La Pizarra: El ajuste de Carrión que cambió el Elche-Real Oviedo

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Luis Carrión, tras la victoria del Oviedo ante el Elche
Luis Carrión, tras la victoria del Oviedo ante el Elche Real Oviedo

Analizamos el triunfo oviedista por 0-2, el papel defensivo del equipo y el ajuste del técnico azul durante el primer tiempo del Martínez Valero

09 abr 2024 . Actualizado a las 08:58 h.

El Elche, al igual que el Real Oviedo, lleva muchos meses siendo uno de los mejores equipos de la Segunda División. Uno de los que mejor juega, de los que más somete al rival y, claro, de los que más partidos gana. Luis Carrión y su Oviedo se podían esperar un partido muy complicado en el que el control del balón estuviese disputado y por ello estaba más que trabajada esa salida en largo con Alemao, pero seguro que no esperaba un comienzo como el que se vio el viernes en el Martínez Valero. Por eso, la reacción del técnico azul y de sus jugadores es todavía más meritoria. En uno de los escenarios más complicados de la categoría, el Real Oviedo se adaptó, leyó el partido, cambió su forma de defender y salió a flote. Una victoria cimentada sobre un ajuste táctico

El principio, los problemas y Nico Fernández

Desde la primera jugada del partido el plan de Sebastián Beccacece se vio plasmado sobre el terreno de juego.  «Tienen variantes buenas y la mayoría de las cosas que pasan están trabajadas, no las improvisan», dijo Carrión sobre su rival en la previa, algo que se demostró desde el primer momento. Mientras que el Oviedo defendía con su habitual 4-2-3-1, que siempre puede virar al 4-4-2 dependiendo de a dónde vaya a presionar Seoane, el baile del conjunto ilicitano ya estaba en marcha. 

El baile del Elche era coral, pero tuvo en Nico Fernández a su mejor solista. El centrocampista argentino está siendo, simple y llanamente, uno de los mejores futbolistas de la temporada en Segunda División. Y ante el Oviedo fue la punta de lanza franjiverde. El Elche salía fácil desde atrás a partir de Nico, que caía una y otra vez a la banda izquierda y arrastraba por el camino a Luismi. La primera línea de los locales encontraba pase, Nico se llevaba a Luismi al costado y la puerta ya estaba abierta por dentro. 

El movimiento del Elche se repetía jugada sí y jugada también y hacía daño al Oviedo jugada sí y jugada también. Mario Gaspar -el comodín que explica el sistema de juego dinámico de los ilicitanos-, Febas y Nico Castro se aprovechaban de ello y el balón llegaba al último tercio de campo. Durante los primeros diez minutos los acercamientos del Elche eran continuos y la única solución del Oviedo para asentarse en campo rival era el balón largo dirección a un inconmensurable Alemao. 

Luismi, con los brazos abiertos y sin entender por qué con un solo pase la primera línea de presión azul -Alemao, Moyano, Seoane y Masca- ya estaba desactivada, seguía yendo a zonas en las que sufría. Solo la falta de colmillo de los Tete Morente, Rafa Núñez y Mourad, además del buen hacer defensivo de los cuatro zagueros azules, evitaba males mayores. Que recibiese Nico Fernández -con capacidad para girar y conducir, así casi llega una amarilla para Luismi- no era la única vía, ya que muchas veces el argentino ejercía de cebo y era otro compañero el que aprovechaba la puerta abierta. 

Durante poco más de 20 minutos el Elche concentró todo su caudal de juego y completó el rato que, seguramente, más ha hecho sufrir al Oviedo de Carrión en lo que va de temporada. Igual Leo Román no estaba sufriendo, ojo, pero la sensación de superioridad nunca había estado tan presente en el cuadro azul. Y así con todo, una genialidad de Alemao de espaldas y una buena transición de Sebas Moyano y Colombatto acabó con el 0-1 del Real Oviedo. Esto es lo que tiene este juego. 

El matiz tras el gol de Colombatto

Ya con el 0-1 y viendo que el Elche seguía a lo suyo, Carrión comenzó a cambiar cosas. La primera fue muy superficial, pero por unos minutos frenó el ímpetu y el dinamismo del Elche. Masca comenzó a quedarse un poco más atrás, no saltaba a Clerc y se quedaba cubriendo el posible pase a Nico Fernández. Y en las primeras jugadas el matiz del cuerpo técnico oviedista funcionó. 

Esto tenía sus riesgos, claro. Clerc, carrilero reconvertido a central, no tiene problemas en salida de balón y aprovechaba el espacio que le daba Masca para conducir y hacer dudar a los jugadores del Oviedo. La nueva mision del portugués exigía un nivel de concentración defensiva muy alto y, pasada ya la media hora, Nico Fernández volvió a recibir a la espalda del centro del campo azul. Entre Luengo y Colombatto le hicieron falta en la frontal y esa fue la última jugada de peligro del Elche en muchísimo tiempo. Todo cambió a partir de ahí. 

