Perfecto y María, la historia de amor que sigue encesa

OPINIÓN

Perfecto Díaz Díaz y María Suárez Nava
Perfecto Díaz Díaz y María Suárez Nava

30 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Encesa es una de esas palabras asturianas con rango de cálida eternidad. Una de esas palabras en las que aflora la pasión que se transforma en amor. Una de esas palabras que te arropan cuando te asalta el frío de la noche, de la ausencia o de la soledad.

Por eso es la que siento más idónea para describir en unas pocas letras la historia de amor de Perfecto y de María. Perfecto Díaz y María Suárez fueron los fundadores de una prolífica y excelente familia en las primeras décadas del siglo XX. Una familia asturiana, auténtica y unida. Trabajadora y decente.

Una familia en el corazón de Siero, el que late a orillas del río Candín y cerca del pozo Mosquitera.

Perfecto nació en las postrimerías del siglo XIX, en Candín, donde establecería su vida familiar y empresarial con María, natural de Suares, en el concejo de Bimenes.

Pronto el matrimonio comenzó a tener descendencia y a la par a desarrollar un boyante emporio comercial en Candín, al calor del gran auge de la minería que vivía Asturias y en particular esta zona del concejo de Siero. Eran unos emprendedores natos y unos trabajadores incansables, y además les gustaba ayudar a los demás, disfrutaban con el progreso de su comunidad, y justamente en esos valores educaron a sus hijos.

Perfecto Díaz fue una especie de Jeff Bezos de los años 20 del siglo XX, porque inventó los servicios a la carta y a la puerta de casa, en un mundo donde no era fácil desplazarse para cubrir las necesidades cotidianas y las comodidades no existían para la clase obrera. Y es que su mente era la de un genio incansable, que no sentía complejos ni tenía fronteras. Autodidacta, observador, y prudente a la par que arriesgado, Perfecto empezó a ver la luz de lo que sería la Electricista de Carbayín al darse cuenta de que si tenían luz las minas a través de la electricidad, aprovechando la tecnología del vecino pozo Mosquitera podría dar servicio eléctrico a toda la zona, y lograr que hubiera luz en los hogares… ¡Qué gran avance sin precedentes! Y así fue como Perfecto se lanzó con rigor y ahínco al proyecto que venía madurando desde tiempo atrás, y consiguió culminarlo con éxito.

La Electricista de Carbayín nacía en 1923, inaugurando una década de prodigios culturales, sociales, tecnológicos y de sana convivencia, que solo el trágico episodio de la Guerra Civil Española truncaría en buena parte.

La familia Díaz vivió la peor y más injusta de las pesadillas en un fatídico mes de agosto de 1936, cuando dos de sus hijos - José y Manuel - fueron salvajemente ejecutados. Jamás hubo consuelo para tamaña barbarie, pero la vida continuó y la empresa familiar también, al amparo del profundo amor que Perfecto y María se profesaban, y a la «piña» que formaban junto a sus hijos.

En sufrido silencio, con una entereza y disciplina ejemplar, y con el heroico apoyo de la primogénita del matrimonio, Luisa, la luz de la «Electra» continuó encesa. Y continuó y continuó. Y con el paso del tiempo, el relevo generacional empresarial lo tomó Julio, «Julín», el más pequeño de los hermanos, que replicó exactamente el modelo familiar que había «mamado» de sus progenitores. Junto con su esposa Maruja, y sus 6 hijos formaron un equipo sólido y unido que manejó con solvencia las distintas circunstancias económicas, sociales y personales que la vida les fue poniendo en el camino.

Y con el devenir del tiempo tomó el testigo Luis, uno de los hijos de Julín, poniendo en marcha nuevos proyectos empresariales, y haciendo realidad  los sueños de su abuelo y de su padre: en su etapa como gestor de la empresa familiar, Electra Norte no solo suministraba energía sino que comenzó a producirla. Y el inexorable dios Cronos siguió dibujando la espiral del tiempo, y tomó el testigo su sobrino Juan, el hijo mayor de Carmen, actual director general de la compañía.

Perfecto y María partieron a la eternidad en los años 40 del siglo XX. Su extraordinaria historia nos deslumbra con la energía inextinguible del amor incondicional.

Es como si la luz de la «electra» fuera una metáfora infinita de aquel cariño familiar profundo que inspiró tanto progreso y tantos ideales.

La historia de amor de Perfecto y de María sigue encesa, como la lluz que vienen dando al mundo desde hace un siglo…