Los seis años de Borja Sánchez en Oviedo: expectativas y realidad de su etapa azul

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Borja Sánchez, en El Requexón
Borja Sánchez, en El Requexón Real Oviedo

La Voz de Asturias repasa la trayectoria del futbolista ovetense, ya jugador del Club León tras renovar en el Oviedo hace tan solo un año

04 jul 2023 . Actualizado a las 17:13 h.

Un solo año después de que se anunciase su muy luchada renovación erigiéndose como imagen de toda una campaña de abonados, Borja Sánchez se sube a un avión para iniciar una nueva aventura -la más imprevisible de su carrera- en el fútbol mexicano. Seis años antes, en 2017, regresaba al Real Oviedo para volver a ser futbolista y relanzar una carrera destinada a asentarse durante mucho tiempo en el fútbol profesional. La historia del Oviedo y su '10'. 

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Borja Sánchez es el ejemplo perfecto para explicar cuánto cuesta dar el penúltimo paso en una de las canteras más potentes del mundo. Por potencial, talento e incluso poderío físico -que a veces es la excusa perfecta para no dar oportunidades- estaba igual de capacitado que muchos de sus compañeros, pero no lo logró. Después de una etapa más que correcta en juveniles, jugadores como Fede Valverde, Javi Muñoz, Aleix Febas, Enzo Zidane o incluso el ahora capitán del Arsenal Martin Odegaard estuvieron por delante del ovetense en aquel Real Madrid Castilla de Santiago Solari. 

Borja, que ya había vivido un año antes en Fuenlabrada lo complicadas que pueden ser las cesiones para chavales jóvenes que vienen de grandes clubes, se fue al filial del Mallorca en enero de 2017 tras disputar únicamente 13 minutos en la primera vuelta del Castilla. En la isla disputó 14 partidos y le tocaba volver a Valdebebas, pero algo ya se había roto. Solari seguía en el banquillo madridista y la competencia volvía a ser notable, y fue entonces cuando apareció el Real Oviedo. Y Javi Rozada, claro.

Desde fuera no dejaba de ser un jugador de todo un Real Madrid que llegaba cedido a un Vetusta que iba a competir en la Tercera asturiana, pero conociendo el escenario, no es una locura afirmar que Borja Sánchez necesitaba más al Real Oviedo que el Real Oviedo a Borja Sánchez. Cuando uno ha vestido la camiseta del Real Madrid siempre cuesta aceptar el tener que levantarte un domingo para coger un autobús e ir a jugar a Tuilla, pero desde el principio se vio que la decisión había sido la correcta. 

Pagando los platos rotos

Ahora es habitual ver un once inicial del Real Oviedo con cinco o seis canteranos, que el Vetusta no supere los 20 años de media y casi todas sus líneas estén copadas de juveniles o que chavales de 17 años sean piezas claves del División de Honor, pero hace seis años no. Aunque se presumía de cantera y en casi todos los discursos El Requexón aparecía como parte fundamental del proyecto, la realidad no era esa. Y se vio con Borja Sánchez. 

El centrocampista fue víctima de una guerra que enfrentó a dos bandos que deberían formar parte del mismo ejército y en la que el club no fue capaz de mediar. Todas las partes lo hicieron mal, solo así se explica que un futbolista al que se le quedó muy pequeña la Tercera y la Segunda B no se instalase en el primer equipo hasta ya cumplidos los 23 años. Y como él también los Jimmy, Edu Cortina, Lucas (que ya tenía 24) o jugadores de fuera como Ernesto. El de Borja Sánchez, eso sí, era el caso más sangrante. 

19/20, empieza el camino

Más vale tarde que nunca, pensaría alguno en el verano de 2019. Fue entonces cuando Borja Sánchez dio el salto al primer equipo del Oviedo, acompañado de compañeros como Lucas, Jimmy y Edu Cortina y con Michu como secretario técnico. Y en las primeras cinco jornadas, con Sergio Egea al frente, tan solo disputó 19 minutos en el último de esos cinco partidos. El último del argentino en el banquillo, todo hay que decirlo. No se podía creer que ni en el Oviedo más débil en defensa y más plano en ataque que se ha visto desde el regreso en 2015 Borja no tuviera sitio, pero así fue. Javi Rozada aterrizó en el primer equipo y todo cambió para el centrocampista.

Aunque esa 19/20 fue más de chispazos que de aportación continuada, la carta de presentación de Borja Sánchez en Segunda División rozó el notable. Fue clave en el triunfo agónico en Albacete, dejó buenos partidos ante Alcorcón, Girona o Rayo y, ya con José Ángel Ziganda como entrenador azul y en medio de una pandemia, Borja dio la cara para conseguir la sufrida permanencia. Aunque el canterano arrastraba problemas musculares, firmó actuaciones más que buenas y un gol en El Molinón que ya es historia de los derbis. 

Siempre bajo la lupa

Entre el elogio desatado y la fina crítica cuando esa acción genial que todo el mundo le pedía no salía, así se puede resumir en grandes rasgos la relación de Borja Sánchez con la afición y el entorno oviedista. Lo cierto es que en el Carlos Tartiere se escucharon más aplausos que silbidos y que había unanimidad en la gente de fútbol que seguía la Segunda División. «Este es el especial», decían -y siguen diciendo- la gran mayoría de entrenadores, futbolistas o directores deportivos de la categoría que visitaron durante estos cuatro años el Tartiere. 

