¿Quién quiere recalificar la finca de la familia de Rodrigo Rato en Somió?

J. C. G. GIJÓN

GIJÓN

Palacio en la Quinta Bauer de Gijón
Palacio en la Quinta Bauer de Gijón

Técnicos de Urbanismo plantean que se revoque la decisión del pleno que impedía mejorar la edificabilidad de los terrenos. El PSOE se pregunta «quién insiste en hacer cambios»

14 feb 2017 . Actualizado a las 08:23 h.

«¿Qué persona está empeñada en hacer cambios que generan derechos edificatorios e incrementos patrimoniales a personas como Rodrigo Rato?» Es lo que se pregunta el grupo municipal socialista por boca de su concejala Begoña Fernández después de que haya reaparecido sobre el enrevesado tapete del Plan General de Ordenación (PGO) la polémica ficha relativa a la finca Bauer que el pleno ordenó retirar, in extremis, hace un año.  Sucedió en la sesión que dio luz verde a su documento de aprobación inicial en el que, respaldada por Xixón Sí Puede e IU, una iniciativa del PSOE consiguió que la ficha quedase con su calificación en el Plan de 2015 por sospechas de «trato de favor» a sus propietarios, la familia Figaredo. Pero ahora los técnicos de Urbanismo -según informaciones aparecidas en los medios en los últimos días- estarían planteando que se revoque la decisión plenaria. Su argumento consistiría en que, contrariamente a lo pretendido, se provocó un incremento en la edificabilidad de una parcela, que goza de Protección Integral en el Catálogo Urbanístico de Gijón.

Begoña Fernández no está de acuerdo en absoluto. La edil socialista ha defendido hoy que el pleno «actuó correctamente» al rechazar unas modificaciones que, según el PSOE, se introdujeron en el documento de aprobación inicial de espaldas al resto de los grupos políticos y que habrían elevado la edificabilidad de la tasa de 0,11 metros cuadrados por metro cuadrado hasta los 0,20. Dicho lo cual, Fernández se ha preguntado además por los motivos de la «insistencia» del gobierno local de Foro en alterar de nuevo la situación urbanística de una finca sobre la que los propietarios presentaron las correspondientes alegaciones el pasado mes de junio en nombre de Proina, una multitudinaria sociedad de la que forma parte Rodrigo Rato. Su pretensión: coseguir la equiparación en la franja de terreno conocida como Huerta de Antón con los criterios de edificabilidad con los de la contigua parcela del Infanzón, al otro lado de la carretera Piles-Infanzón, que divide ambos terrenos.

Begoña Fernández ha manifestado su extrañeza ante la disparidad entre lo que ahora estarían dictaminando los técnicos municipales y el hecho de que esa alegación fuera rechazada por el propio equipo redactor del PGO en un informe en el que se dice -según la edil- que «el alegante pretende duplicar la edificabilidad propuesta en el Plan General de Ordenación en trámite». Frente a ello, informe insiste en fijar «una edificación lucrativa máxima de 0’11 metros cuadrados» por metro cuadrado como «correlativa al nivel de protección del Bien Interés Cultural».

Por todo ello, la concejala socialista ha vuelto a hacer hincapié en que a los grupos políticos municipales «no se les está informando correctamente», se ha cuestionado por qué sigue «confundiéndose con información equivocada y contraria», para finalmente preguntarse «quién es la persona que tiene interés en hacer cambios que generan incrementos patrimoniales a la familia de Rodrigo Rato».

En su momento, el PSOE estimó que las modificaciones en la edificabilidad introducidas a última hora en la finca Bauer y finalmente rechazadas podrían haber permitido la contrucción de 28 viviendas unifamiliares y reportado unos beneficios de 11 millones de euros a los propietarios. La recalificación apareció durante el examen contrarreloj de las fichas entregadas por la comisión de Urbanismo previa al pleno extraordinario donde se votó el documento de aprobación inicial del PGO.

La finca Bauer, una de las referencias arquitectónicas y paisajísticas del Este residencial gijonés, cuenta con un jardín victoriano de 5 hectáreas, un palacio levantado en 1903 bajo la dirección de Florencio Valdés. Después de haber sido durante décadas propiedad de la familia Bauer, pasó a manos de la familia Figaredo, emparentada con otras dinastías de la burguesía industrial y financiera gijonesa como los Rato y los Alvargonzález.