El ajuste

Durante el primer tiempo, sin esperar al descanso ni nada, Carrión dio nuevas órdenes y el Real Oviedo las ejecutó. Jaime Seoane pasó a incrustarse junto a Luismi y Colombatto, Sebas Moyano abandonó la banda izquierda para ocupar la media punta y Masca adelantó su posición para acompañar a Alemao. Una especie de 4-3-1-2 que por momentos podía ser un 4-3-3, dependiendo de la presión. 

A partir de ese momento, al Elche todo le costó mucho más. Cuando Nico Fernández recibía en el costado izquierdo, porque el argentino no dejaba de intentarlo por dicho flanco, Seoane ya estaba cerca de él. Y si Nico superaba a Seoane -que defensivamente es mejor jugador de lo que muchos creen-, Luismi también estaba a una altura por la cual le daba tiempo a llegar. 

El ajuste de Carrión ejerció de antídoto y lo hizo de forma inmediata. Cuando el Elche salía desde atrás, el Oviedo dejaba libre a John, seguramente el central con menos capacidad con balón. Alemao orientaba la presión desde Carreira, Moyano estaba cerca de Nico Castro y Masca se quedaba con Clerc. Colombatto-Luismi-Seoane, cerca los unos de los otros para el tema de ayudas, se encargaban de la siguiente altura. El Elche ya no llegaba.

Uno de los ejemplos más claros de lo bien que estaba funcionando el nuevo plan se dio en los minutos finales del primer tiempo. El Elche, varios minutos después, consiguió encontrar a Nico Fernández en la izquierda. El argentino, con Seoane encima, logró girar y conducir, pero ahí se encontró con Luismi. Antes, cuando Nico Fernández conseguía girar, se encontraba con los centrales. La puerta estaba cerrada. 

Asentar el ajuste

El paso por los vestuarios seguro que le sirvió a Luis Carrión para ajustar un par de cosas con y sin balón, pero el Oviedo siguió luciendo igual. Beccacece no esperó y dejó en la caseta a Mourad para poner a Borja Garcés arriba, un punta más móvil y con capacidad para caer a banda y sacar de posición a los muy seguros centrales del Oviedo. Pero claro, si el balón no llegaba a la última línea poco daño podía hacerle Garcés a Dani Calvo y Luengo. 

Lo que sí aprovechó más y mejor el Oviedo fue la igualdad numérica que se daba cerca del área de Dituro. El Elche atacaba con mucha gente y, lo que en el primer tiempo eran milagros de Alemao jugando de espaldas, tras el descanso los azules supieron encontrar el pase, dar continuidad al juego y pasar tiempo en campo ilicitano. El partido era totalmente diferente al que arrancó una hora antes. 

Los cambios

El tiempo pasaba y el Elche llevaba muchísimo tiempo sin aparecer por el área de Leo Román. El partido exigía piernas frescas y por eso Carrión tiró de Jimmy, que con media hora por delante entró por Sebas Moyano. Cambio de piezas, pero misma idea: Jimmy pasó al centro del campo y Seoane adelantó su posición para ejercer el rol que antes ocupó Moyano. Beccacece no se rendía y apostó por Bermejo y Arnau Puigmal, dos centrocampistas dinámicos, pero nada. 

Desde que en el minuto 35 el bueno de Nico Fernández provocase aquella falta en la frontal del área, nada. Y ya había pasado más de media hora. El Oviedo pasó de ver cómo un rival le metía mano como casi nadie antes en la categoría a defender cómodamente sin que Leo Román tuviese que intervenir ni a balón parado. Ahora era turno de Paulino y Álex Millán. 

Masca y Alemao se fueron al banquillo y Paulino y Millán se convirtieron en los nuevos delanteros del Oviedo. Los azules ya podían haber sentenciado el partido, pero Dituro lo evitó ante Alemao. No fue hasta el 83', con Luismi fuera del campo tras ser atendido, cuando el Elche generó la primera ocasión de peligro sin ser a balón parado nada más y nada menos que en casi 50 minutos. El centro de Nico Castro lo remató Garcés y ahí estaba Leo Román. Dio la sensación de que el portero del Real Oviedo fue salvador y sí, fue importante, pero con matices. 

Leo Román es buenísimo y, al margen de parar mucho, ha mejorado una barbaridad en la lectura de juego y el control de la situación. El balear se adelanta a los problemas. Eso sí, lo del final del partido en Elche no fue lo de la primera parte ante el Racing. El cabezazo de Garcés, el de Puigmal en una falta y el tiro de Tete Morente desde la esquina. Dos de las tres a balón parado. Carrión finiquitó el tema cambios con Homenchenko y Lucas, que se integraron en el centro del campo. El segundo, por cierto, robó el balón que acabó en el 0-2. Así ganó el Real Oviedo en el Martínez Valero.