«Las 4 claves del empate del Sporting y del aprobado a Ramírez»

Dani Souto

SPORTING 1905

Ramírez
Ramírez LaLiga

Texto de análisis

06 may 2024 . Actualizado a las 12:08 h.

El Real Sporting de Gijón se mantuvo a distancia de un partido de la zona de Playoff gracias a un valioso punto obtenido frente al RCD Espanyol. Más valioso por el rival y el contexto, jugando lejos de El Molinón, que por lo que aporta al casillero en el momento clave de la temporada. El margen se va agotando. Un empate cimentado desde la buena labor defensiva en un partido de dificultades con balón y escaso bagaje ofensivo, pero que aun así pudo decantarse hacia cualquier lado, con un reparto de puntos como desenlace que no puede tildarse de injusto. Analizamos en base a 4 claves destacadas la actuación de los rojiblancos:

Elección de perfiles para un partido vertical

Ya desde el once inicial se identificaba una preferencia del cuerpo técnico pensada para un partido de juego vertical, tanto en fase defensiva como en la ofensiva. Ramírez apostó por Guille Rosas y Diego Sánchez en la línea de retaguardia en detrimento de perfiles más rígidos pero fuertes en el duelo aéreo como los de Alexandru Pascanu y Cali Izquierdoz. Se entendía que estas elecciones permitirían una mejor defensa de las principales virtudes del Espanyol, que prima su juego asociativo y su calidad en el último tercio.

Del mismo modo la vuelta de Juan Otero y su emparejamiento en la punta del ataque con Mario González, relegando a Uros Djurdjevic al banquillo. Misma intención de sumar dos activos que pueden funcionar como apoyo ante el envío vertical, pero que bien pueden romper al espacio o atacar la profundidad tras robo -como en la acción del gol anulado al burgalés-. Apuestas que con el transcurso del partido tuvieron su razón de ser. El equipo, eso sí, echó en falta algo más de finura y criterio a la hora de ejecutar especialmente sus transiciones al llegar al último tercio de campo.

Dificultades en salida de balón

En cuanto a ejecución, hubo dos versiones bien diferenciadas del Sporting en su rendimiento. Con balón el equipo ofreció una cara mucho peor que sin él. En fase ofensiva los problemas empezaron desde primera línea. El Espanyol, en un sistema prácticamente espejo -un 1-4-4-2 sobre el papel pero en ataque con mucho más recorrido ofensivo de su lateral izquierdo que el derecho y presencia interior del extremo de ese lado, Puado-, apretó con marcas individuales en la segunda línea rojiblanca en la presión alta, orientando la salida de los asturianos hacia fuera para ahí ahogar al lateral y con vigilancias muy cercanas que impidieran entrar en juego a los pivotes.

De inicio, los de Ramírez buscaron solución desde el pase vertical del central al apoyo de los puntas, sobre todo a través de Insua, saltando dos líneas de presión y triangulando a partir de ahí con la incorporación de jugadores por fuera. Una alternativa a la que le faltó precisión y atino en la ejecución para terminar de ser una solución. Sin esa vía ni ninguna otra, el Sporting apenas tuvo continuidad con balón a la hora de construir sus ataques a pesar de la voluntad de combinar desde primera línea.

El lastre de las pérdidas tanto en ataque como en defensa

Relacionado con lo anterior y sobre todo con ese pase vertical para llegar a campo contrario, las pérdidas fueron una constante que mellaron las posibilidades ofensivas de los rojiblancos. Ni las descargas de los puntas ni especialmente las recepciones entre líneas de Gaspar -en un contexto que no le beneficia al recibir de espaldas con un defensor cerca- fueron acertadas. Pero no sólo se quedó ahí, sino que las pérdidas en campo propio, también numerosas repartidas entre los laterales y especialmente los pivotes cuando lograban entrar en juego, pusieron en varios aprietos a la defensa sportinguista, cogiendo al equipo ordenado para el ataque, siendo amplio y con mucho jugador por delante de la altura del balón, pero desordenado por ende en defensa.

No hubo daños mayores que lamentar, pero el propio Sporting generó un contexto propicio para que el Espanyol dañara en transición, una de sus mayores amenazas. Tras la pérdida, la labor de repliegue de los asturianos fue elogiable en un nuevo día en el que la presión tras pérdida tampoco logró marcar diferencias.

Defensa del área casi sin errores

Continuando con lo anterior y entrando de lleno ya en el apartado defensivo, es aquí donde encontramos el principal punto positivo a rescatar del partido del Sporting. Un encuentro que termina con 0-0, quedando imbatido fuera de casa por primera vez desde noviembre y sin apenas recibir remates entre palos, da demasiadas muestras de que el trabajo defensivo fue bueno en líneas generales. Salvo en una situación, Rubén Yáñez estuvo seguro en sus intervenciones, especialmente exigido en salidas por alto ante centros laterales. Unos envíos al área que, reforzando esa apuesta de los perfiles de inicio, no tuvieron peligro en una mezcla de imprecisiones de los locales y de contundencia de los rojiblancos, especialmente reflejada en un Pablo Insua que comandó el área de penalti.

En los duelos el equipo mostró la intensidad que faltó en otras ocasiones y se dieron ayudas necesarias, sobre todo por los costados y en un papel destacado de Guille Rosas en este aspecto. Prácticamente sin borrones el partido en el primer tercio de campo sportinguista en lo que fue lo más destacado para bien del día.

Los cambios

Villalba por Gaspar. Se mantuvo el sistema, aunque con la entrada de Villalba se ganó un perfil idóneo para dar continuidad al juego vertical con sus recepciones entre líneas, algo que le faltó a Gaspar ayer, y con sus largas conducciones para dinamizar el juego con balón de los rojiblancos. Algo necesario y que dio un pequeño extra al equipo.

Queipo por Hassan. Mismo perfil en cuanto a posición, con Queipo pudiendo entrar más en juego por el carril central sustituyendo a un Hassan ya mostrando signos de fatiga. No fue un cambio con especial incidencia -más allá de la ocasión final-

Mesa y Djuka por Nacho Méndez y Mario. Hombre por hombre para una última intentona en los minutos finales, aunque sin mayor incidencia, si bien Roque protagonizó buena parte de la última ocasión rojiblanca.

Nota a Miguel Ángel Ramírez y el resto del cuerpo técnico

Suficiente. Difícil equilibrar la balanza en un partido con dos versiones tan marcadas. Por un lado, un excelso trabajo defensivo tanto en lo individual como en lo colectivo, especialmente en el entorno cercano a la portería de Yáñez. Sin embargo, las dificultades del equipo con balón, que bien pudo aprovechar un par de situaciones en transición tras robo e incluso una jugada a balón parado, marcaron el pobre bagaje ofensivo del equipo en el global del encuentro. El Sporting mostró diversos problemas para construir sus ataques y no se dio con una solución. Más allá del rival y su contexto, ya puesto en valor, los rojiblancos dejaron a deber algo más de pegada y amenaza para poder haber estado más cerca de llevarse algo más que el empate y redondear el buen hacer defensivo. Con eso, del suficiente seguramente se podría haber pasado a una nota mucho más alta, pero eso ya es fútbol ficción.

La realidad es que el equipo está a 2 puntos del Playoff, con todo por pelear y habiendo mejorado sus sensaciones recientes para, ahora sí, dar un golpe sobre la mesa ante el Andorra. Están obligados a ello.