Deja su trabajo como procuradora para dedicarse a la marcha nórdica: «Este deporte es salud pura y dura»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

La ovetense Isabel García-Bernardo empezó a practicar marcha nórdica cuando tenía 48 años y desde entonces se dedica en cuerpo y alma a este deporte
La ovetense Isabel García-Bernardo empezó a practicar marcha nórdica cuando tenía 48 años y desde entonces se dedica en cuerpo y alma a este deporte

Esta actividad física al aire libre sigue siendo una gran desconocida en Asturias, a pesar de que reporta múltiples beneficios a quienes la practican. La ovetense Isabel García-Bernardo es una de las pocas personas que imparte esta técnica en la región. La descubrió «por casualidad» y desde entonces se ha convertido en su modo de vida

14 mar 2024 . Actualizado a las 16:38 h.

Bien es sabido por todos que hacer deporte es muy importante. Caminar, por ejemplo, es uno de los ejercicios que mayores beneficios reporta al organismo. Si encima lo haces con dos bastones, el provecho es todavía mayor. Esta forma de andar se llama marcha nórdica. Se trata de una técnica que aunque lleva practicándose desde los años 30 en Finlandia —desde donde se extendió al resto de países europeos—, sigue siendo una gran desconocida en España. Sin embargo, cada vez está más de moda en Asturias. Un ejercicio que no solo mejora la condición física sino que cambia hasta la vida de quien lo practica. Y si no, que se lo pregunten a Isabel García-Bernardo. Esta ovetense de 55 años ha dejado incluso su puesto de trabajo como procuradora en los tribunales para dedicarse en cuerpo y alma a esta actividad al aire libre.

Isabel descubrió este deporte «por pura casualidad». Tras diagnosticarle cáncer en marzo de 2017, la ovetense tuvo que someterse a sesiones de quimioterapia. Como debido a este agresivo tratamiento iba a tener las defensas bajas no podía seguir haciendo natación, algo que le «encantaba» y que practicaba casi a diario. «Los médicos me dijeron que no era bueno porque podrían bajarme aún más las defensas», cuenta.

A las dos semanas de que le administrasen aquellas sustancias químicas para destruir las células cancerosas de su cuerpo, una amiga suya le envió un artículo acerca de la marcha nórdica. «Según lo iba leyendo me enganchó tanto... Porque hablaba de los beneficios en pacientes oncológicos y, como yo ya caminaba y esto era hacerlo con un par de bastones, quise probar», asegura. A partir de ese momento, Isabel centró sus esfuerzos en buscar un monitor que le enseñase este deporte.

«Me gusto tanto... Y al ver que reportaba tantos beneficios, venía bien para mi problema de salud, pensé que a mucha gente seguramente también le iba a venir bien practicarlo»

Después de tiempo buscando conoció a una chica en Avilés que tenía nociones sobre este deporte. «Hice alguna sesión con ella y me encantó la experiencia. Me gustó tanto... Y al ver que reportaba tantos beneficios, venía bien para mi problema de salud, pensé que a mucha gente seguramente también le iba a venir bien practicarlo», reconoce. Decidió, por tanto, formarse como instructora. Hizo un curso privado en Madrid —«de aquella no había todavía una titulación oficial», dice— y cada vez que se impartía formación oficial al respecto se apuntaba.

La ovetense Isabel García-Bernardo, junto con aquellas amigas que la apoyaron en «todo momento» y «no dudaron» en apuntarse a las sesiones de marcha nórdica con ella
La ovetense Isabel García-Bernardo, junto con aquellas amigas que la apoyaron en «todo momento» y «no dudaron» en apuntarse a las sesiones de marcha nórdica con ella

Comenzó a dar sesiones de marcha nórdica de forma voluntaria a pacientes oncológicos y sus familiares. «Me puse al servicio de la Asociación Española contra el Cáncer y organicé con ellos unos talleres. Todos los miércoles quedábamos en el Campo San Francisco para practicar y cada vez se apuntaba más gente, llegamos a juntarnos más de 120 personas en cada sesión», cuenta Isabel. Al tener tanta acogida sus clases y aficionarse de tal manera a este deporte, la ovetense se replanteó su profesión.

Hasta ese momento llevaba ejerciendo como procuradora en los tribunales desde hace nada más y nada menos que 25 años. Pero como bien dice, «la vida son dos días y podía volver a recaer en el mismo problema de salud», por lo que a principios de marzo del 2020 se dio alta como autónoma. Compaginó ambas profesiones hasta que, debido a la pandemia por el coronavirus, se vio obligada a dejar de impartir sesiones de marcha nórdica. Por suerte, una vez que se puso fin al confinamiento domiciliario, al tratarse de una actividad física al aire libre volvió a dar clases.

