El día que Calatrava trató de parar una crítica negativa al Palacio de Congresos de Oviedo

ASTURIAS

Palacio de Congresos de Oviedo, inaugurado en 2011, obra del arquitecto Santiago Calatrava
Palacio de Congresos de Oviedo, inaugurado en 2011, obra del arquitecto Santiago Calatrava J.L.Cereijido | EFE

Pedro Torrijos relata en las redes sociales el intento del equipo del arquitecto de parar un artículo suyo y la reacción de la gente suma a partes iguales apoyos al divulgador y críticas y mofas al «Centollu»

28 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El humorista Facu Díaz ha puesto de actualidad a Pablo Motos al denunciar supuestas llamadas y presiones del equipo del presentador para que no hicieran chistes sobre él y, sin proponérselo, ha ayudado a que saliera a la luz otra historia, que nada tiene que ver con la televisión y el humor, pero sí está relacionada con el celo que tienen algunas celebridades respecto a su prestigio. Se trata de lo que le ocurrió al escritor, divulgador y arquitecto Pedro Torrijos después de criticar sin piedad, en un articulo de El Economista, el palacio congresos de Oviedo de Santiago Calatrava, «la que quizá es su peor obra». Lo acaba de contar en su cuenta de X (Twitter). Ocurrió en 2015. El equipo del arquitecto trató de que el escritor bajase el tono de la crítica pero no tuvo éxito, y ahí sigue el texto tal como lo escribió en su día.

El artículo fue el cuarto de una serie dedicada a los edificios más feos de España, con un título más que significativo: «El Palacio de Congresos de Oviedo, la Enterprise se ha estrellado». Comenzaba con una declaración bien rotunda sobre el arquitecto: «Yo lo sabía, mis editores lo sabían, ustedes lo sabían. Todos lo sabíamos: Santiago Calatrava tenía que aparecer en la serie sobre los edificios feos del país».

En justicia hay que decir que Torrijos habló bien de algunas de las primeras obras del arquitecto valenciano, pero no tardó en criticar lo que ocurrió con el paso del tiempo. Un sinfín de obras de gran tamaño, «carísimas de construcción y de mantenimiento», que daban una cantidad ingente de problemas. Y el paradigma de todas ellas fue el edificio ovetense firmado por Calatrava, que auna «todas las peculiaridades de su obra. Todas las malas».

Torrijos lo considera «una abominación estética del tamaño de una nave espacial», «un panteón dedicado a la egolatría de Calatrava. Y un panteón carísimo». Y concluye que «lo verdaderamente espantoso del Palacio de Exposiciones y Congresos de Oviedo» es «la escala, la absurda y megalómana escala». Sostiene que «a Santiago Calatrava parece que le importa un pepino el entorno urbano o social donde coloca sus edificios», y el palacio de Oviedo es «un monumento al desprecio por la escala. Es como una maqueta a la que hubiesen agrandado con el Photoshop y puesta ahí».

Todas estas lindezas fueron muy dolorosas para el entorno de Calatrava, que contactó no con el escritor sino con su empleador, algo que Torrijos considera una maniobra «chusquísima». El caso es que el artículo había salido un lunes a las 09:49 y a las 10:28 Torrijos recibió una llamada de su editor, en el que le informa de que le habían llamado del estudio de Calatrava, diciéndole que cómo se atrevía a publicar un artículo así y que quién era él para hablar con ese descaro de la obra de un arquitecto de prestigio internacional.

El editor —y eso es algo que Torrijos agradece de corazón— mandó al equipo «muy educadamente a rascarla», apelando a la libertad de crítica y al hecho de que quien lo escribió era uno de sus mejores colaboradores.

Lo curioso es que, una vez que quedó claro quie el artículo se quedaría donde estaba, el equipo de Calatrava bajó el tono y les dijo «que bueno, que vale, pero por lo menos cambiásemos un dato que estaba equivocado». Entonces, cambiaron el dato, «una levísima entrada en una cifra, y el artículo ahí sigue ocho años después».

Los internautas no se hicieron esperar tras la publicación en X y reaccionaron a la entrada con un apoyo unánime al escritor, con duras críticas al edificio y mucha mofa respecto al arquitecto valenciano. Incluso hubo quien hizo, cumpliendo una sugerencia del propio Torrijos, un meme sobre el «perro cachas y el perro apocado».

No faltan alusiones a la historia de Pablo Motos. Un twitero habla de «Calatrancas y Barrancas», y otro califica a Calatrava como «El Pablo Motos de la arquitectura».

Y, por supuesto, son muchísimas las alusiones humoristicas al diseño del edificio. Una entrada dice que es «como si un niño hubiese puesto el Halcón Milenario en medio del Belén en Navidad». Otras descripciones hablan de «arquitectura distópica en estado puro, pasear por el plató abandonado de una película de ciencia ficción en el barrio de tu tía Puri» o bromean con su integración con el resto de edificios: «El edificio está bien, lo que hay que cambiar es el resto de la ciudad para que quede bien con el entorno».

Una prueba más de que el Palacio de Congresos de Oviedo no deja indiferente a nadie. Es difícil encontrar a alguien que lo valore y, quien lo hace, casi siempre lo defiende diciendo que luciría mejor en otro sitio más despejado, lo que de algún modo acaba por dar la razón a sus detractores.