Columna de opinión
24 jun 2017 . Actualizado a las 16:09 h.Hoy es un buen día para los amantes de la equidad, y de la justicia divina, e incluso me atrevería asegurar que es un día magnífico para la gente trabajadora. El bueno de Joan Francesc Ferrer firma con uno de los equipos en auge del fútbol español: la Sociedad Deportiva Huesca. Que, por cierto, no son tontos, ni disparan con bolas de goma. El Huesca, que viene de hacer la mejor campaña de su historia, es un club serio, con aspiraciones - y estructura- de Primera, proyectados por la normalidad de Anquela, ahora en el Oviedo.
En El Alcoraz, estadio de los oscenses, tienen una capacidad de 5.500 espectadores. La la Sociedad Deportiva Huesca es un club humilde, habitual de Tercera, pero con un proyecto creciente. La contratación de Rubi, un tipo íntegro, reafirma su apuesta por la normalidad. Anquela y Rubi, dos trabajadores incansables, tienen kilómetros de diferencias entre sus propuestas pero comparten un espacio común: la firme dedicación, el compromiso, y la educación por el fútbol.
Al bueno de Joan Francesc, incapaz de voltear al Titanic, se le presenta ahora una oportunidad para demostrar que, además de ser un trabajador incansable, tiene condiciones para entrenar en la elite.