Es importante subrayar, y más cuando el ovetense fue titular indiscutible para José Ángel Ziganda, que el juego desplegado por el Real Oviedo en las últimas cuatro temporadas no era ni mucho menos el contexto más favorable para un jugador como Borja Sánchez. El Oviedo lleva tiempo siendo un equipo sólido, de esos que tiene las cosas más claras sin balón que con el esférico y que no destaca por un juego dinámico o asociativo en campo rival. Esto no es ni mejor ni peor que la UD Las Palmas, el Andorra o simplemente el Albacete de Rubén Albés, pero sí es diferente.

Encontrarse con este Oviedo permitió a Borja mejorar facetas de su juego -presión, vigilancias defensivas, ayudas al lateral- que casi nunca había trabajado, pero también le condicionaba con balón. El '10' no lo tuvo fácil casi nunca y el terreno siempre estuvo más cuesta arriba que cuesta abajo, aunque supo destacar. La 20/21 fue mejor que la 19/20 y la 21/22 fue mejor que la 20/21. La evolución está ahí y la realidad es que Borja Sánchez se convirtió en uno de los jugadores que más condicionan el juego de su equipo cuando dicho juego le potencia muy poco a él. 

El verano de 2022

Francesc Arnau y los agentes de Borja Sánchez tenían casi pactada la renovación de ese contrato que finalizaba en junio de 2022. Después llegó Rubén Reyes y, durante la mejor temporada de Borja, el director deportivo del Real Oviedo más aclamado -en lo que a sus decisiones deportivas se refiere- desde el regreso al fútbol profesional decidió que no iba a renovar a su estrella a cualquier precio. Y estaba decidido a cumplirlo: si Reyes no se hubiese ido al Getafe hace un año, Borja Sánchez no renueva con el Real Oviedo.

Tito Blanco -junto a Jon Pérez Bolo- llegó al Carlos Tartiere y, con la inestimable ayuda de Arturo Elías, firmo el deseado acuerdo por el '10'. Uno de los mejores contratos de la plantilla, estatus de estrella e imagen de la campaña de abonados. Daban igual las fechas, daba igual que el primer equipo llevase entrenando dos semanas en El Requexón, Borja "regresaba" por la puerta grande. En septiembre se complicó el camino. 

Primera lesión, en la jornada 6 y ante el Ibiza. Segunda lesión, en Albacete, tan solo un mes después. Misma dolencia y, evidentemente, mayor gravedad. La temporada superaba ya su primer tercio y Borja Sánchez tan solo había jugado cuatro partidos como titular. En noviembre, ya con Cervera en el banquillo, el ovetense inició una especie de pretemporada particular que, cuando llegaba a su fin allá por el mes de enero y justo antes de recibir al Atlético de Madrid, se fue al traste con la tercera lesión del curso. «Ahí le das vueltas a todo, la cabeza no ayuda y lo pasé mal», explicó el futbolista en una entrevista con LA VOZ DE ASTURIAS. 

Álvaro Cervera y Borja Sánchez

Fue un clásico del invierno y la primavera oviedista: Cervera se sentaba en la sala de prensa de El Requexón, el periodista de turno le preguntaba por la suplencia de Borja Sánchez y el técnico azul torcía el gesto. El centrocampista se recuperó de su lesión y entrenó con normalidad durante casi dos meses hasta que, en Leganés, volvió a ser titular seis meses después. Fue en Leganés, estuvo a un nivel notable y el Oviedo se alejó del descenso ganando en Butarque.

Seis partidos más formando parte del once inicial, que coincidieron con el mejor momento de los azules de la segunda vuelta -cinco victorias, un empate y una injusta derrota en Granada- y que les permitieron firmar una salvación holgada cuando todavía quedaba un mes de competición. Sin estar siquiera al 80%, Borja Sánchez fue importante. Después, la sorprendente suplencia en el derbi de El Molinón y ese último partido agridulce ante el Racing en el Tartiere. En la última semana de la temporada, Borja ya sabía que lo del Ciutat de Valencia frente al Levante sería su despedida. No jugó ni un minuto. 

Si Borja Sánchez está bien, Borja Sánchez puede jugar -y ser titular- perfectamente en un equipo de Álvaro Cervera. Lo que parece más difícil es que Borja Sánchez pueda ser indiscutible en un equipo de Álvaro Cervera, algo que sí lo fue con otros entrenadores de un perfil similar. Ahí está una de las claves del fin de esta etapa. No hay culpables, pero si no hay máxima confianza, no hay casi nada. En el mercado hay jugadores mejores y peores que Borja Sánchez, pero no hay ninguno igual. El Oviedo de Cervera, que perfectamente puede convertirse en un mejor equipo sin el '10', pierde a un tipo de futbolista diferente a todos y que te da cosas muy difíciles de encontrar. 

Este Borja que ahora se va a México es el mismo Borja que no se fue a Primera el verano pasado. El mismo Borja que volvió a ser importante en su casa allá por 2017 cuando parecía que su carrera perdía fuelle y que después aguantó cuando la oportunidad en el primer equipo tardó tantísimo en llegar. Para bien o para mal, es el mismo Borja.