Los múltiples beneficios de la marcha nórdica

Desde entonces no ha dejado de inculcar este deporte, que reporta múltiples beneficios a quienes lo practican. «La marcha nórdica te exige caminar bien y eso es algo que nadie lo hace. Recuperamos nuestro patrón de marcha natural y al incorporar los bastones, que contribuyen al impulso de nuestro cuerpo hacia delante, activamos de una manera escandalosa toda nuestra musculatura», señala. Como practicar esta actividad exige tener una «postura correcta», a nivel respiratorio es «muy bueno»: «vamos a oxigenar mucho mejor».

Es también beneficioso para el sistema cardiovascular, así como para el óseo. Este deporte reporta además ventajas a nivel cognitivo. «Esto exige concentración, porque tienes que caminar bien, ajustando ese patrón de marcha, y además usando activamente unos bastones que van a interferir en el movimiento», destaca Isabel, quien aprovecha para resaltar que en esta actividad al aire libre «se desarrollan todas las cualidades físicas: coordinación, flexibilidad, resistencia y fuerza».

«Es un deporte en el que, además de quemar muchas más calorías que cuando vas caminando, no genera ninguna lesión ni impacto, salvo que lo practiques con el objeto de competir», resalta Isabel. Y por si fueran pocos los beneficios, permite reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo de una persona, ya que al practicarlo se liberan endorfinas. En resumidas cuentas, «la marcha nórdica es salud pura y dura».

«Lo mejor de todo» es que cualquier persona, independientemente de la edad, género o condición física puede practicar este deporte, que no llegó a España hasta el año 2005. «Las únicas personas que no pueden realizar este deporte son, desgraciadamente, las que están inmovilizadas», señala la ovetense, quien imparte sesiones a individuos con hemofilia, diabetes, osteoporosis, fibromialgia, alzhéimer y hasta con poliomielitis.

¿Cómo son las clases que imparte Isabel?

Antes de adentrarse en esta disciplina es conveniente señalar que para practicar la misma se requiere una indumentaria deportiva, adecuada a la climatología; calzado cómodo, «de suela flexible y antideslizantes», y unos bastones específicos de marcha nórdica. Si no se poseen, Isabel puede prestar este tipo de palos que se caracterizan por tener incorporados «la dragonera o guantaleta» y son muy parecidos a los que se utilizan para esquiar.

Para dominar la técnica, la ovetense recomienda acudir al menos a tres de sus sesiones. Con una duración aproximada de 90 minutos, la primera de ellas sería para tener una toma de contacto y conocer a rasgos generales este deporte. En la segunda clase, Isabel introduce nuevos ejercicios para ir «poco a poco» interiorizando esta forma de caminar. Ya en la tercera jornada es cuando se trabaja la técnica en ruta bajo una «supervisión individualizada».

Isabel García-Bernardo enseña la técnica de la marcha nórdica por grupos
Isabel García-Bernardo enseña la técnica de la marcha nórdica por grupos

«A partir de ahí, la gente vuela por su cuenta y me llama de vez en cuando para apuntarse a alguna ruta, porque esta técnica requiere practicar mucho y que un instructor lo corrija. Hay quienes directamente cogen el bono mensual, es decir, todas las semanas vienen a alguna sesión», asegura Isabel, quien imparte clases en Oviedo y en aquellos municipios en los que los respectivos Ayuntamientos deciden contratarla para acercar esta modalidad deportiva a sus vecinos como puede ser Llanera, Villaviciosa o Ribera de Arriba.

De igual modo realiza talleres para la Universidad de Oviedo y alguna que otra asociación benéfica. «De junio hasta octubre doy también clases en Gijón y como veraneo en Ribadesella pues aprovecho y hago alguna sesión», añade Isabel, cuyo deseo es poder llevar esta modalidad deportiva a cualquier punto de nuestra región. «Mi sueño es poder dejar mi semilla en aquellos lugares en los que nunca se ha hecho marcha nórdica», confiesa. Y mientras que poco a poco va persiguiendo ese objetivo, sigue formándose para poder trasladar a sus alumnos y «de la mejor forma posible» esa pasión que siente por este deporte que «dentro de muy poco será un gran reclamo en Asturias».