A la deriva

Josu Alonso
Josu Alonso GIJÓN

SPORTING 1905

Herrera
Herrera

El Sporting navega en un mar de dudas hacia un destino desconocido

28 nov 2017 . Actualizado a las 15:30 h.

Cuando en 1912 se hundió el Titanic nadie contaba con ello. Era un barco fuerte, capaz de soportar cualquier tipo de inclemencia. Eso decían sus constructores hasta que chocó con un iceberg y miles de personas perdieron la vida. Permítase un extracto de la historia para analizar la situación del Sporting que, cada vez más, se parece a la de un barco sin capitán, o al menos, sin un capitán que encuentre la hoja de ruta.

Puntuar fuera de casa es bueno. Claro que lo es, siempre y cuando no seas el rival a batir (una exigencia que te has autoimpuesto) y estés a un suspiro de volver a encajar una derrota. El Sporting se conforma con poco, muy poco. A decir verdad, su conformismo es de tal calado que prácticamente todo vale. Los experimentos en el once se han convertido en una tónica. El Carlos Belmonte fue escenario de una nueva defensa, en este caso con tres centrales. Una zaga formada por cinco hombres cuyo balance se cierra con dos goles encajados, ambos de cabeza. ¿Cómo metiendo más hombres atrás los rivales pueden rematar solos? Cuestión inexplicable.

Esta vez Herrera adelantó los cambios aunque los diez primeros minutos de la segunda mitad el equipo era el mismo. Sin reacción. La entrada de Rubén García y Santos posibilitó que el Sporting soñara con llevarse los tres puntos. El uruguayo se echó el equipo a la espalda e hizo pensar a los valientes rojiblancos que copaban las gradas manchegas que el milagro era posible. Solo fue un sueño. El equipo carece de personalidad, no tiene un sistema de juego definido y salvo latigazos no sabe cómo afrontar los encuentros. El Albacete volvió a ser una buena muestra para añadir en la lista. 16 jornadas han pasado desde que se inició la liga y los rojiblancos todavía están buscando la fórmula. Si tienen que pasar otras 16 ya serán 32.

Lo más desesperante no es ver los partidos del Sporting (que también). Es ver cómo el entrenador trata de defender lo indefendible. Cuando llega el postpartido siempre hay excusas para no asumir los malos planteamientos. «Es muy difícil jugar contra el Albacete», dijo Herrera. Con todos los respetos, el conjunto de Enrique Martín es un recién ascendido de Segunda B, ha habido cambio de banquillo y el equipo estaba en el pozo hasta hace cuatro días. ¿De verdad considera Paco Herrera que el Sporting, un equipo recién descendido de Primera, con un tope salarial que duplica al de su rival, con el único objetivo de ascender tiene tan difícil ganar en el Carlos Belmonte? Herrera desespera al más paciente. «Si nosotros competimos como hemos competido hoy la distancia con los dos primeros se acortará». ¿Competir? Si el Sporting sacó un punto de Albacete fue porque Santos se puso la vitola de líder y saliendo desde el banquillo revolucionó el partido. Ni el propio uruguayo entendió su suplencia. Eso da buena muestra de cómo están las cosas.

El Sporting es octavo con 24 puntos. Por encima tiene a un punto al Numancia, Rayo y Osasuna; a dos el Cádiz, a tres el Granada y a cinco el Huesca y Lugo. Eso por arriba porque pisándole los talones tiene a un punto a Valladolid y Oviedo. ¿De verdad cree el míster que este equipo puede estar arriba? Los rojiblancos ahora mismo son incapaces de generar ilusión en su público, no conectan con la grada y para colmo cada vez son menos los que creen en un posible ascenso. Y esa pérdida de fe no viene motivada por los aires del sur. Viene porque el equipo no juega a nada, porque es doblegado por rivales de bastante menos enjundia y porque cada domingo cuando uno ve el once tiene que tomar una biodramina para no marearse con tanto cambio. Lo dicho, a la deriva.