Un ingeniero asturiano gana el premio más importante del mundo en su disciplina

ASTURIAS

El ingeniero ovetense Rafael Suárez López con el premio
El ingeniero ovetense Rafael Suárez López con el premio

«Cuando me nominaron no me lo podía creer y, cuando vi que había ganado, me puse a temblar», asegura Rafael Suárez López, que logró el reconocimiento por un trabajo sobre compatibilidad electromagnética

11 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El joven ingeniero ovetense Rafael Suárez López estaba desarrollando su tesis doctoral en el centro tecnológico Ikerlan, del País Vasco. Trataba sobre la compatibilidad electromagnética. Estudiaba la forma de mejorar las simulaciones informáticas para hacer más eficiente el proceso de diseño de los dispositivos electrónicos. El caso es que, después de un año de trabajo de investigación, redactó un artículo con sus avances y en la empresa decidieron enviarlo a una publicación científica. La idea era validar que lo que estaba investigando tuviera interés científico. No tardó en descubrir que lo tenía. Y mucho. El artículo ganó el premio más prestigioso de su disciplina. 

Habían decidido apuntar alto y enviar el artículo al sitio más prestigioso del mundo. A principios de agosto se celebraba el simposio internacional sobre compatibilidad electromagnética organizado por la EMC Society en Grand Rapids, Michigan. Enviaron el artículo sin muchas esperanzas. «Era el primero que presentaba, y pensamos que nos lo iban a echar para atrás. Nos dijimos, simplemente, vamos a probar suerte». Cuando, al mes de enviarlo, se lo aceptaron, ya se habían dado por satisfechos. Este tipo de publicaciones tienen entre el 30 y el 50 por ciento de propuestas admitidas.  

«Estaba super contento, y entonces nos planteamos que fuera yo solo al congreso; la idea era ir un poco de tapados, ponernos en una esquina y conocer gente del mundillo». En Ikerlan hay un equipo con mucha experiencia en ayudar a la industria a resolver problemas, pero no se habían lanzado a hacer publicaciones científicas. Su foco de actividad estaba más enfocado en la práctica empresarial. Con tan poco bagaje en este ámbito, el hecho de que aceptaran el artículo ya era todo un éxito, porque implicaba que la tesis tenía su validez. 

Entonces llegó la siguiente sorpresa. Dos semanas antes de que se celebrase el congreso, se publicó el programa y Rafael Suárez vio que estaba nominado. «No me lo podía creer», asegura. La sorpresa estaba justificada. Tenían unas expectativas muy justas. Sabían que competían con otros 150 artículos, y entre los seleccionados los había escritos por gente de Google, Intel o la NASA. Había técnicos de altísimo nivel, algunos llevaban 20 años en el mundillo. «Me dije: voy a mirarlo mejor porque igual está equivocado». 

El ingeniero ovetense Rafael Suárez López con el presidente de la EMC, Vignesh Rajamani
El ingeniero ovetense Rafael Suárez López con el presidente de la EMC, Vignesh Rajamani

El paso siguiente fue ir al congreso. Antes de la nominación, esperaban ir discretamente con la idea de hablar con alguien si se daba la oportunidad. Tras la nominación, el asunto era diferente. Cabía la posibilidad de que alguien se les acercase y su trabajo suscitase algún tipo de interés. El ovetense voló hacia Michigan con esa idea en la mente. Ni por asomo se esperaba que le dieran el premio. Para él ya era una suerte y un logro extraordinario el solo hecho de que lo nominaran. Cuando vio al resto de nominados se dio cuenta de la magnitud de aquello. Algunos de los trabajos provenían de grandes empresas. «El de menor nivel venía de una empresa de de 10.000 trabajadores; la gente se preguntaría ‘quiénes son estos’, nuestra empresa tiene 400 trabajadores», relata. 

«Es una investigación sobresaliente pero muy interesante de cara a la industria»

A medida que fue introduciéndose en el congreso, se dio cuenta del enorme cambio que había supuesto ya el hecho de estar nominado. «Yo tenía pensado ir de camiseta, ponerme en una esquina sin dar la nota, comer y luego irme; entonces pensé que tendría que ponerme una camisa, ir algo más formal. Cuando me entregaron el tríptico con los premiados, vi que había ganado y me puse a temblar, estaba flipando», asegura. 

Con su primer artículo, en su primer intento, ha conseguido el premio más alto que se puede recibir en su especialidad, por lo que está abrumado al mismo tiempo que muy contento. Pero hay algo que lo satisface especialmente: que el premio indica que la investigación que están haciendo «es buena; sobre todo, lo que indica es que, de cara a las empresas, es superimportante; de alguna manera, el motivo por el que me dieron el premio es porque vieron que había encontrado algo que les resulta interesante. La lectura que hago del premio es esa: es una investigación sobresaliente pero muy interesante de cara a la industria». 

Ahora espera que esta investigación dé pie a la colaboración con alguna empresa grande o importante, que ponga en valor lo que están haciendo. Rafael Suárez López valora extraordinariamente su formación como ingeniero de telecomunicaciones en Asturias. Asegura que la Universidad de Oviedo tiene un equipo docente muy bueno en su disciplina. «No tienen nada que enviar a la mayoría de las universidades del mundo, los profesores son muy buenos y sales muy preparado; yo trabajaría sin dudarlo con muchos de los compañeros que tuve en la Universidad, porque sé que hay muchísimo nivel», concluye.