Jon Rahm triunfa en el nombre de Seve

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ERIK S. LESSER | EFE

El campeón del Másters reivindica el valor del «pasaporte español» en Augusta, revela que no sería nadie sin Ballesteros, recibe el abrazo de Olazábal y confiesa que pensó en su victoria cuando la logró García

11 abr 2023 . Actualizado a las 08:16 h.

La exhibición de Jon Rahm en la cuarta ronda del Másters, camino del título, solo tuvo un tachón anecdótico, en forma de bogey en el hoyo 9. Al abandonar el green, alguien de manera espontánea comenzó a gritar el nombre del mito Seve Ballesteros para animarle. El murmullo fue creciendo, coreado por más y más espectadores en el escenario donde derribó un muro para todo el golf europeo con sus dos victorias (1980 y 1983). A continuación, alguien redondeó el desafío hacia el aspirante español, de 28 años, con un grito: «Hazlo por Seve». Su inspiración, el recuerdo de su talento y su garra, le acompañaron el resto del recorrido, como confesó ya con la chaqueta verde sobre los hombros. «Lo estuve escuchando después durante los últimos nueve hoyos (...). Esta victoria es para Seve. Estaba ahí arriba ayudando». Un instante antes, al abandonar el hoyo 18, convertido en campeón, Rahm, un veinteañero que venera la tradición y el legado de los que le abrieron camino, se fundió en un abrazo emocionante con Chema Olazábal, otro campeón español en Augusta (1994 y 1999). «Me dijo que era el primero de muchos más. Si la conversación hubiera durado más, ambos habríamos terminado llorando», reconoció el nuevo ganador. Y aún tuvo otro guiño de agradecimiento al tercer español que había vencido en Augusta antes que él. «Ver ganar a Sergio García aquí fue increíble, y eso hizo que de verdad me creyese que aquí hay algo especial para españoles. Que es nuestro destino jugar bien aquí. Es un honor para mí».

Después de que el juego se aplazase el sábado por la tormenta, Rahm abrió el domingo cuatro golpes por detrás de Brooks Koepka, con 12 hoyos por completar de la tercera ronda; comenzó su cuarta vuelta ya a solo dos, y terminó festejando el título con un margen de cuatro sobre el propio Koepka y Phil Mickelson. Una remontada portentosa, con la inspiración de sus mayores: «Tiene que haber algo aquí por tener pasaporte español; hay algo en el campo que se transmite a todos nosotros».

Rahm une su Másters al US Open del 2021, una combinación que solo habían conseguido dos jugadores de fuera de Estados Unidos, el sudafricano Gary Player y el argentino Ángel Cabrera. Pero ningún europeo hasta hoy. Así que el despliegue del fenómeno español en los últimos años, convertido de nuevo en número uno del mundo, dispara las expectativas sobre hasta dónde puede llegar. Un reto a medio plazo sería alcanzar los cinco majors de Seve. Pero el primero en poner prudencia a cualquier comparación con el mito es el propio Rahm: «Estoy muy lejos de lograr todo lo que alcanzó».

Aunque su carácter ganador, ante las continuas preguntas de los periodistas, le impide rechazar un siguiente objetivo, completar los cuatro títulos de grand slams, para lo que le faltan el Campeonato de la PGA y el Open Británico. «Sí, es algo que está en mi mente», confiesa, pero a continuación pide prudencia, no quiere correr más de lo debido. «No nos adelantemos. Sería increíble. No mucha gente ha sido capaz de conseguirlo (...). Pero hay un largo camino para lograrlo», matizó antes de recordar que a algunos de los mejores jugadores de la historia, como Phil Mickelson y Arnold Palmer, les faltó uno de los cuatro trofeos en su vitrina. De hecho, solo cerraron el círculo, en la versión actual de los cuatro grandes, otros cinco jugadores, Gene Sarazen, Ben Hogan, Gary Player, Jack Nicklaus y Tiger Woods, además de Bobby Jones en su viejo formato (US Open, British Open, US Amateur y British Amateur). Palabras mayores en el horizonte de Jon Rahm. En el nombre de Seve Ballesteros.

El recuerdo de la mítica final de Wimbledon de Nadal y Federer para no confiarse

Rahm no solo devora libros y vídeos de golf, sino de otros deportes. También leyó Rafa, mi historia (Indicios), el acercamiento realizado por John Carlin a la figura de Nadal. El golfista español reveló que el rictus serio, alejado de cualquier exceso de confianza, con el que encaró toda la semana en Augusta, en especial los últimos hoyos del domingo, se debían a una enseñanza del tenista ganador de 22 grand slams.

En el libro confiesa que en un instante del cuarto set de la mítica final de Wimbledon 2008 ante Roger Federer, considerado el mejor partido de todos los tiempos, se creyó ganador antes de tiempo, y casi lo paga con la derrota. «Se culpó de aquello por dejar que su mente se adelantara. Al recordarlo, no he permitido que me pasase hoy [por el domingo] en ningún momento. Solo he pensado que ya no se me escapaba la victoria al pegar el tercer golpe del 18, cazar el green y dejarme un putt de un metro para par. Ahí sí me he imaginado campeón, no antes. Nunca pensé que iba a llorar ganando un torneo, pero estuve muy cerca de hacerlo en el hoyo 18», reconoció el nuevo campeón del Másters de Augusta.