«Estamos en un plan que yo casi lo llamaría agrofascismo»: salvados se adentra en el conflicto del lobo en Asturias

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Un momento de la grabación del «Salvados» dedicado al conflicto del lobo en Picos
Un momento de la grabación del «Salvados» dedicado al conflicto del lobo en Picos Salvados

El programa de La Sexta viaja a Picos para recabar opiniones de ganaderos, vecinos, ecologistas y agentes del medio natural que ayuden a entender la tensión entre quienes defienden y se oponen a la protección del lobo

30 oct 2023 . Actualizado a las 20:05 h.

«¿Qué es lo que pasa en Asturias? ¿Cómo se lo contaríais a gente que no palpa la realidad del día a día?», pregunta Gonzo, el presentador de Salvados, en La Sexta, durante la conversación entre una ecologista y un ganadero con la que se cerraba el programa Entre lobos, que este pasado domingo se adentraba en el conflicto del lobo en Picos de Europa. «Utilizan el lobo como cabeza de turco. A la gente de los pueblos nos están manipulando. Llevan años haciendo que nos estemos peleando ecologistas y ganaderos cuando todos tendríamos que estar unidos y luchando contra el enemigo, que es mucho más grande: el lobo de dos patas que nos quiere echar de nuestro territorio a ganaderos y a ecologistas porque quieren llenarlo de eólicos, de eucaliptos, que las ganaderias extenstivas se conviertan en intensivas...», responde Sofía Berdasco, que nació en una familia de vaqueiros, tiene un negocio de turismo ambiental y defiende la protección del lobo.

«A mí la presencia del lobo no me molesta. Me molesta que se coma mis animales», deja también claro Nel Cañedo, pastor en Picos cuyos vídeos sobre este conflicto se han viralizado en numerosas ocasiones y que, en la conversación con Sofía, es tajante al asegurar que el plan del lobo de Asturias «nunca valió para nada», aparte de asegurar que si se eliminara al lobo «que mata todos los días en un pueblo» no se desestructuraría manada alguna. «No todo es blanco o negro, prefiero matar a ese lobo para salvar toda una manada», coincide Sofía. Ambos dicen ser conscientes de que serán criticados en uno y otro bando por esta conversación.

Son dos de los testimonios recabados por Salvados en primavera para tratar de entender la tensión, acrecentada tras la inclusión del lobo ibérico en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre), que se vive en el mundo rural en torno a este asunto que ha dado la vuelta a España en abril de este año cuando por ejemplo volvían a aparecer cabezas de lobos decapitados a las puertas del Ayuntamiento de Ponga. Otro de ellos es el de una pareja de jóvenes ganaderos y pastores también en Picos, Kaelia Catera y Abel Fernández, que explican que incluso ha habido ocasiones en las que han perdido vacas despeñadas por el lobo. «¿El lobo se acerca bastante aquí a las cabañas?», les pregunta Gonzo, en medio de la montaña. «Hay días que estamos en la cabaña durmiendo y están los perros revolucionados. Ladrando por todos los lados. Cuando estás por ahí, yendo solo, notas cómo se te erizan los pelos. No se ve, pero se siente. Tú no ves al lobo, pero el lobo te está viendo a ti. Es como en una película», responden.

Además, aseguran que «los ganaderos somos mucho más educados de lo que piensa la gente. Por muchísimo menos la gente sale a la calle a romper escaparates y quemar contenedores». Gonzo les pregunta si entienden acciones como incendiar coches de la guardería forestal o el uso de los incendios forestales como medida de presión. «A veces sí y a veces no, siempre hay que saber todas las partes de lo que está pasando», le replican, considerando que no se trata de que el lobo tenga menos o más derecho que los habitantes a vivir en un territorio, sino que tiene que haber una gestión que funcione y que evite que en 10 o 15 años, según aseguran, no desaparezca la ganadería en extensivo.

