La curiosa historia de la vidriera de la capilla de Cabanella: de quién tiró el volador que la rompió hace 30 años a quién la ha restaurado

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Lídia Gancedo y Pilar Mendez, vecinas de Cabanella
Lídia Gancedo y Pilar Mendez, vecinas de Cabanella

Lidia Gancedo y Pilar Méndez son las dos vecinas de este pueblo de Navia que durante tres meses han decorado el cristal que el próximo 14 de febrero cambiará la iluminación interior y el aspecto exterior de la pequeña iglesia

04 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia de la vidriera de la capilla de Cabanella es una historia, cuando menos, curiosa y paradójica. «Casualidades de la vida», como dice una de las restauradoras de la vidriera, hace 30 años a la persona que lanzaba voladores en las fiestas del pueblo «le salió uno un poco torcido» y fue a estrellarse contra único ventanal redondo de la pequeña iglesia, el cual hizo añicos. El apaño entonces fue colocarle a la vidriera unos plásticos blancos para proteger el interior. Y así quedó. El caso es que el pasado verano, unos días antes de las fiestas de Cabanella, se volvieron a juntar en la capilla varias personas del pueblo para hacer la tradicional limpieza que le hacen a la ermita antes de los festejos.

En esa ocasión decidió participar Lidia Gancedo, quien durante las labores de limpieza accedió a la zona del coro de la capilla encontrándose el ventanal con los plásticos. «Allí mismo sobre la marcha hablé con Loli, que es la persona que se encarga del mantenimiento de la capilla y le plantee la posibilidad de poner un cristal, más en concreto, hacer una vidriera», idea a la cual se sumó Pilar Méndez, la otra vecina de Cabanella que ha participado en la recuperación.

De aquella conversación salió la idea, la decisión de planteársela al cura y la iniciativa de pedir un presupuesto para ver la viabilidad de la misma. «El cristal, incluyendo la colocación del mismo, costaba 700 euros y como la capilla tenía fondos, el cura, Pedro, autorizó la utilización de esos fondos para el cristal», explica Lidia.

Lo curioso es que esta vecina de Cabanella se involucró en el proyecto de dotar a la capilla de una vidriera sin saber que había sido el abuelo de su marido el lanzador del volador que había roto el cristal de la capilla. «Yo no conocía la historia porque yo llevo 15 años en Cabanella y cuando llegué a casa de mis suegros asombrada por cómo estaba el ventanal les dije: ¡no saben cómo está ese ventanal!, a lo que me respondieron: ¡claro que lo sabemos! Fue el abuelo de Juan (su marido) el que lo rompió con un volador», cuenta.

Desde entonces, Lidia y Pilar empezaron a dar los pasos para reponer la vidriera: «nos reunimos con el cura, le presentamos varios borradores de una imagen genérica y él eligió el diseño», explica Lidia, que añade que a partir de ahí empezaron a buscar el material para llevar a cabo la idea: colores básicos de pinturas vitrales, que después se encargaron de mezclar, 4 rollos de plomo de 20 metros cada uno y plomo líquido para que las juntas «quedaran perfectas», apostilla. En total, se gastaron en material unos 400 euros que ellas mismas pusieron de su bolsillo, aunque comenta Lidia que ahora la gente del pueblo está «haciendo pequeñas aportaciones para cubrir ese gasto de materiales que tuvimos». «Y si ayudan para eso, pues viene muy bien, pero que conste que nosotras lo hicimos de forma voluntaria», matiza Lidia Gancedo, que es de la opinión de que «hay que poner al servicio del pueblo las habilidades que cada uno tengamos».

Dedicación y apoyo vecinal

El trabajo de pintar el cristal redondo de 1,20 metros de diámetros y 8 milímetros de grosor lo iniciaron a principios del pasado mes de noviembre «y acabamos antes de ayer», apunta Lidia, que añade que «todos los días dedicábamos tres horas por la tarde». Cuenta que hacer la decoración de la futura vidriera de la capilla de Cabanella no fue una tarea fácil. Lo primero porque ni Pilar ni ella habían hecho nunca una vidriera, aunque Lidia sí confiesa que tenía algún conocimiento de realizar estas manualidades de cuando era joven aunque las hubiera dejado en el olvido.

«Lo más duro fue aplicar el plomo líquido para que las juntas quedaran perfectas y que pasamos mucho frío», reseña Lidia Gancedo, que precisa que el trabajo de pintar la vidriera la realizaron en las antiguas escuelas del pueblo aprovechando que en esta época no hay eventos y que, por lo tanto, tenían el espacio disponible para tan delicada labor», una labor que, destaca, «a Pili le entusiasmó y, además, tiene habilidad». «Nosotras nos atrevimos, pero lo que más me asombra es que todo el pueblo se atreviera a confiar en nosotras, que somos unas aficionadas», señala la misma, que también pone de relieve cómo las arroparon los vecinos haciéndoles compañía y llevándoles la merienda muchas tardes de las que pasaron allí.

«La técnica que utilizamos es la de un falso vitral», explica Lidia, que agrega que consiste en decorar un cristal de un pieza sin romperlo, razón por la cual se utiliza el plomo líquido que se solidifica al cabo de una media hora. «Pero lo pasamos fatal porque parecía que el plomo tenía vida propia, así que pasamos momentos de estrés», relata la misma, que indica que de alguna manera se sentían responsables del trabajo y «no podía tener errores».

A día de hoy, Pilar y Lidia se sienten «muy ilusionadas y muy orgullosas» de haber decorado la vidriera y que en la capilla de Cabanella vaya a cambiar «la iluminación interior y la decoración exterior». Será a partir del 14 de febrero, fecha para la que está prevista la colocación del cristal en la ermita. «¡Va a ser un espectáculo!», pronostica Lidia Gancedo, que ya tiene confirmación de que asistirán a la colocación diversos medios de comunicación por lo curioso de la historia del ventanal de la capilla de Cabanella, que no es solo singular para ella, sino también para Pilar Méndez «porque ella es de Cabanella, se casó allí y bautizó los hijos allí, así que cada una tenemos nuestro por qué», concluye Lidia, emocionada porque la gente del pueblo se sienta «tan orgullosa» de la labor que han realizado.