Nace Xuntanza Campesina, un sindicato para defender a los pequeños productores del campo

ASTURIAS

Xuntanza Campesina
Xuntanza Campesina

El colectivo se presentó en Cabranes coincidiendo con el Día de las Luchas Campesinas, para pedir «voz, dignidad y reconocimiento» para la gente del medio rural

22 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Acaba de nacer «Xuntanza Campesina», un sindicato con el que pequeños agricultores y ganaderos de toda la región quieren aunar fuerzas para hacerse oír y defender juntos un modelo de vida pegado a la tierra y respetuoso con el medio y las personas. Su puesta de largo tuvo lugar en Cabranes, el pasado 17 de abril, coincidiendo con el Día de las Luchas Campesinas.

El sindicato está alineado con lo que reivindica la Vía Campesina en el ámbito internacional. Así lo manifestaron sus responsables en el acto inaugural. En primer lugar, se declara ecofeminista porque su objetivo es «poner en el centro de sus reivindicaciones los cuidados de las personas y de su entorno»; por otra parte, es anticapitalista, defensor de la soberanía alimentaria y la preservación del medio como un derecho «y no como un medio de beneficio económico a costa de la explotación de personas, recursos y territorios». 

Xuntanza Campesina
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Otra faceta importante es la agroecológica. Aspira a «sostener y multiplicar la vida, la biodiversidad y los ecosistemas, teniendo en cuenta todos los elementos que los conforman». Porque, aunque mucha gente en el mundo muere por defender su derecho a alimentarse y a trabajar la tierra, hay muchos proyectos agroecológicos que perviven. En Asturias, estos proyectos pequeños y vinculados a lo local siguen vivos «gracias al apoyo de una red que hace de sostén, formada por gente que compra verdura todas las semanas, que va al mercado en vez de ir al Mercadona y que hace de su alimentación un arma de lucha política». 

En sus inicios, el sindicato comienza con 37 personas de toda Asturias, de las que solo una trabaja con ganado ovino y el resto, la agricultura. La idea, según la presidenta del colectivo, Laura Ibarra, es trabajar en células, por zonas. La dispersión de estas pequeñas producciones ha sido siempre una dificultad en Asturias. El hecho de reunirse puede ser complicado, dada la lejanía y también las condiciones del trabajo, que obligan a la gente a estar pegada a sus tierras, sin muchos días libres. En cualquier caso, el sindicato nace para que estas pequeñas producciones tengan una voz única que las represente.

Xuntanza Campesina
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Los pequeños productores ecológicos tienen más dificultades que los grandes. En primer lugar, porque las subvencione se conceden con base en las hectáreas, en la superficie de los terrenos, y los grandes se llevan la mayoría. En cualquier caso, Laura Ibarra cree que las subvenciones no deberían ser necesarias, y que «el precio debería ser suficiente para tener una vida digna». El problema está en que el sistema de mercado, la ley de la oferta y la demanda, la importación y las grandes superficies hacen que competir con el precio sea muy complicado. En cualquier caso, están dispuestas a seguir adelante, pese a las dificultades, para conseguir «voz, dignidad y reconocimiento». Este tipo de productores no solo alimentan a la población sino también cuidan la biodiversidad y el entorno, y mantienen la población en el medio rural.

Los propios huertos son ecosistemas que deberían funcionar al completo. Esa es la intención de las agricultoras: que el manejo no necesite insumo y que genere espacios de equilibrio. Y esperan que lo entiendan los consumidores. El apoyo pasa, sencillamente, por que la gente compre sus productos y valore lo que hacen.

Una vez constituido el sindicato, en la próxima reunión decidirán los siguientes pasos. Quieren aumentar su difusión, abrirlo a más gente y elaborar una organización interna. «La idea es sostenernos unas a otras, ayudarnos, ver qué necesidades tenemos e ir cubriéndolas», señala la presidenta. Entre posibles acciones están las de compartir formación o establecer grupos de compra.

Xuntanza Campesina
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«Ahora no existimos para nadie, hay muchos prejuicios», lamenta la presidenta. Por eso es importante conseguir un tipo concreto de clientela: «la gente informada y con motivación es un gusto; actualmente hay una disociación enorme entre la cultura rural y el consumidor». Si este consumidor estuviera concienciado se daría cuenta de que trabajar en el campo es siempre difícil. Los productos están más baratos en el supermercado, pero los locales tienen más valor por lo que suponen para el entorno cercano. El problema, sobre todo, es sistémico. Es difícil luchar contra la gran producción y las distribuidoras. Los productores locales tienen que vender a un precio digno y, aun así, nunca ganarán demasiado. Por eso es necesario tener una voz común y defender un modelo de vida que cuida y respeta el entorno y a la gente que vive de la tierra.