El peregrino valenciano que ha hecho parada en Oviedo: «Duermo en la calle y no llevo dinero encima»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

El valenciano Alberto Castelló de Pereda, ante la Catedral de San Salvador de Oviedo donde recibió «La Salvadora»
El valenciano Alberto Castelló de Pereda, ante la Catedral de San Salvador de Oviedo donde recibió «La Salvadora»

Alberto Castelló de Pereda ha recibido «La Salvadora» en la capital asturiana y ya ha puesto rumbo a Santiago

24 jun 2023 . Actualizado a las 16:33 h.

Son ya más de 31.000 los kilómetros que ha recorrido Alberto Castelló de Pereda como peregrino a favor de la paz. Desde que en el año 2013 lo dejó todo, incluso su trabajo, y se propuso andar por devoción o voto, el valenciano de 59 años no ha dejado de hacerlo. Hasta en siete ocasiones ha hecho el Camino de Santiago y otros tantos el de Roma. Además ha pateado ochos países hasta llegar a Bosnia. Y todo ello sin tener teléfono móvil ni llevar un solo euro encima. Tampoco planea nada. Esto al fin y al cabo se ha convertido en su forma de vida. Ahora tiene como objetivo volver a Galicia después de cuatro años sin hacerlo. Por el momento, ha hecho un alto en el camino en Oviedo, ciudad en la que hizo parada este finde de semana. 

En la capital asturiana, el valenciano recibió «La Salvadora», es decir, la credencial y un certificado propio por haber realizado el Camino de San Salvador. «Además me dieron una entrada para visitar la Catedral», asegura agradecido Alberto Castelló de Pereda, quien llegó a Oviedo en torno a las 18.30 horas del viernes tras andar 32 kilómetros. «Llegué más tarde de lo previsto porque el día antes partí tarde y encima me entretuve en Mieres visitando la iglesia de San Juan», cuenta por teléfono mientras se cobija a la sombra dado que, tras hacer noche en la ciudad, ha puesto rumbo ya a Santiago.

Cuatro caminos para poder recibir el perdón del apóstol Santiago

Cargado con una mochila de 30 kilos, en la que solo lleva ropa donada por la empresa Replus y un buen saco par dormir, Alberto Castelló de Pereda inició el peregrinaje el pasado 16 de mayo cuando salió de su casa en Boicarent, en Valencia. Desde allí hizo hasta Burgos el Camino de la Lana, después puso rumbo a León a través del Camino Francés. Tras completarlo, ha continuado por el Camino del Salvador hasta llegar a Oviedo, donde ya ha tomado el Camino Primitivo para arribar a Santiago. Una vez que reciba el perdón de sus pecados en la catedral de dicha localidad gallega tiene planeado ir a pie a Roma y de ahí a Jerusalén.

«Hubo una vez que estuve tres años sin ir a casa y nadie sabía nada de mí porque estaba caminando por Europa»

Todos y cada uno de los trayectos a pie que ha realizado desde que se convirtió en peregrino en el año 2013, donde comenzó todo, lo ha ido compartiendo a través de su perfil de Instagram. Bajo el nombre de @peregrino_por_la_paz ha hecho varias publicaciones mostrando las personas que se ha encontrado por el camino, así como los monumentos que ha visitado. «Al final esto resulta un atractivo para que otras personas que quieren hacerlo y no pueden. Además es muy gratificante recibir mensajes de gente mandándote ánimos», asegura el valenciano, quien al fin y al cabo comparte estos post para que su familia sepa que está bien.

«Hubo una vez que estuve tres años sin ir a casa y nadie sabía nada de mí porque estaba caminando por Europa. Al volver, a mi hermano pequeño Benja se le ocurrió decirme que me daba un teléfono móvil, pero le dije que no porque realmente este te roba toda tu libertad y encima te ata», cuenta. Ante esta negativa, «decidió crearme un perfil de Instagram para que así cuando me encontrase con un peregrino por el camino, me hiciese una foto con él para que este se la mandase por WhatsApp y y así lo publicaba y de paso sabía donde estaba», relata antes de señalar que a día de hoy es él mismo el encargado de gestionar las redes sociales.

«Duermo en la calle y no llevo dinero encima. No he pedido nunca ni un solo céntimo o bocadillo porque no va conmigo»

Este pequeño acto, que para la mayoría de las personas es algo normal y está a la orden del día, hace que en ciertas ocasiones Alberto Castelló de Pereda se sienta «mal» consigo mismo, puesto que «no me gusta hacer el Camino con medios». De hecho, el valenciano dejó «todo» para peregrinar. «Duermo en la calle y no llevo dinero encima. No he pedido nunca ni un sólo céntimo o bocadillo porque no va conmigo. Prefiero pasar dos o tres días sin comer y que la comida aparezca cuando tenga que aparecer porque al final es lo que me llena, hacer el Camino como antiguamente lo hacía San Francisco», reconoce.

No obstante, la ayuda que recibe por cada lugar que pasa le hace más ameno el peregrinaje. «Hay quien nada más verte se vuelca en ayudarte. Sin decir nada me dan comida, me acogen en su casa para que pase la noche… y eso es lo grandioso de la humanidad. Como dice Dalái lama, “nosotros caminamos cada día a lugares donde las personas nos esperan desde siempre” y esa es la sensación que recibo, hay gente buenísima por todo el mundo», relata agradecido.

Aunque hacer cualquier camino como peregrino puede parecer un auténtico reto y más en las formas en las que lo hace Alberto Castelló de Pereda, la experiencia «no es nada dura». «Es algo que tú has elegido y por tanto tienes que aceptar lo que te encuentres. A mí me da igual el calor, el frío, que haya una subida, una bajada o incluso una recta. Yo siempre voy en positivo porque al final las barreras las creamos nosotros y un pensamiento negativo se te hace muy grande», manifiesta.

Consejos para las nuevos peregrinos

Bajo esta premisa, el de Valencia aconseja a todo aquel que esté interesado en peregrinar que «en primer lugar piense bien lo que va hacer». «Yo siempre digo y con todos los repetos que hacer el Camino Francés no es la mejor opción. Un camino en soledad como el que hecho de la lana, en el que solo encontré un peregrino en 700 kilómetros, eso es lo impresionante porque ahí puedes rumiar verdaderamente tu vida», señala.

También la experiencia depende mucho del tiempo del que se disponga. «Mucha gente hace solo los últimos 100 kilómetros porque tiene cinco días para hacerlo, pero no se enteran de nada porque ahí justamente es donde se juntan todos los caminos y por tanto no van a experimentar el Camino. Sí que conoces a gente y es divertido pero eso lo puedes hacer todos los fines de semana. Yo por tanto sugiero que uno parta de su casa y poco a poco vaya completando etapas hasta donde quiera llegar y no hacer necesariamente los últimos 100 kilómetros para llegar a Santiago. Es más importante la soledad, pero no estás solo porque estás contigo mismo», sugiere el valenciano, que no sabe cuando llegará a Galicia.