«Economía circular» para poner a la construcción las pilas de la innovación

J. C. G. GIJÓN

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Un momento de la ponencia de Diego Broock en el IV Foro Interclústers de Construcción
Un momento de la ponencia de Diego Broock en el IV Foro Interclústers de Construcción

La Comisión Europea destina 660 millones a financiar una nueva forma de producción basada en el alargamiento del valor y el uso de materiales y productos reduciendo residuos y conservando recursos

26 oct 2016 . Actualizado a las 07:22 h.

La primera de las jornadas del IV Foro Europeo Interclústers de Construcción estuvo dedicada, ayer en Gijón, a explorar nuevas rutas en la economía del sector, y en ella tuvo un protagonismo especial la llamada «economía circular»: un innovador concepto económico irradiado desde Holanda al que la Comisión Europea ha dedicado un programa de 660 millones de euros en líneas de financiación y subvenciones. El objetivo es internacionalizar «una nueva forma de plantear la economía» que se opone frontalmente a la «economía lineal». Lo explica el canario Diego Broock, que presentó en el Foro su ponencia sobre la aplicación al sector de la construcción de una revolución que supondría «una subida de entre 3 y 5 puntos del PIB y la creación de millones de empleos».

«Cuando sacas el metal de la montaña, lo procesas, lo gastas y lo tiras al vertedero. Eso es lineal: sacas, consumes y tiras. Cuando tienes una materia prima, la usas, la reparas, la reutilizas y finalmente la reciclas y la metes de nuevo en el sistema no hay vertedero. Todo tiene que tener un valor y alimentar otra parte del sistema. Si no, vamos a tener agujeros en las montañas que tienen recursos y montañas de vertederos. Y no podemos seguir por ahí», señala Broock, que advierte de las «señales de colapso ambiental y social» asociadas a la economía linea.

La expansión de la economía circular implica «no tanto invertir en dinero como en ideas». En el campo de la construcción se trataría de una «aplicación progresiva» de medidas en muy diversos frentes que se traduzcan en «la invención por parte de los empresarios de nuevos modelos de negocio»: reducción de residos, materiales renovables, regeneración de escombros, uso de redes inteligentes en los procesos empresariales, mejoras de rendimiento y eficiencia energética, la llamada «biomímica», la impresión 3D, el ahorro de recursos... Por el momento son 44 los clúster internacionales y una veintena de entidades las que trabajan en proyectos relacionados con materiales y componentes; diseño urbano y edificios inteligentes; rehabilitación y mantenimiento o demolición y residuos, entre otros.

Todo está, no obstante, en una fase muy temprana, según Diego Broock. La creación de grupos de trabajo se puso en marcha este mismo año en Polonia y el próximo año se celebrarán dos nuevos encuentros en los que los clústers deberían convertirse en «catalizadores» de una fórmula que podría poner las pilas en buena medida a un sector tan reticente a la innovación como el de la construcción en España.