¿Te atreves a enfrentarte al «examen Jorge Cremades»?

J. C. Gea GIJÓN

GIJÓN

Jorge Cremades en la promoción de su espectáculo
Jorge Cremades en la promoción de su espectáculo

Más allá de la visceralidad de «lovers» y «haters», la cancelación del espectáculo del alicantino en Gijón suscita en las mismas redes sociales que lo encumbran debates de gran calado

13 ene 2017 . Actualizado a las 07:58 h.

La publicidad de Te odio, pero como amigo, el polémico espectáculo de Jorge Cremades cancelado en el teatro de la Laboral por sus presuntos contenidos machistas tras la denuncia de un colectivo asturiano de mujeres, anuncia un show de «amor, humor y redes sociales» y un «fenómeno social en directo». Pero el amor y el humor han desaparecido y ha quedado el fenómeno social en directo en las redes en un sentido muy distinto: tras la cancelación del espectáculo -como sucedió en Elche y puede volver a suceder en el teatro Campos Elíseos en Bilbao, donde ya hay movilizaciones- en la Laboral. Más allá de la visceralidad de lovers y haters, el caso Cremades deja un debate de calado profundo

Sucedió en Elche, ha sucedido en Gijón y ya hay movilizaciones que podrían hacer que se repita en el teatro Campos Elíseos de Bilbao: el amor y el humor han desaparecido y han quedado las redes sociales como fenómeno social en directo. El mismo medio en el que se sustenta el vertiginoso predicamento de Cremades a base de píldoras audiovisuales que a unos hacen mucha gracia y a otros provocan repulsa invierte la polaridad: se convierte también en su picota y el tribunal donde se les acusa o defiende, condena o absuelve a velocidad de muchos cientos de megas por segundo.

Así viene sucediendo en los últimos días, antes y después de que Recrea, la entidad responsable de la programación del teatro de la Ciudad de la Cultura, decidiese seguir los pasos de Elche y anular la actuación de quien apareció junto a Trump o Pablo Iglesias en una encuesta para encontrar al «Machista del Año» en el digital The Huffington Post. Las declaraciones de Cremades en entrevistas sobre hombres violados, sumadas a sus sketches youtuberos sobre cómo ligar con chicas en estado no precisamente lúcido y consciente ya habían provocado varias oleadas de críticas en las redes, junto a análisis algo más sosegados.

Y ha vuelto a suceder esta semana, suscitando -en particular, en cuentas de Facebook o Twitter asturianas- mucho más que vituperios o loas hacia el alicantino de la barba prieta y la sonrisa panorámica. Mientras que las posiciones más afines al feminismo o al control de lo políticamente correcto iban desde la proclama de «tolerancia cero» a la alegría por la medida contra Cremades a las sugerencias para «capalu« (frente a quiens defendían el «humor con tópicos» de quien también se ríe de «hombres primitivos e inmaduros»), otros alzaban la voz contra lo que consideran un «linchamiento» o «caza de brujas», advierten del auge de los «inquisidores» o los «reaccionarios» de izquierdas; o bien contra las «feminazis», el control de lo que «se puede o no se puede ver» y la tendencia de los gestores a adoptar este tipo de medidas en Asturias, tras las polémicas suspensiones de actuaciones de Albert Pla, el cantante Francisco o el youtuber Wimischu.

Debate profundo

Lo cierto es que, más allá de esas posturas, la cháchara en redes ha dado para mucho más y calado muy profundo. Un verdadero debate sobre ética y política (cultural y no) que deja muchas preguntas, en muchos sentidos y estratos: moral, sociología, política cultural, derecho se mezclan en las cuestiones planteadas. Ahí quedan unas cuantas para entretener los debates de sobremesa o sofá con manta en del frío fin de semana que se echa encima. Han sido extraidas solo de un par de hilos de debate de los muchos suscitados en Facebook o Twitter, donde acabaron compareciendo el derecho romano, Kant, Voltaire y Descartes o casos como el también sonado de la suspensión de la actuación del artista israelí (y declaradamente sionista) Matisyahu en el festival Rototom. Aviso: dan para mucho más de un fin de semana. Para un tratado de ética, de hecho. 

- ¿Tiene límites la libertad de expresión? ¿Cuáles? ¿Es lo mismo libertad de pensamiento que libertad de expresión? ¿Dónde acaban la una y la otra?

- ¿Dónde acaba la libertad de expresión y empieza el negocio con lo que se tiene la libertad de expresar? ¿Hay exigencias distintas en un negocio pagado con dinero privado y que en un servicio pagado con dinero público?

- ¿Es lo mismo censura de opiniòn que censura de contratación?

- ¿Es Cremades un actor escenificando un personaje, un humorista o un alguien que expresa opiniones personales? Si sucede lo primero, ¿por qué quien defendió a los recién absueltos titiriteros del «Alka-Eta» atacan al youtuber alicantino?

-¿Hace Cremades chistes machistas o parodia de chistes machistas? ¿Produce o refleja el machismo que nos rodea?

- ¿Qué diferencias hay entre las supensiones en Gijón de las actuaciones de Albert Pla o Francisco y el caso Cremades?

-Estas campañas en redes, ¿perjudican o hacen publicidad a quien se pretende vetar?

-¿Son todas las censuras iguales respecto al contenido o al colectivo al que se refieren? ¿Son todas las opiniones iguales frente a la libertad de expresión?

-¿Cuáles son los criterios artísticos para una contratación, en particular en un teatro público? ¿Es lo mismo contratar a un artista que a un youtuber? ¿Es un youtuber un actor o un humorista como cualquier otro?

-¿Están preparados los programadores para hilar tan fino como parece exigir todo este tipo de cuestiones? ¿Hay que pedir responsabilidades a quien contrata y suspende?

-¿Quién tiene la potestad de censurar y en nombre de qué: contenidos o normas universales?

-¿Es posible generalizar la posición moral de un entrevistado a partir de un titular de entrevista?

-O, en un tono más jocoso, y como se pregunta en Facebook Xavi Sam: «¿Si viene el futuro presidente de USA hacer un speech a Xixón, le vetarán?»