También Cañedo, en otro momento del programa, asume que la vida en el campo está de alguna manera llegando a su fin. «Hay una desconexión entre el pueblo y la ciudad. Las políticas de la Administración están hechas para que esto sea una especie de parque de atracciones y problemas gordos como este se tratan de arreglar a brochazos», asegura, valorando que en los pueblos sean «expertos en resiliencia», que define como «el arte de saber tomar por culo».

 Defender al lobo en los pueblos: «A lo mejor se llevan una manada de hostias»

Gonzo también entrevista a una defensora del lobo. «Hablar, si estás a favor del lobo, no es fácil», le dice el presentador. «¡Qué va a ser fácil aquí, imposible! Yo lo digo claramente: estoy a favor del lobo. No tienen por qué matarlos así como así». Gonzo le vuelve a preguntar: «¿Y con ganaderos puedes hablar del tema?». La respuesta es negativa, como también lo es cuando pregunta en los lugares de encuentro de uno de los pueblos de Picos. «¿Usted se cabrea si le dicen que el lobo tiene que vivir libremente?», le espeta a un paisano en un bar. «Hombre, pues a lo mejor se llevan una manada de hostias», le replica. A Gonzo le queda claro en varios momentos del programa que quienes defienden al lobo están mejor callados.

«Mis padres están acojonados», dice por ejemplo Sofía de las amenazas que ha recibido. El programa también viaja con ella a la braña somedana de Cuérrago en la que un teito de su propiedad quedó arrasado por un incendio provocado. Xurde Gayol, que fue agente del medio natural durante más de 30 años, le explica al presentador en otro momento del programa que frente a esa «espiral de silencio» existe toda una narrativa que cuestiona incluso que el lobo ande por la sierra. «¿Por dónde van a andar? Es como meter miedo, como asustar continuamente. Los alcaldes diciendo que cualquier día van a comer a un crío y es como una cruzada metiendo caña por todos los sitios para quitar la protección del Lespre que pide Europa y la ciencia. No es un invento de los ecologistas», asegura Gayol, que ahonda en el conflicto desde el papel que juegan los guardas forestales, que son los que tienen que valorar si un animal muerto ha sido o no atacado por lobos, como paso previo para recibir una indemnización económica si así se corrobora.

Hasta 30.000 euros al año por daños del lobo

«El problema es que, a veces, es una muerte natural y se manipula. Se hacen los agujeros en el cuello, ves que no tienen sandre, están hechos después de la muerte, se preparan rastros... Hay algunos ganaderos conflictivos, que te engañan y más o menos todos intentan alguna vez colártela. Total, engañar a la Administración no es tan malo», ironiza. Y va aún más allá: «Al final, a veces viven bien gracias al animal al que quieren echar de las zonas en las que vive. Lo que voy a decir es una barbaridad pero es lo que pienso —introduce—, el lobo es un motor económico en muchas zonas rurales». Pone ejemplos: «Hay ganaderos que sacan al año, solo de equino, hasta 30.000 euros. Y eso como no lo dice nadie lo digo yo».

El testimonio de este guarda jubilado, que se ha viralizado en las redes, sigue ahondando en el conflicto para explicar a lo que se enfrentan en su labor y por qué en su caso acabó hasta cuatro veces que recuerde en el juzgado. «Tienes que tener mucha experiencia, saber bien lo que estás haciendo, sentirte muy seguro y ser muy profesional porque después vienen los conflictos. Puede haber presiones, coacciones e intentos de amenazas». Gonzo le pregunta si alguna vez le cayó un guantazo durante sus años como guarda. «Posiblemente —responde—, y algún tiro. Estamos en un plan que yo casi lo llamaría el agrofascismo: intolerantes y violentos que nos quieren imponer un mundo que yo no quiero». Un término, agrofascistas, que llama la atención del presentador de Salvados. La respuesta que obtiene es una pregunta: «Violencia, totalitarismo e imposición a la fuerza lo que ellos piensan, ¿a eso cómo lo llamamos? Cualquier animal que no cause beneficio económico ellos lo quieren exterminar. ¿Es civilizado en el año 2023 extinguir y acabar con las especies silvestres solo porque no te dan dinero?», se pregunta Gayol.