Que la gente diga lo que quiere

OPINIÓN

Pedro Sánchez, durante una comparecencia en Moncloa
Pedro Sánchez, durante una comparecencia en Moncloa Eduardo Parra | EUROPAPRESS

02 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Suceden las cosas de una manera tan veloz que las noticias de un acontecimiento tan importante como son unas elecciones locales y autonómicas han envejecido en menos de veinticuatro horas. Gran parte de que haya ocurrido esto se debe a la decisión de Pedro Sánchez de adelantar las generales al 23 de julio, que por lo que ha trascendido solamente un reducido grupo de personas conocía, la noche del domingo al lunes, lo que iba a hacer (como respuesta a la pérdida por parte del PSOE de importantes ayuntamientos y comunidades donde gran parte de los electorales votaron en clave nacional).

Como muchas veces ocurre, nunca llueve a gusto de todo el mundo. Es la primera vez desde que se recobró la democracia que se van a celebrar las elecciones en verano, lo que ha preocupado a muchas personas que ya tienen previstas sus vacaciones o que tenían la intención de viajar en esas fechas (y para prueba irrefutable, la reacción de la periodista Àngels Barceló al enterarse del día de los comicios. Lo que se espera casi seguro es que a las oficinas de Correos acudan un aluvión de personas a solicitar su derecho al voto). Hay quien ve un suicidio la decisión por la coincidencia con la presidencia europea y otros tertulianos en cambio han valorado la audacia y valentía de no agotar la legislatura y más tras sufrir un duro revés por el avance de la derecha. Yo me inclino más por la segunda opción, porque aguantar hasta diciembre con un clima hostil y con el refuerzo de mensajes tipo «gobierno ilegitimo» hubiera sido peor. Para eso están las urnas, para que la gente diga lo que quiere (de ahí sale lo que nos merecemos, aunque no nos expliquemos en algunos casos los resultados definitivos).

Hasta que no se despejen todas las incertidumbres (se especula con que Pedro Sánchez no será el candidato a la presidencia porque se encargará de los destinos de la OTAN), pienso que la lección principal a sacar de los resultados de las locales y de las autonómicas es que sería imprescindible, para que sea posible la repetición del gobierno de coalición de izquierdas, que Sumar (que se ha registrado como un «partido instrumental», es decir, que no tiene estructura alguna, ni posee cargos orgánicos ni tampoco militantes, pero pese a ello es una manera legal de poder estar presente en las circunscripciones donde se presente) y Podemos dejen de una vez sus diferencias y se fusionen. Es verdad que por lo dicho en los discursos del propio Pedro Sánchez parece que la estrategia del PSOE será la de decirle a la ciudadanía que habrá que optar entre las y los socialistas o el retroceso que aplicaría la derecha en La Moncloa. Hace tiempo que pienso que no está funcionando el mensaje de ‘que viene el lobo’ para referirse a Vox, y no sé si es porque la gente ha pedido el miedo y la vergüenza a reconocer que le gusta la ultraderecha o si como ocurre con todos los populismos, sus mensajes calan por señalar a los «supuestos» culpables de nuestros problemas (por ejemplo, que los inmigrantes son los que colapsan la sanidad pública). Lo que espero que no nos dé mucho que hablar es Macarena Olona, que ha decidido registrar un partido que se llama su «Caminando Juntos» (cuyo logo son dos zapatos de tacón, uno de color rojo y otro azul), porque su pasado en el partido de Santiago Abascal la desacredita para lavar su imagen con un proyecto político propio (y más si su objetivo es ocupar el hueco que deja Ciudadanos, que no concurrirá a las elecciones. Inés Arrimadas anunció ayer su retirada de la política).

Mientras se elaboran las listas y los nuevos programas electorales, la conformación de los ayuntamientos y de los parlamentos regionales surgidos tras el 28 de mayo servirán de termómetro y de guía para ver qué estrategias siguen los partidos, especialmente PP y Vox. Que mucha gente votase en clave nacional el pasado domingo ha impedido que prosigan gobiernos que estaban haciendo muy bien las cosas, pero son cosas que pasan y veremos si el 23 de julio se repite un resultado parecido o si la izquierda se mantendrá en La Moncloa.