«Las 4 claves de la victoria del Sporting y del aprobado a Ramírez»

Dani Souto

SPORTING 1905

Miguel Ángel Ramírez
Miguel Ángel Ramírez LaLiga

Texto de análisis

17 mar 2024 . Actualizado a las 14:25 h.

Victoria importante del Real Sporting de Gijón en uno de esos partidos que se afrontan a cara de perro y que tantas veces hemos vivido en Segunda División. Aunque en muchas ocasiones con un desenlace que habría hecho cambiar el comienzo de esta introducción. La AD Alcorcón tenía claro su plan y trató de ejecutarlo, pero un solitario gol de penalti consiguió abrir la lata y ser suficiente para conseguir tres puntos que devuelven a los asturianos a la zona de Playoff. Con el mono de trabajo, sin lujos ni brillo, el Sporting sumó un triunfo clave que analizamos en 4 claves destacadas:

Control de balón para dominar el contexto

El guion de partido venía muy marcado desde la propuesta de ambos conjuntos. Mehdi Nafti reconocía la idea de salir a defenderse adecuadamente, sin grandes riesgos ni exponiéndose en exceso, por lo que sería el Sporting quien tendría que armarse de paciencia para llevar el peso del encuentro con balón y llevar la iniciativa para penetrar el entramado defensivo amarillo. Esto se reflejó fácilmente en dos datos básicos: el 61% de posesión rojiblanca y los 432 pases intentados por parte de los asturianos (271 del rival).

Un dominio del balón que no siempre se traduce en un dominio del partido, pues se cumple también la voluntad del rival de ordenarse y esperar y en ocasiones genera un contexto que les beneficia para transitar. Sin embargo, esta vez sí coincidieron ambas cosas. Los de Miguel Ángel Ramírez trenzaron largas jugadas para intentar llegar a área rival y si bien hubo aspectos a mejorar para finalizar esos ataques y no exponerse a un retorno defensivo, el equipo no sufrió para mantener a raya al conjunto alfarero, estando cómodo a su vez con el control de la pelota, sin apenas errores. Un partido lento, largo y plomizo que había que madurar; justo lo que hizo el Sporting. Sin brillo ni sobresaltos.

Escasa presencia entre líneas para verticalizar y profundizar

Ese dominio del cuero no fue todo lo productivo que se requería. La agresividad entendida desde la posesión, con un juego fluido y buscando el pase vertical, que tantas veces se dio especialmente en casa a lo largo de la temporada, no tuvo cabida esta vez. El Alcorcón, en bloque medio, estrechó mucho al equipo, con poca separación entre sus líneas. Esto favoreció la circulación de balón en la línea defensiva rojiblanca, con la idea de atraer al rival, invitarlo a saltar en la presión estirando al bloque y así liberando un espacio a la espalda a través del que poder verticalizar y liberar alguna marca, plan que explicó Ramírez en rueda de prensa. A pesar de ello, la idea de los de Nafti se mantuvo inalterada y al Sporting le costó sumar esos pases verticales que permitieran girar el juego, encontrar los espacios y amenazar en la profundidad.

La escasa presencia entre líneas fue uno de los puntos clave para entender esto. Villalba, echado hacia dentro como es habitual este año en el rol de teórico extremo izquierdo, no logró encontrar la espalda de la segunda línea alfarera en una línea de pase segura, mientras que el doble pivote rojiblanco, cuando intervenía, lo hacía con todo el bloque rival por delante. Djuka y Otero, por su parte, se alternaban a la hora de bajar unos metros su posición para alejarse de la línea defensiva y amenazar también entre líneas, pero todo era en vano. Las vigilancias del Alcorcón eran muy buenas y el Sporting decidió no asumir riesgos excesivos desde el pase, lo que dificultó encontrar avances claros por dentro para resquebrajar el muro de los de Nafti, que no tuvieron la necesidad siquiera de replegar en su área.

La toma de decisión en los últimos metros nuevamente bajo la lupa

Aun con esas dificultades para avanzar, el Sporting obviamente también llegó a último tercio, especialmente por los costados como principal amenaza. Una amenaza que no se tradujo en realidad todo lo que se pretendía, y es que una vez más al equipo le faltó pulir esa toma de decisión final. En ocasiones por exceso de optimismo en situaciones de inferioridad -Hassan-, centros al área sin una ejecución clara, ya sea desde el momento del centro a la ocupación del área, y nuevamente esa falta de criterio y acierto para finalizar debidamente estas acciones, sea en su elección o su ejecución. Ejemplos de esto los encontramos la jugada de la chilena de Djuka, en una situación muy clara para acabar de otra forma, o en la transición del segundo tiempo entre Mario y Djuka en un 3 para 1. El Sporting generó lo suficiente para cerrar el partido de mejor manera, pero volvió a faltarle esa claridad y calidad en últimos metros para generar más situaciones de gol.

Correcto balance defensivo

El riesgo de mantener el bloque alto, con tus jugadores prácticamente todos en campo rival salvo el guardameta, y teniendo que llevar la iniciativa desde el pase es muy claro: exponerte a cualquier error o pérdida que facilite una contra del rival que te coja desorganizado. Esto no le pasó al Sporting en la noche de ayer. Los de Ramírez mostraron un correcto balance defensivo en el grueso del partido, en algunas jugadas concretas incluso con un esfuerzo y trabajo de hombres de ataque como Villalba o Djuka para parar los intentos de contra de los alfareros. Incluso, en cualquier conato de ataque visitante, los rojiblancos tuvieron la madurez para cortarlo a tiempo antes de que se convirtieran en ocasiones, tanto en los alrededores del área como en el interior de la misma. El Alcorcón, impotente, no superó a un Sporting correcto en fase defensiva a tenor de los riesgos asumidos.

Los cambios

Rivera por Nacho Méndez. Cambio de perfil en la medular para tratar de ganar esa velocidad con balón y amenaza de verticalidad con un jugador como Rivera. Individualmente se notó esa aportación con unos buenos minutos, aunque no consiguió cambiar en exceso la dinámica general.

Mario y Gaspar por Hassan y Villalba. Más presencia interior y de área de cara a un tramo final en el que podría aprovecharse con más posibilidades de transitar y ocupar área. Mario tuvo un par de situaciones, no tan ventajosas como parecía, y no consiguió sacarles rédito.

Varane y Pablo García por Nacho Martín y Cote. Refresco de cara a los últimos minutos de partido sin mayor incidencia.

Nota a Miguel Ángel Ramírez y el resto del cuerpo técnico

Suficiente. El Sporting tuvo el control del partido llevando la iniciativa, minimizando sus errores con balón -algo clave- y estando correcto en fase defensiva desde los balances para no sufrir en transiciones del rival. Sin embargo, la versión con el esférico tuvo un amplio margen de mejora. Un ritmo de circulación demasiado bajo, sin apenas presencia interior para verticalizar el juego y faltando desde ahí esa amenaza en la profundidad hicieron que el Alcorcón tampoco pasara excesivos apuros.

Para colmo, la cara en los últimos metros volvió a dejar a deber, cuando en el último partido en casa sí se había mejorado esa faceta. Un día plomizo en general por un partido plomizo de por sí, que se pudo llevar mejor pero en el que se hizo lo suficiente como para conseguir inclinar a su favor. Al menos, los puntos de mejora están claros. Igualmente, no todos los partidos tendrán un guion tan marcado.