta parte en uno de los destinos turísticos mejor valorados de toda España, debido a factores antes mencionados como el clima y también a otros como el trato de la gente, la belleza de los paisajes o la gastronomía. Una suma de atractivos que hacen pensar que la fiebre festivalera seguirá creciendo en la región y la música sonará con más fuerza e impacto en los años venideros.