Imagen de una manifestación del Orgullo.
Imagen de una manifestación del Orgullo. Marcos Míguez

29 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay mucha gente que no lo quiere entender, que prefiere hacerse la tonta. No parecen importarles las clarísimas señales de lo que está ocurriendo en España y quizá se sienten calentitos en sus sofás, creyendo que a ellos no les va a afectar. Y tal vez, en el fondo, toda esta tormenta contra las personas LGTBI en vísperas de la celebración del Orgullo en el fondo no les parece mal y ahora, cuando es más evidente que nunca que los derechos de algunas personas pueden desaparecer, se sienten cómodos mirando cómo parte de la clase política está poniendo en marcha lo que siempre han deseado pero nunca se atrevieron a decir por miedo a recibir un bien ganado bofetón.

El problema con esta actitud de quienes votarán a un partido de derechas o a otro, pues ya son indistinguibles y el Partido Popular parece dispuesto a ceder en todo lo que diga Vox, está bastante relacionado con la maldad pura y el disfrute con la desgracia ajena. Por otro lado, tenemos a gente de izquierdas muy enfadada dispuesta a no votar ante la ausencia de pureza ideológica en los partidos del gobierno y contribuir así, pues no es otro el resultado que se puede esperar, a esquilmar los derechos de otros e incluso los suyos propios. Aquí es donde todos ellos están absolutamente perdidos, quienes votan a la derecha y quienes se van a abstener fruto de una pataleta infantil. Los derechos LGTBI son derechos humanos, y por tanto, son nuestros derechos. Sí, tuyos también, José Luis de Albacete, por muy cishetero español que creas ser y por muchas banderas de España que cuelgues en el balcón. Por cierto, la podrías cambiar más a menudo, que con el sol parece ya la bandera de Austria.

Los ataques a la ley trans mientras se pide un debate que generalmente comienza llamando Manolo a una mujer trans, son la punta de lanza de este movimiento reaccionario que tiene como último objetivo dinamitar del todo los derechos LGTBI en general. La destrucción de estos derechos dará paso a su vez a los derechos de los inmigrantes y las mujeres, y esta destrucción culminará sin lugar a dudas con la destrucción de los derechos laborales de todos. No son hechos aislados, todo forma parte del mismo plan, y se hace así para que José Luis, el cishetero de Albacete, abra sus tragaderas como un hipopótamo y degluta toda la basura que el posible nuevo gobierno de España sin lugar a dudas intentará ponernos en el menú diario.

Por todo esto, esta semana debemos plantar cara a toda esta avalancha reaccionaria, colgar las banderas arcoiris incluso del campanario de la iglesia si hace falta. Hay que hacerles saber a las personas LGTBI que no están solas ni lo van a estar, porque todavía quedan seres humanos decentes en este país. El día de las elecciones, es necesario impedir que llegue este futuro sombrío que transforme nuestro país en la Polonia del Mediterráneo. Y si ocurre lo peor, habrá que seguir plantando cara. Por ellos y ellas, por todos y todas. Incluso por José Luis, que no sabe ni por dónde le da el aire.