«Las 4 claves de la victoria del Sporting y el aprobado a Ramírez»

Dani Souto

SPORTING 1905

Miguel Ángel Ramírez
Miguel Ángel Ramírez La Liga

Texto de análisis

08 abr 2024 . Actualizado a las 10:42 h.

Importante soplo de aire para el Real Sporting de Gijón con una victoria a domicilio frente al CD Mirandés que permite a los rojiblancos romper su nefasta dinámica lejos de El Molinón y a su vez mantenerse enganchados en la pelea por estar en la zona alta de la clasificación. Los de Miguel Ángel Ramírez fueron claramente de menos a más, con un marcado contraste en el rendimiento colectivo entre el primer y el segundo tiempo. El plan de inicio no resultó productivo, corregido y compensado con los ajustes tácticos al descanso y una versión mucho más acertada en la segunda parte, lo que sirvió para certificar cómodamente una victoria sin sufrimiento final. Analizamos en 4 claves el triunfo rojiblanco:

Descompensados en defensa a partir del plan inicial

Ramírez modificó el plan inicial con algunos cambios de perfiles pero sobre todo en la disposición del equipo. Tres centrales, como viene siendo habitual, pero un rol más próximo al de carrilero para Hassan, a diferencia de partidos anteriores, y tres centrocampistas más marcados por delante, si bien Nacho Méndez ejerció con mayor libertad en la mediapunta. El técnico, tal y como consideró en la rueda de prensa por partido, entendía esta forma de ordenarse como la propicia ante el sistema de ataque de su rival, pero lejos quedó de mostrar esa eficiencia sobre el verde. El equipo se hundía con facilidad y mostró deficiencias a la hora de ocupar los espacios, especialmente por las bandas y a los lados del doble pivote.

Las ayudas de Hassan fueron reduciéndose con el paso de los minutos, lo que obligaba a un ajuste de las marcas por el sector diestro, complicando la papeleta a Róber Pier y exigiendo un extra de trabajo defensivo a un Christian Rivera desubicado. El sistema de ayudas no funcionó y el equipo facilitó el avance por fuera de su rival, que podría haber hecho mucho más daño aprovechando los envíos diagonales y los cambios de orientación, con los que encontraron situaciones de uno para uno en varias ocasiones. Una buena muestra del ineficaz reparto de marcas se dio en el gol local, con Nacho Martín hundido a la altura de la línea defensiva recogiendo en el sector diestro una marca que Djuka, que lo había perseguido hasta escasos metros del área propia, había liberado poco antes. Dudas, espacios y desajustes que dejaron a la luz diversos problemas de los rojiblancos a la hora de replegar.

Descontrol a raíz de la escasa intervención de los centrocampistas

A pesar de contar con 3 centrocampistas, si bien la disposición era similar a la habitual, con un doble pivote (Martín - Rivera) y un futbolista entre líneas en un rol parecido al de Gaspar -con Nacho más asentado por dentro en fase defensiva-, el Sporting no consiguió asentar sus posesiones desde la participación de éstos en la circulación. Con el doble pivote muy hundido y una distancia excesivamente amplia entre la primera y la última línea rojiblanca cuando tocaba construir los ataques, los de Ramírez sumaron muchas dificultades para dar continuidad al juego con este sistema.

Las pérdidas se sucedían sin que apenas se encontrara presencia en campo rival. De hecho, en la acción del primer gol, que sale perfecta con una ejecución de manual, el balón no pasa por ellos. Esto mismo nos indica que no siempre es necesaria su intervención, pero ampliando las miras al global de los 45 primeros minutos se ve la importancia de su participación para poder controlar el partido desde el balón y poder tener continuidad en el juego.

Ajuste al descanso para retomar el control

Los problemas anteriormente citados duraron lo que contempló la primera parte. Al descanso Ramírez introdujo un cambio que reordenó las piezas hacia el sistema más habitual de la temporada, en un 1-4-4-2 en fase defensiva. El equipo ganó equilibrio y consistencia desde el doble pivote, ahora con las ayudas más habituales, especialmente desde los costados. Sin embargo, el principal cambio estuvo con el esférico. Los rojiblancos consiguieron tener mayor continuidad en sus posesiones al contar con más apoyos y capacidad para progresar por dentro, logrando adelantar el bloque, tener mayor presencia en campo rival y, a su vez, con el doble objetivo de defenderse también desde el balón.

El Mirandés, cada vez más empujado hacia su mitad de campo y sin capacidad de reacción al verse despojado del cuero pasó a ser totalmente inofensivo ante un Sporting que recuperó un dominio fundamental tanto en el plano ofensivo como el defensivo. Un factor que además se venía echando en falta especialmente en las últimas semanas.

Efectivos en área rival

Si bien no fue el partido con mayor acumulación de ocasiones claras a favor, de hecho en cuanto a goles esperados -que miden la calidad de las ocasiones- no se alcanzó la unidad (0,87 xG), el acierto esta vez fue pleno en aquellas situaciones más claras de gol, aprovechando las ventajas generadas previamente a la definición.

La gran jugada del primer tanto o el excepcional trabajo individual de Mario en el tercero terminan con dos situaciones de mano a mano con el portero rival muy bien ejecutadas. Mientras, en el segundo gol Nacho también estuvo inteligente para ver el espacio libre en el error de marcaje de los locales y Cote mandó el balón justo a esa zona. Tres jugadas que fueron claras por el buen trabajo previo y que facilitaron el acierto total en área rival, siendo lo más efectivos posible al convertir en gol los 3 remates entre palos de los asturianos. Buenas definiciones pero, sobre todo, una mejoría en Anduva a la hora de fabricar esas ocasiones respecto a jornadas anteriores. En área propia, porque resulta obligatorio mencionarlo, el acierto de Yáñez en la acción del penalti también fue trascendental para el devenir del choque.

Los cambios

Gaspar por Rivera. Cambio fundamental al descanso para cambiar la dinámica del partido, sobre todo desde el funcionamiento colectivo del equipo. Individualmente, Gaspar también consiguió aportar mayor fluidez y participación en el juego que un Rivera desdibujado.

Rosas y Mario por Hassan y Djuka. Reinterpretación del rol por banda con un Guille más acomodado en defensa y ataque, y un Mario que consiguió un golpe de efecto con un gran gol desde la acción individual. Djuka también había aportado sumando incluso una asistencia, pero cargaba a su vez con una cartulina amarilla.

Mesa y Queipo por Nacho Martín y Otero. Cambios en los últimos minutos de partido con el marcador ya decidido, sin mayor tiempo para incidir más allá de una ocasión clara marrada por Queipo al final del choque.

Nota a Miguel Ángel Ramírez y el resto del cuerpo técnico

Bien. Partido con dos caras muy marcadas, desde un planteamiento inicial que no resultó con cambio de sistema incluido, a pesar de que el equipo tuviera el acierto para ponerse pronto por delante, a una segunda parte marcada por un ajuste acertado, la convicción para imponerse desde el control del juego y el plus que dieron los cambios también en lo individual. En la balanza de esta valoración pesa más la capacidad para reordenar al equipo y llevarlo a la dirección correcta en el juego recuperando el dominio que las dificultades mostradas en la primera mitad, que obviamente penalizan.

Será necesario dar continuidad a la versión del segundo tiempo para poder retornar definitivamente a una dinámica positiva fundamental en estas jornadas que restan. Lo visto en el primer tiempo, lejos de olvidarlo, debe servir para tomar nota y aprender, con un cambio de sistema que al menos en este partido no sentó bien al equipo.