Carlos Carmona, al final es lo de siempre

Andrés Menéndez

SPORTING 1905

LaLiga

El mallorquín estaba condenado al ostracismo. Ahora vuelve a ser importante

27 nov 2016 . Actualizado a las 14:05 h.

Se puede empezar a escribir el final de esta historia. Porque si os soy sincero creo que todos ya lo conocemos. Sufriremos hasta el final, probablemente hasta el último segundo, y Carlos Carmona - el chico silencioso- acabará por ser importante. Lleva cuatro temporadas en el equipo, y siempre sucede lo mismo. Los técnicos apuestan por otro, Carlos entonces se calla (nunca meo fuera del tiesto) y trabaja en silencio. Al final el mallorquín acaba por ser imprescindible en el once. Es lo que hay.

Hablar de Carmona en el Sporting es hacerlo siempre desde una postura injusta. No tiene el respeto de la grada ni quizá tampoco lo necesita. No es el más rápido de la clase, pero es uno de los futbolistas más honrados de la plantilla. Carmona jamás ha renunciado a un sprint, a un esfuerzo vacío, siempre disputa las contiendas con su físico liviano. Le han llamado gordo, pero la realidad es que es de los jugadores más profesionales de la plantilla. Carlos, siempre él, es un futbolista de equipo, una persona normal con una capacidad técnica distinta. Capaz de conectar con calidad entre líneas y de ayudar al lateral a lo largo de noventa minutos. Los entrenadores, Abelardo el último ejemplo ( y el más claro) han decidido apostar siempre por experimentos hasta topar con la realidad, con su buen hacer. Siempre ligado a la crítica y tan pocas veces comprendido. 

No es amigo de los reproches, ni del circo futbolístico. Es lo que es, y lo que vemos. Cuando vengan mal dadas siempre recurriremos al jugador defenestrado, al mismo que lleva desde julio de 2012 cumpliendo objetivos con su naturalidad. Hoy es un buen día para contar que Carlos Carmona estuvo cerca de salir en este mercado, que tiene ofertas de otros equipos. Que estaba en la grada o calentando el banquillo. Que otros con menos méritos le doblaban en tiempo y minutos. Pero al final es lo de siempre, y en mayo pegado a la banda derecha - siempre con libertad- estará el talentoso jugador mallorquín. Ese mismo acostumbrado a jugar finales, y a ganarse desde julio un sitio.