Fernández sigue sin devolver el dinero del «rescate» a Gijón

Alejandro Vigil Morán GIJÓN

SPORTING 1905

Mareo
Mareo

Casi dieciséis años después, no se ha devuelto el dinero público invertido en Mareo para evitar el cierre

03 may 2017 . Actualizado a las 23:08 h.

En Gijón no hubo rescate bancario, pero sí se tiene un caso muy similar a escala. Hace más de tres lustros que el entonces presidente del Real Sporting de Gijón, Juan Arango, le dijo a la alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso: «¡Véndovos Mareo!».

Una venta que se acordó con la instalación embargada por Hacienda, aspecto que hubo que solucionar para sacar adelante una operación valorada en 1.525 millones de pesetas, el 13 de julio de 2001, con el apoyo del PSOE y la negativa de IU y PP; así como el 1 de agosto se decidió que el dinero no era suficiente para evitar el cierre y el Ayuntamiento debía comprar por 500 millones extra las marcas. Dos activos que en ningún momento necesitaba la ciudad y que fueron adquiridos a cambio de nada a una familia que ahora tiene, tanto en Primera como en Segunda División, un negocio millonario entre manos gracias al Ayuntamiento, o mejor dicho, el dinero de los ciudadanos que rescataron su empresa de la quiebra.

Desde entonces ha habido dos ascensos a Primera División, con subvenciones anuales municipales -también las hubo del Principado de Asturias- ante la incapacidad para conseguir patrocinios de empresas privadas; la petición de una concesión de El Molinón por varias décadas para hacer un apaño económico en las cuentas del club y que se dejase de estar en patrimonio neto negativo, o lo que es lo mismo, en causa de disolución; entrar en Ley concursal por impagos de los que se hizo una quita y aplazamientos importantes, así como ser intervenida la gestión por la justicia, que los tachó de ineptos en el auto judicial; un crédito de 3,6 millones de euros del Principado de Asturias en 2006; dos temporadas con restricciones en fichajes por no pagar a Hacienda al día; las ventas de Villa, Javi Fuego, Cote, Michel, Scepovic, Botía, Borja López, Trejo,... y una recompra de las marcas por 3,7 millones de euros a pagar en 10 años, pero no de la Escuela de Mareo, cuya opción de recompra se llegó vender a una inmobiliaria bajo la especulación de que los políticos recalificasen los terrenos para hacer viviendas de lujo, en lo que habría sido un pelotazo en toda regla.

Aunque quizá lo más llamativo no haya sido todo lo anteriormente citado, sino que Javier Fernández lanzó un año atrás el órdago de no llegar a devolver nunca ese dinero, construyendo otra ciudad deportiva si la recompra de Mareo no incluía una rebaja del precio pactado, por ejemplo descontando las inversiones realizadas durante este tiempo para que los terrenos de juego fueran practicables para sus jugadores. Ante el revuelo mediático, la respuesta fue la de que quizá hubiese una recompra de Mareo a medio plazo si seguía habiendo ingresos importantes y la construcción de otra instalación era más bien una utopía. Si bien es cierto que ante un posible descenso a Segunda División, parece totalmente inasumible, cuando tras varios años en Primera División sin abonar traspasos relevantes por jugadores y con ingresos multimillonarios no se llevó a cabo la devolución de la inversión.

También destaca que cuando la SAD estuvo en venta y a punto de desaparecer hasta que Abelardo Fernández y sus guajes obraron el milagro, tampoco se ofreció la posibilidad de ceder las acciones de la familia Fernández a disposición del ciudadano, para, de algún modo, intentar devolver el dinero por la operación de Mareo aunque el valor financiero de sus acciones fuese de cero euros con una deuda impagable sin ascenso. Su apuesta por aguantar hasta el final salió positiva y ahora, después de ser salvados de su propia gestión en más de una oportunidad, si algún día venden, serán millonarios gracias al resto de sus vecinos, que tendrán que darse con un canto en los dientes si al menos la propiedad cae en buenas manos y en algún momento se recompra Mareo para que el famoso dinero vuelva a las arcas municipales, ya que en su día se firmó un «rescate» con devolución moral, pero no escrita por contrato.